Crazy Love.

Capítulo 1. (Parte I)

Cuatros años antes.

— ¡Me voy a casar, es uno de los días mas importantes de mi vida y aun así no piensas venir!—Finge llorar por la línea telefónica. Ruedo los ojos.

—Oye, Queen del drama, ni que fuera la primera vez que te casas ¿Este es qué? ¿El cuarto matrimonio?

—No te doy un sillazo por respeto a la silla.

—Ya entendí, déjame adelantar el examen junto con otras millones de cosas. En serio, Lola, no sé porque te vuelves a casar si él es un idiota.

—Te amo, te amo, gracias. Vente sexy, nena, te tienes que venir tres días antes para la despedida de soltera y acuérdate que eres mi dama de honor. —Grita a través del auricular.

Resoplo. —Sigo sin entender porque tanta preparación, pero adelante, es tu decisión no la mía.

Cuelgo con una sonrisa de medio lado, me da risa su actitud, es su cuarto matrimonios y se emociona como si fuera el primero. Lola desde siempre ha sido así, muy enamoradiza, desde que estábamos pequeñas, pensé que con todas las desilusiones amorosas que había tenido, la iban a volver mas cerrada y mas estrictas con respecto a elegir a sus parejas, pero vaya que equivocada estaba. En tan solo cinco años ha tenido 3 matrimonios, con este es el cuarto y el peor de todos.

Salgo de mi apartamento con los audífonos puestos, dirigiéndome a mi último día de curso de gastronomía, hoy tendré mi diploma y seré libre, ya que me había graduado hace dos semanas y obtuve mi título de economía y financias, después de eso tendría que entrar al mundo laborar, por supuesto no sería mi primer trabajo, pero ya no podía seguir trabando en el restaurante con ese tedioso que es mi jefe. Lo bueno de mi título en economía y finanzas es que el líder del equipo puede mandarnos a trabajar en cualquier empresa que beneficie a nosotros y a dicha empresa en cual quedemos.

Llego a la escuela de gastronomía, entro al salón de clases ya vestida con mi uniforme de Chefs y me dispongo a sentar en las primeras mesas.

—Buenos días, mis niñas, no se levanten. Hoy es un gran día, porque hoy se entregaran los diplomas y estarán listas para cumplir sus sueños. —La Chefs, Eiza empieza a aplaudir emocionada. — Muy bien, hoy solo tendrán que hacer un riquísimo plato principal, pues es muy importante a la hora de impresionar. Pueden comenzar.

Cada chica del curso, incluyéndome nos levantamos a buscar los materiales que íbamos a utilizar, carne, vegetales, aliños, salsas etc.

Dos horas después, suelto los materiales cuando la campanita que indica que el tiempo se agotó suena. La instructora, nos indica que nos sentemos y nos pongamos en posición de descanso a esperar el veredicto de los jueces. Cuando llegan a mi mesa, estoy temblando cual perro chigua-gua, levanto la cabeza y les doy una breve sonrisa. Proceden a agarrar un tenedor cada uno de los 4 jueces, incluyendo a la Chefs Eiza.

—Felicidades, Seli. —Me entregan el título de graduada la medalla y me estrechan las manos. Salgo de allí corriendo y gritando como loca, junto con mis compañeras que también recibieron su título.

—Esto hay que celebrarlo, Perras. —Todas Rodamos los ojos pero el apodo de Janet. Reímos carcajadas y procedemos a salir del instituto.

Tres horas después estamos en un club celebrando y bebiendo. Era nuestra cuarta ronda de tragos y sentía que en cualquier momento iba a perder el sentido. Charlábamos como locas y las carcajadas iban aumentando con el paso de cada trago. Las chicas se levanta y se dirigen al centro de la pista de baile, me tomo el último trago y me voy donde están bailando.

— ¡A bailar, antes que se acabe el mundo, sin parar, yeah, yeah yeah! —Cantábamos a todo pulmón.

Movía mis caderas al ritmo de la música. Mis amigas se van a sentar, mas yo aún me quedo en la pista bailando con un chico.

Tres músicas mas y decido sentarme a beber, pues tengo la garganta seca de tanto cantar y me duelen las piernas. Me dirijo a la mesa cantando.

Oh, un, dos, tres

Un, dos, tres

Si te doy un beso ya estás a mis pies.

Siento un breve choque a mi lado.

—Lo siento, fue sin culpa. —Levanto la cabeza lentamente. Hago una mueca. Su camisa blanca está totalmente manchada con un líquido rojo. —Mierda, lo siento.

—¿Eres ciega o algo por el estilo? —Abro la boca sorprendida.

—¿Te dejaron caer cuando eras niño o vienes así de fábrica? Idiota. —Ruedo los ojos y me encamino hacía la mesa con mis amigas.

A pasar las horas, las chicas se iban yendo, hasta que solo quedamos Janet, Tania y yo. 

 

  — Dime loca, pero ese hombre te está viendo.— Tania  susurra en mi oido. Janet y yo volteamos disimuladamente, en realidad, yo voltee disimuladamente, Janet parecía el exorcista.

— Es sexy.—   Janet habla.

  — Es un idiota, me dijo si estaba ciega, ademas quien le mandó de estar atravesado. — Se me queda mirando por uno segundo, desafiandome con la mirada, y yo con gusto le sigo el juego, hasta que sonrie picaramente, alzo la ceja confundida. 



#32505 en Otros
#4509 en Aventura
#4715 en Humor

En el texto hay: humor, traicion, secretos

Editado: 03.09.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.