18. Busan [Namjoon]

Cuando llegué a Busan, descubrí que no podía adentrarme en la ciudad. El sol resplandecía demasiado y seguía en lo alto del cielo y, aunque llevaba las lunas tintadas para protegerme, no había razón para correr riesgos innecesarios. O más riesgos innecesarios, debería decir.

Qué condescendiente había sido en el pasado al juzgar Hoseok por sus actos irreflexivos o a Yoongi por su falta de disciplina. Ahora era yo quien incumplía conscientemente las reglas, con un abandono y una insensatez que, en comparación, convertía sus fallas en nimiedades. Yo solía ser el responsable.

Suspiré.

Estaba seguro de que sería capaz de encontrar los pensamientos de Mark desde la distancia. Los suyos eran más escandalosos que los de BamBam, pero, una vez que encontrase al primero, no tardaría en oír al segundo. Más tarde, cuando las sombras empezaran a alargarse, podría acercarme más. Salí de la carretera justo antes de entrar a la ciudad y me detuve en un camino que no parecía usarse con demasiada frecuencia.

Sabía en qué dirección buscar: en Busan no había muchas tiendas de trajes para graduaciones. No tardé en encontrar a Mark, que daba vueltas frente a un espejo tríptico, y entonces vi a Jin en su visión periférica, alabando el traje negro y largo que su amigo llevaba puesto.

Jin sigue cabreado, ja, ja. BamBam tenía razón, Kai es un engreído. Pero no me puedo creer que le haya molestado tanto. Al menos él sabe que tiene una cita asegurada para el baile de fin de curso. ¿Y si Jackson no se lo pasa bien en el baile del sábado y no me vuelve a pedir salir? ¿Y si le pide a Jin que vaya al baile de fin de curso con él? ¿Pensará que es más guapo que yo? ¿Piensa el que es más guapo que yo?

— Creo que el azul me gusta más. Te resalta mucho el color de los ojos.

Mark le sonrió a Jin con falso afecto mientras la miraba con suspicacia.

¿Lo piensa de verdad? ¿O quiere que el sábado parezca una vaca?

Ya me estaba hartando de escuchar a Mark. Busqué a BamBam a su alrededor, pero el chico se estaba cambiando de traje, así que salí a toda prisa de su mente para darle un poco de intimidad.

Bueno, Jin no podía meterse en muchos líos en unos grandes almacenes. Decidí dejar que hicieran sus compras y volver cuando hubieran acabado.

El cielo no tardaría mucho en oscurecerse: las nubes estaban volviendo, flotando a la deriva desde el oeste. Solo alcanzaba a atisbarlas intermitentemente a través de los gruesos árboles, pero sabía que acelerarían la llegada del crepúsculo. Les di la bienvenida, ansiaba sus sombras mucho más de lo que nunca antes las había anhelado.

Al día siguiente volvería a sentarme junto a Jin en el instituto, volvería a monopolizar su atención a la hora de comer. Podría hacerle todas las preguntas que me había estado guardando.

Así que estaba furioso por lo que Kai había dado por hecho. Yo ya lo había visto en la mente del chico: cuando le había dicho a Jin que todavía les quedaba el baile de fin de curso, lo había hecho de forma literal, estaba reclamando su territorio.

Recordé la expresión de incredulidad e indignación de Jin de la tarde anterior y me eché a reír. Me pregunté qué le diría a Kai. ¿O quizá preferiría fingir ignorancia, marcarse un farol y esperar que eso lo disuadiera? Sería interesante ver qué hacía.

El tiempo pasaba despacio mientras esperaba a que las sombras se alargaran. De vez en cuando echaba un vistazo a los pensamientos de Mark; su voz interior era la más fácil de encontrar, pero no me gustaba permanecer ahí mucho tiempo. Vi el lugar donde pensaban ir a cenar. Para entonces ya habría oscurecido…

Quizá yo elegiría el mismo restaurante por casualidad. Me metí la mano en el bolsillo y toqué el teléfono, pensando en invitar a Jimin a que me acompañase. Estaría encantado, pero también querría hablar con Jin. No estaba convencido de querer que el chico acabase más involucrado en mi mundo. ¿No tenía ya bastantes problemas con un solo vampiro?

Volví a echar un vistazo rutinario a Mark. Estaba pensando en sus joyas y le pedía opinión a BamBam.

—Igual debería devolver el collar. En casa tengo uno que seguramente me combine y ya me he gastado más de lo que debía. Mi madre se subirá por las paredes. ¿Cómo se me ha ocurrido?

—No me importa volver a la tienda. Pero ¿no crees que Jin nos estará buscando?

¿Qué quería decir eso? ¿Jin no estaba con ellos? Primero miré a través de los ojos de Mark y luego cambié a los de BamBam. Estaban en la acera frente a una hilera de tiendas y acababan de dar media vuelta. Jin no estaba por ninguna parte.

Uf, ¿y a quién le importa Jin?, pensó Mark con impaciencia antes de responder la pregunta de BamBam.

—Estará bien. Llegaremos al restaurante con tiempo de sobra, aunque volvamos a la tienda. Además, me parece que le apetecía estar solo.

Vislumbré una imagen fugaz de la librería a la que Mark pensaba que Jin había ido.

—Bueno, pues démonos prisa —contestó BamBam.

Espero que Jin no piense que le hemos dado esquinazo. Antes, en el coche, ha sido muy amable conmigo. Pero ha estado un poco triste todo el día. ¿Será por Jung Namjoon? Seguro que por eso nos ha preguntado por su familia.

Tendría que haber prestado más atención. ¿Qué me había perdido? ¿Jin estaba deambulando por ahí solo y había preguntado por mí? BamBam estaba escuchando a Mark —que parloteaba y parloteaba sobre el imbécil de Jackson— y ya no iba a conseguir sacarle más información.

Evalué las sombras. El sol no tardaría en esconderse tras las nubes. Si me quedaba en la parte oeste de la carretera, donde los edificios proyectarían su sombra bajo la tenue luz… Mientras conducía a través del escaso tráfico hacia el centro de la ciudad, empecé a ponerme nervioso. No había previsto que Jin se marchase solo y no tenía ni idea de cómo encontrarlo.