Todos necesitamos un refugio, un escondite. Un lugar que nos reconforte y podamos ser nosotros mismo y no tener que preocuparnos por quien nos pueda ver. El mío era en los Jardines de Hëne. En ellos se habían recreado hermosos paisajes de los mundos que más habían impactado a mi padre y sus antecesores. Alrededor de nuestra fortaleza y la Manoir Hëne. Es impresionante ver los diferentes paisajes. Bien podías coincidir con un hermoso desierto; replica de las tierras de los Gombush <<Oh, seres sumamente amargados, pequeños de aspecto horrible con su cabeza plana y ojos saltones, dientes afilados, regordetes>> los mejores cultivadores que he conocido. Irónicamente. Viviendo en una tierra bastante estéril. Sus frutos son codiciados por todo el plano existencial. Aunque yo ya no soy de sus personas favoritas, mis mañanas eran las más dulces gracias a ellos. También podrías encontrarte con una hermosa nevada. Los únicos Jardines que representaban en todo su esplendor nuestra tierra, son los jardines cerrados para uso exclusivo de mi madre.
Mi lugar es el más sencillo de todos. Es la réplica de un paisaje de la tierra de una luna y un sol, en él hay un gran lago que tiene un borde infinito, está rodeado por un hermoso bosque colmado de diferentes árboles que te roban el aliento. Hay una orilla del lago que está dividido a base de una cantidad inimaginable de flores preciosas que lo vuelven una pequeña piscina natural. Cerca de ella se pasean de un lado a otro pequeñas mariposas azules, amarillas, blancas y rosadas dándole un hermoso toque al estanque. La cantidad de preciosas criaturas es sorpréndete, pero lo mejor de todo es que aquí podemos practicar con todos los elementos (tierra, agua, aire, fuego), además de crear energía. Casi se podría decir que empezamos a manejar bien el éter. Sin ser observados, ni cuestionados. Aquí nadie me buscaría.
—Kaindalusi, ¿qué tanto haces arriba?
Excepto él.
Salgo de mi escondite entre las ramas del árbol tratando de parecer ágil y agraciada. Salto y caigo con la sutileza de un Onwiss. Que es lo mismo a una bestia grande y peluda. Frente a mi padre. Al menos no caí sobre mi trasero.
—Hola, padre —lo saludo sin formalismo, aprovechando la soledad que nos rodea. —Nada solo esperaba a mis hermanos.
—No vendrán. Los envié a Xion, seremos solos tú y yo unos días. —No puedo evitar sentir un escalofrío por todo el cuerpo.
A pesar de ser Xion uno de los planetas más hermosos que he visitado, sus guerreros son… Bueno, los más temidos en el plano infinito. Frunzo mis labios en un puchero lastimero y pongo la mejor versión de mi cara triste.
—No, princesa. Eres demasiado joven para ir con tus hermanos a ese planeta de bárbaros. —Mis ojos amenazan con salirse de mi cuenca ocular.
¿¡Pero qué dice!?
Esa es la mentira más grande que hay. ¡Si es que tenemos el mismo tiempo de vida!. Además, las instrucciones que ellos reciben no solo los vuelven el arma perfecta, sino que también unos caballeros de modales inmejorables. En ese planeta no son bárbaros. Bueno al menos fuera del campo de batalla, no lo son. —Padre recuerdo oírte decir que Xarthaniel fue quien te enseño a bailar para impresionar a nuestra madre y sus modelas eran a por mucho, mejores que los tuyos. Y estoy más que segura que luego de siete respiraciones y pujar, no cuenta para usar la palabra menor entre nosotros.
—Bueno tu sí que te tomaste tu tiempo, ¿no? Tus hermanos salieron uno detrás del otro.
—Lo bueno se hace esperar. —Le replico.
—De acuerdo. Las palabras Xarthaniel y Baile, son una combinación que yo no usaría juntas en futuras frases. —Lo dice en tono cómplice y mirando hacia los lados como si conspiráramos.
—Para mí no, él es mi Adeer Xar y me debe un paseo en Shades. —Me volteo al ver que voy caminando sola.
A ahí está mi padre. Boqueando como Neswims sin agua. —Si me sigues mirando así, se te van a salir los ojos. —Él menea la cabeza asimilando mis palabras.
—Shades. —Repite más para sí mismo que para mí.
Y no entiendo cuál es el problema. Aunque mi Adeer no los puede montar. Conoce bastante bien a unos jinetes. Nadie mejor que ellos para dejarme volar en uno. Al menos una sola vez o eso intentamos.
—¿Shades?, las mismas bestias cola de escorpión, con cuerpo de caballo, alas esqueléticas igual que su cráneo. ¡Ha! Y si eso no es suficiente, su cabeza esquelética parece forrada en cuero, sus ojos son como dos pozos negros que se alimentan de energia y éter.
—¿Amm?... —Me lanza una mirada pétrea y me adelanto a lo que sea que su mente esté procesando para decirme.
— Sí, pero recuerda el conglomerado de SURKYS que pasaron unas lunas aquí. Entre ellos había unos jinetes, nos enseñaron lo básico. Landers puede montar, Laban se desvaneció con ellos. Fue increíble, un momento estaba y al otro PUFF nada solo humo, cuando sea mayor tal vez consiga el mío propio y establezca conexión. —Me encojo de hombros y retomo el camino vía la fortaleza.
—¿Dónde estaba Cross?
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Editado: 26.09.2021