Apenas había entrado al mundo de los sueños, se vio de pie frente a una catedral, una niña de cabello rubio y largo se acercaba a ella. La forma en que lo hacía era muy repentina, parecía que daba saltos como los fantasmas cuando asustan a las personas en las películas de horror.
Estaba nublado y hacía viento, se le estaban helando los huesos. La niña traía una gorra roja y una chamarra de mezclilla, estaba a unos centímetros de distancia y en un parpadeo la vio frente a ella. Quiso gritar, la pequeña estaba gritando aturdiéndole los oídos y vio cómo su boca se hacía más grande, observó sus colmillos de tiburón, su lengua morada y puntiaguda.
Apenas había entrado al mundo de los sueños, se vio de pie frente a una catedral, una niña de cabello rubio y largo se acercaba a ella. La forma en que lo hacía era muy repentina, parecía que daba saltos como los fantasmas cuando asustan a las personas en las películas de horror.
Estaba nublado y hacía viento, se le estaban helando los huesos. La niña traía una gorra roja y una chamarra de mezclilla, estaba a unos centímetros de distancia y en un parpadeo la vio frente a ella. Quiso gritar, la pequeña estaba gritando aturdiéndole los oídos y vio cómo su boca se hacía más grande, observó sus colmillos de tiburón, su lengua morada y puntiaguda.
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Editado: 14.04.2018