Crónicas de Alathea: La sinfonía del destino

7

-Irene Van Allen – dijo con suavidad la tía Natura dejándose caer a lado del somnoliento cuerpo de su sobrina

-No te metas en mi cama, estas fría – se quejó más dormida que despierta, intentando inútilmente empujar el cuerpo de su tía

-Mocosa – refunfuño esbozando una sonrisa diabólicamente juguetona pasando sus delgados y fríos dedos por la espalda de Irene

-¡Mierda! – exclamo a la vez que se caía de la cama

-Ya es hora de ir a la escuela – luego hizo una pausa dubitativa de decir lo siguiente – Además vendrá la abuela Ravenna – Los ojos de la rubia se abrieron y sus labios temblaban queriendo objetar – sé que falta una semana para tu cumpleaños pero ella insistió

-Está bien – susurro sin poder articular otra palabra

***

La radio sonaba a todo volumen en el corvette y la única que mantenía el ensombrecido semblante era la rubia que mantenía escondido el rostro contra el cristal, hasta que de repente un impulso de negación recorrió su columna y su mano hizo girar el auto, haciendo que Oasis perdiera el control por un momento, con grandes esfuerzos entre gritos de pánico él pudo retomar el volante y evitar una colisión.

-¡¿Qué mierda te sucede?!

-¡¿Estás loca?!

-¡por poco nos matas!

Todos gritaban pero parecía que aquellas palabras no lograban tocar a la joven que mantenía una mirada catatónica a parabrisas, hasta que con los ojos inundados corrió saliendo del auto. No pudo alejarse demasiado pues termino rompiendo en llanto, cubriendo su boca intentando callar los sollozos y abrazando su cuerpo evitando sentirse frágil. Los chicos abandonaron el auto para seguirla no se veía nada bien, su cuerpo temblaba y de su boca solo escapaban débiles quejidos. Las lágrimas rodaban de sus ojos dejando caminos de rímel corrido. Se veía dañada, rota, vulnerable y diminuta, esa era siempre pero ahora ya no tenía la capacidad de fingirlo, ella golpeo el árbol con fuerza, maldiciendo a la pequeña niña quebrada que jamás dejo de ser, esa niña amarrada en una silla con moretones en su débil cuerpo, intentando ignorar el ruido de sus tripas rugir.

Basto con un leve toque de Tristán para desmoronarse completamente, dejando su cuerpo caer sobre la tierra sollozando.

-¿Qué sucede?- pregunto Tristán con su tono más gentil intentando que el roce de sus palabras no le lastimara

Ella se arrojó a sus brazos, aferrándose a él tanto como sus brazos le permitían – simplemente quiero que todo se acabe, no puedo más – su voz entrecortada y quebradiza hizo temblar a los chicos – No quiero esto, no quiero más, solo quiero morir como mi mama, no pensar en crecer o avanzar

-Escúchame no tienes que morir, nos tienes y no podemos prometer que no creceremos, no puedo prometerte cosas que no pretendo cumplir, no puedo convertir el agua en vino, o el metal en oro pero puedo quedarme a tu lado podemos ofrecerte todo de nosotros ¿Me escuchas? Así es la vida no podemos cambiarla pero si mejorarla

Irene continúo llorando y los chicos al fin pudieron ver que tras una sonrisa puede haber mucha tristeza, que las personas más fuertes se quiebran con facilidad y que la vida parecía estárseles terminando.

 

 

Chicos lamento la tardanza pero he tenido unos dias muy duros, tuve un examen en la academia de belleza ademas estuve enferma, pero esta semana prometo subir capitulo diario si me es posible 



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En el texto hay: fantasia, romace, fantasia magia

Editado: 12.02.2019

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