Corro por el bosque sintiendo mi cuerpo más pesado de lo normal, aún me duele el cuello por lo fuerte que me sostuvo Ksur, quizá el tenga razón y solo he pensado en lo que quiero, pero eso no evita que quiera a Meize de vuelta, la quiero ahora. Quizá con ella aquí enfrentaría mejor las cosas, toda esta información.
Si tan sólo el estúpido de Debik la hubiese protegido más, si tan solo yo la hubiese protegido más.
-¡Cresendia!- escucho los gritos de mi hermano, se está acercando.
Corro lo más rápido que puedo, pero mis alas me estorban, siento que pesan demasiado. Una de ellas impacta contra un árbol haciendo que pierda el equilibrio unos instantes.
-¡Cresendia!- mierda, esta cada vez más cerca de mi.
Cuando vuelvo a tener equilibro sigo corriendo. Corro como si no hubiese un mañana, no quiero ver a mi hermano, no quiero oir como me vuelve a mentir, como me oculta cosas. Si tan sólo fuese sincero conmigo. Él y su amigo son fuertes quizá me hubiesen ayudado a defender a Meize, quizá ella hubiese estado viva.
De la nada siento un fuerte impacto en mi espalda que hace que caiga sobre el suelo. Trago tierra casi al instante. Toso un poco para sentirme mejor mientras escupo toda la tierra de mi boca.
La persona detrás de mi me hace girar haciendo que una de mis alas quede bajo mi espalda causandome un gran dolor. El dolor hace que libere un grito. De veras duele.
-No huyas de mi, quiero hablar contigo- la voz de mi hermano es igual que siempre, seductora.
-Tú y yo no tenemos nada de que hablar, me traicionaste, dejaste que Meize muriera.- digo retorciendome, esto solo causa que me lastime más el ala flexionada.
-Yo no quería hacerlo, ni siquiera me di cuenta de que era Meize hasta que ya era muy tarde.- esta vez suena más sincero. Dejo de moverme debajo de él pues se que eso solo me hará más daño.
-Tú solo querías que volvieran mis poderes ¿no es cierto?- digo recordando lo que me había explicado sobre un sentimiento puro.- así te ayudo a lo que sea que estés planeando.
-Cressi escuchame, no estas siendo coerente en lo que dices. Yo jamás quisiera hacerte daño.- de repente recuerdo el niño que vi en mis memorias. Ese vidente de cabellera negra.
-¿Quién era el niño?
-¿Qué niño?- responde mi hermano.
-El de mis memorias, él.- mi hermano se ve abatido, como si algo le doliera muy dentro.- ¿Christopher?
-Su nombre es Dante.- dice mi hermano mientras me suelta y se baja de encima mio.
Por alguna razón no corro. Me quedo ahi, en ese lugar, esperando impaciente lo que mi hermano va a decir
-Él alguna vez fue tu mejor amigo de la infancia. Pero yo le odiaba- el rostro de mi hermano se ensombreció- siempre que el llegaba tú me hacías a un lado, siempre acaparó tu atención. Decía cosas que ninguno de los dos entendía pero por alguna razón siempre le escuchaste como si te estuviese contando el mejor cuento del mundo. Un día no lo soporte, lo arrinconé y le golpee, le dije que si se volvía a acercar a ti le mataría, a pesar de que era vidente y sabía que no era cierto no volvió a aparecer. Fue un poco complicado hacer que no pensaras en el pero al final lo logré, lo saque de tu vida.- lo que mi hermano me está contando es totalmente cruel. Penso en él antes que en mí.
-Claro, ahora todo tiene sentido- empiezo a decir y mi hermano me mira sin entender- él contaba con que algún día vería ese recuerdi. Por eso me advirtió. Me estaba advirtiendo de ti.- me pongo de pies he intento ignorar el dolor de mi ala. Mi hermano hace lo mismo he intenta acercarse.
-No Cresendia, no es lo que crees. Si hice eso fue por celos pero nunca te traicionaria.
-Y dime ¿como se llama lo que hiciste con Meize? ¡La dejaste morir!
-Ya te dije que eso no fue mi culpa.
-¡No te creo!- grito acercándome a él y dándole una fuerte patada en sus genitales.
Esto causa que se doblegue y me da el tiempo suficiente para correr de él. Tengo que alejarme de mi hermano, él me va a traicionar. Voy a ir con la única persona que me queda en este momento.
Toqué con desesperación las puertas del palacio de Jad, es un poco tarde pero se que alguien me puede abrir. Toqué y toqué hasta que al fin veo una luz encenderse.
-Por todos los cielos ¿que es este escándalo?- dice una señora detrás de la puerta mientras la abre.
-Lamento molestarla a estas horas- me apresuré a decir, mientras desvío la mirada al jardín - pero vengo desde muy lejos en busca de...
-¿Una Imponente aquí?- dice la señora.
Su mirada es inconfundible, cualquier mirada de un Veltro a un imponente, me mira como una basura, con desagrado. Me detengo a observar un poco a la mujer, no es tan alta, apenas es de mi tamaño, tiene el pelo bien recogido en un moño bajo, su pelo es marrón, ya casi no existen pelos de ese color, sus ojos están tapados por unos lentes. Es la típica mujer estricta de la escuela. Algo así como la profesora Gaston aunque sin alas. No se si esta señora sea profesora de Aztri pero tengo que intentar. Para los Veltros que la Penitenciaria le queda muy lejos de casa existe el Palacio de Jad, es un hogar para profesores y estudiantes, así que con tantos profesores ni siquiera se si esta señora conoce a Aztri.