136
La nieve cae ante el silencio,
tan frágil, callada, bendita…
¡Tan dócil y casta!
Tan pura como un alma marchita.
La nieve cae, tan efímera,
única en su universo siniestro;
teñida de amor, de frío y de invierno,
teñida de colores de pena y dolor,
con rasgos de humano calor
y rezagos de almas perdidas en el viento.
¡Y los copos caen!
Caen como risas calladas por el tiempo,
como frágiles perlas líquidas derramadas;
caen como palabras marchitas tiradas al viento,
caen solas, inocentes…
caen como lo hace el amor verdadero.
¡Y ella cae!
En conjuntos serenos,
en vorágines suaves de seres fugaces;
hecha de copos, de vidas irreales
que bailan cayendo hacia la muerte ignorada.
137
Nunca despierten a mí ser, no lo molesten,
no empapen sus días con voces infames,
no lo desesperen con cuentos de ayeres,
no lo despierten, déjenlo ahí,
yaciendo entre el abandono y la nada,
bajo el manto de estrellas desveladas,
¡no lo molesten con sus risas macabras!
En zozobra abandónenlo, intacto ante sí.
¡No le despierten! Soñando reposa;
con frágiles seres y silencios eternos
gusta de soñar, de perderse entre ellos;
¡no invadan su oscuro universo irreal!
138
Nada vive,
nada se desea…
nadie salva el alma vagabunda.
Alcohólica esa nube, se disocia
se trastoca en un vértigo imposible.
La vida… Muerte, errar de sinsabores,
nada es necesario, ya penas, ya dolores;
ya errante en esta celda infinita,
en este caos estrecho que excita
a esta alma, a caer en los horrores
de sí mismo, realidad profana.
Nada existe…
Nihilismo decorado a colores
amantes destrozados del vacío…
nada vive,
nada muere…
seres flotantes de pena y posesiones…
Nada es todo
en este mundo gris y sucio.
Lugar de ratas e inmundicias,
de vanos amores,
de frígidos humanismos
y locos pensadores.
¿Y qué es ese grito?
Mi alma ahogada en la vorágine del destino
Suspiros…
Caos…
Muerte a la locura.
muerte a lo incierto…
el caos es quien me acuna,
la lluvia de felicidad, tortura
a mi podrido y terco corazón.
Hoy, nada es posible
Nada existe…
Nihilismo colorido.
Vanos sinsabores de la vida poseída.
139
¡Qué fácil es morir por alguien!
¡Qué fácil es, por amor, la vida dar!
Difícil es seguir, sufrir la misma…
Es tan triste, ¡tan cansado de verdad!
¡Qué fácil es decir que uno se muere,
si el otro lo pidiese, el corazón asesinar!
Lo difícil es seguir con alma herida
por otro ser, eso sería amor en realidad.
¡Qué fácil es gritar, con alegría
que la sangre por amor, derramarás!
Es difícil, aceptar del otro, decisiones;
mirar con fiel sonrisa si se va…
Tan difícil como llenar el mar con esperanza,
como huir del sol, de la maldad…
¡Qué fácil para todos es decir
que por amor hasta la vida puedes dar!
Cuando ni siquiera son capaces
de su oxidada paz crucificar…
Y es que tan fácil es decir
que la vida puede darse al amar.
Morir es cosa simple y bien sencilla,
eso no sería amor en realidad,
sería un escape de la vida,
un cobarde sucedáneo de alegría.
¡Vivir es morir por la desdicha,
buscar del otro una sonrisa,
llorar al tocar las esperanzas quebrantadas!
140
Yo no sé de lenguas, ni de hombres,
ni de amantes;
no conozco idiomas,
ni razones…
Sólo conozco el lenguaje del silencio,
la oxidada lengua de caricias y deseos,
las voces olvidadas de heridos corazones…
Yo no sé de lenguas, ni de idiomas…
No conozco ciencias
ni filosofías indiscretas;
yo conozco almas, belleza, nada y vida;
yo conozco notas, de oraciones, perfumadas.
Yo conozco la música silenciosa de los sueños,
la melodía bella de ilusiones;
yo sólo sé sobre el sonido del silencio compartido…
Yo conozco del ruido de las almas desnudándose.
Yo no sé de lenguas, ni de hombres,
ni de amantes…
No conozco notas de cordura,
ni a la lógica cuadrada;
yo sólo sé sobre el lenguaje del silencio,
de las soledades que sonríen acompañadas.