CRONICAS DE LA ARENA
CAPITULO 4
Un nuevo día había comenzado, Ann seguía dormida en el lomo de Iderum, cuando escucho el insistente sonido de alguien llamando a la puerta.
―Seas quien seas, largo, ―respondió con voz aun somnolienta―, yo no estoy disponible antes de las nueve…
La persona que estaba tocando la puerta, dejo de hacerlo. Esta se abrió, pasando una silueta femenina. Se acercó a la Jefa Medico, está por su parte levanto su rostro para ver a quien había interrumpido su sueño.
―Oh, eras tú Shun ―bostezo Ann, mientras se destapaba y levantaba de su cama viva―. ¿Por qué vienes a molestarme tan temprano? ¿Pasó algo?...
Shun se mantuvo en silencio, abrió su boca y extendió lo máximo que pudo su lengua hacia fuera, para que la viese su superiora.
Ann palideció ante la escena, apretó sus manos fuertes, en forma de puño.
―Iré lo más pronto posible…
La madura enfermera asintió y paso a retirarse. Una vez afuera, mientras caminaba por el pasillo se detuvo, y apoyándose a un lado de este, lágrimas salieron de sus ojos, se arrodillo en el suelo mientras se tapaba el rostro con las manos, rostro que reflejaba impotencia y tristeza en él.
***
―Buenos días, pervertido hermano menor ―emitió Kankurō con alegría, al ver a Gaara unirse a la mesa, a desayunar―. ¿Qué sueños pervertidos tuviste anoche?
El Kazekage se sentó en silencio, miro a su castaño hermano de reojo por sus palabras, si bien sabía que este le estaba hablando en son de broma, no le pareció gracioso en lo absoluto.
―Buenas días ―respondió a secas. Ito-basama a los segundos llego con su plato y vaso de alimento para él.
La anciana lo saludo de la forma que acostumbraba hacerlo y él le respondió como común mente lo hacía.
―Y bien ¿Pudiste pensar en un plan propio? ―pregunto Kankurō mientras le daba un gran sorbo a su taza de café y se engullía medio panecillo de una mordida.
―Ha… he pensado en ello toda la noche, luego de mucho meditar, encontré mi estrategia, y pude conciliar el sueño ―respondió el pelirrojo, dando un pequeño sorbo a su taza de cocoa. Así es, él no podía tomar café aunque lo desease, todos esos años de insomnio acumulado, lo habían hecho susceptible a los estimulantes, tanto que se los tenía prohibido, todo para que su reloj biológico y de sueño volviesen a su normalidad.
―Yo también he pensado en ello, y creo que mi plan nos ayudaría a completar más rápido la misión, con éxito.
―Te escucho ―enuncio Gaara, al ver la seguridad con la que hablaba su hermano.
―Pienso seducir a nuestro objetivo, no será fácil, pero yo ya tengo cierta afinidad con ella, eso sin duda nos da una ventaja.
Gaara se quedó quieto al escuchar “el plan” que tenía su hermano, no creyó que estuviese hablando en serio, hasta que proceso eso de “cierta afinidad”.
― ¿A qué te refieres con eso de afinidad? ―le dio un pequeño mordisco al panecillo que tenía en su mano―. Ayer no me dijiste nada al respecto, mientras que yo te lo conté todo…
El castaño rio y se llevó una mano a la nuca.
―Sí, perdona. Es que, lo que me contaste fue algo sorprendente y olvide mencionarte lo que yo sé ―lo miro con unos ojos juzgadores y una expresión de puchero en sus labios―. Y bueno, quien iba a pensar que un seco como tú, iba a tener la experiencia que todo hombre con fetiches desea… ha… la vida es injusta…
Gaara frunció completamente su rostro, las palabras de su hermano le molestaron sobremanera, que culpa tenía él, de ser alguien de naturaleza “seca”. Él se sentía muy culpable y aun mal, por lo que había sucedido con la Jefa Medico, jamás catalogaría esa experiencia como “deseable o satisfactoria”, porque sin duda no era un pervertido, como su hermano.
―Ve directo al grano ―ordeno el pelirrojo―, y si vuelves a hacerme otra broma respecto a lo que te conté, voy a golpearte y no pienso controlarme.
―Ya, ya… que sensible eres, no se puede bromear contigo, ah… extraño a Temari, ella si me aguanta ―respondió el marionetista mientras engullía otra porción de pan―. Bueno, yendo al punto ―su rostro se tornó más serio―, yo voy a visitarla al hospital, al veces tengo la oportunidad de hablar con ella por unos minutos, y a comparación tuya, me habla de una forma tranquila y agradable, jamás me ha amenazado diciendo que me iba a golpear.
―Ya veo ¿Y de qué hablan? ―pregunto el pelirrojo.
―Oye, no puedo decirte eso, es un secreto la charla de un chico y una chica cuando se trata de flirtear ―Kankurō se puso un dedo en la boca en señal de silencio―. Solo te puedo decir que son temas relacionados con la vida, puntos de vista y trivialidades, nada referente a nuestro trabajo y que creas como información útil.
El Kazekage entrecerró los ojos mientras miraba a su hermano, no le producía mucha confianza el plan que este ofrecía. Más, el si había tenido otra clase de interacción con el objetivo, muy distinta al de él. Decidió darle una oportunidad al plan de Kankurō.
Editado: 19.01.2020