Court

«𝙻𝚘𝚜 𝚍𝚒𝚘𝚜𝚎𝚜 𝚜𝚊𝚋𝚎𝚗 𝚕𝚊 𝚟𝚎𝚛𝚍𝚊𝚍»
«𝙻𝚘𝚜 𝚍𝚒𝚘𝚜𝚎𝚜 𝚜𝚊𝚋𝚎𝚗 𝚕𝚊 𝚟𝚎𝚛𝚍𝚊𝚍»

«𝙻𝚘𝚜 𝚖𝚎𝚗𝚝𝚊𝚕𝚎𝚜 𝚍𝚎𝚋𝚎𝚛𝚒́𝚊𝚗 𝚎𝚜𝚝𝚊𝚛 𝚖𝚞𝚎𝚛𝚝𝚘𝚜»

Cʟᴀɪʀᴇ Vᴇʀᴜx

« 𝐉𝐚𝐦𝐚́𝐬 𝐥𝐥𝐞𝐠𝐚𝐫𝐚́𝐧 𝐚 𝐦𝐢»

Nᴀᴛʜᴀɴ Vʏᴛᴏʀᴇ

«𝐇𝐚𝐧 𝐦𝐚𝐧𝐝𝐚𝐝𝐨 𝐜𝐚𝐳𝐚𝐫 𝐚 𝐥𝐚 𝐡𝐞𝐫𝐞𝐝𝐞𝐫𝐚»

Fʀᴀɴᴋ Vᴇʀᴜx

«𝐋𝐚 𝐩𝐫𝐨𝐭𝐞𝐠𝐞𝐫𝐞́ 𝐚𝐧𝐭𝐞 𝐭𝐨𝐝𝐨»

Kᴀʀʟᴀ Hᴇʀʙ

«𝐑𝐞𝐜𝐮𝐞𝐫𝐝𝐚 𝐭𝐮 𝐥𝐮𝐠𝐚𝐫,𝐜𝐚𝐦𝐩𝐞𝐬𝐢𝐧𝐚»

Rᴇʏɴᴀ Tʜᴏᴍs

«𝐌𝐞 𝐚𝐠𝐫𝐚𝐝𝐚𝐬, 𝐚𝐦𝐢𝐠𝐚𝐬?»

Lɪᴀɴɴᴇ Vʏᴛᴏʀᴇ

«𝐒𝐨𝐲 𝐥𝐚 𝐦𝐞𝐧𝐨𝐫 𝐝𝐞 𝐭𝐫𝐞𝐬 𝐡𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐨𝐬»

Mᴀᴄ Vʏᴛᴏʀᴇ

«𝐍𝐨 𝐬𝐨𝐲 𝐞𝐥»

Yᴀʟɪʟᴀʜ Kᴀɴɴᴇ

«𝐃𝐢 𝐚𝐥𝐠𝐨 𝐲 𝐧𝐨 𝐝𝐮𝐝𝐚𝐫𝐞́ 𝐞𝐧 𝐚𝐜𝐚𝐛𝐚𝐫 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐢𝐠𝐨»

Dᴀʏʟᴀɴ Kᴀɴɴᴇ

«𝐅𝐮𝐞𝐠𝐨... 𝐂𝐮𝐢𝐝𝐚𝐝𝐨»

Jᴀᴄᴏʙ Vʏᴛᴏʀᴇ

«𝐋𝐚𝐬 𝐝𝐞𝐬𝐭𝐫𝐨𝐳𝐚𝐫𝐞́»

Cᴏʀʀɪɴᴇ Vʏᴛᴏʀᴇ

«𝐒𝐢 𝐥𝐞 𝐡𝐚𝐜𝐞𝐬 𝐝𝐚𝐧̃𝐨, 𝐭𝐞 𝐦𝐚𝐭𝐚𝐫𝐞́»

Cʀᴀɪɢ Lᴏғs

«𝐓𝐮 𝐦𝐞 𝐨𝐝𝐢𝐚𝐬, 𝐲𝐨 𝐭𝐞 𝐨𝐝𝐢𝐨, 𝐞𝐧 𝐩𝐚𝐳?»

«𝐓𝐮 𝐦𝐞 𝐨𝐝𝐢𝐚𝐬, 𝐲𝐨 𝐭𝐞 𝐨𝐝𝐢𝐨, 𝐞𝐧 𝐩𝐚𝐳?»        

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Hace siglos que se formó El Imperio. Hubo una vez, un ser con el corazón más negro que el carbón. La princesa Dioné llena de amargura, dolor y odio en su corazón, dejó que estos fluyeran libremente. Fue en el reinado de Dioné, la terrorífica, que la paz que habían mantenido los cazadores; seres mortales con algún don, con las brujas, se rompió. Al ver la crueldad de aquella mujer; hombres y mujeres; brujas y cazadores, se unieron para derrocarla. Pero, no fue suficiente. Dioné contaba con un gran poder en ella y un poderoso grupo entrenado por ella misma. La Guardia Nocturna. Tras años de batallas, consiguieron derrotarla. Pero, no pudieron erradicar ni curar el dolor que habían supuesto aquellos largos años. Pérdidas, de los dos bandos, hicieron lo contrario de lo esperado. Se echaron la culpa mutuamente. Y, una nueva guerra estalló. Sin control, principio o fin, se alargó otra vez por años. Hasta que Geneva, la heredera e hija de Dioné, cumplió los años requeridos, 16, para poder tomar el trono. Fueron duros los años que Geneva tuvo que luchar contra los cazadores para poder, finalmente, firmar un trato con ellos para evitar más derramamiento de sangre. Pero el odio y resentimiento no podía desaparecer con un chasquido de dedos. Seguía allí hasta los tiempos actuales. Otra cosa que Geneva tuvo que enfrentar fue la división que El Imperio sufrió. La división en elementos. Eran muchos los que deseaban separarse de sus similares y agruparse con sus iguales. Geneva luchó hasta el último momento contra aquella división pero su lucha terminó cuando murió. Sin explicaciones. De la noche a la mañana. Sin ningún rastro suyo. Tan sólo desapareció y se dio por muerta. Con tan sólo 14 años, Xenius, su hijo, tuvo que asumir respondabilidades. Su tío Carlos, fue regente hasta que su sobrino cumplió los años necesarios. Cuando lo hizo, ya era demasiado tarde. Los cazadores ya no eran amenaza pero la división era innegable. Tres generaciones lucharon contra aquello. Pero no fue suficiente. El Imperio se dividió en cuatro. Aquel vasto terreno se repartió entre los cuatro nuevos reinos. Con una nueva líder en cada lugar, se formaron los cuatro reinos actuales. 
Décadas más tarde, un conflicto entre cazadores y brujos estalló, otra vez. Los antiguos rencores habían sido revueltos desde el oscuro cajón que la mayoría había escondido en su corazón. Pero seguía allí. A la espera de ser removido. Finalmente, la intervención de la  Guardia Nocturna, sin seguir ninguna orden, fue lo que pudo detener la guerra. Con su gran poder, redució a cenizas el campo de combate y a los que allí luchaban. Brujos o no. Para después desaparecer. No quedó ningún rostro de los asesinos.




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