Salto

Sintióse la necesidad de ir a espiar desde el techo a ciertas personas sospechosas que rondaban cerca de su vecindario. Era un día soleado, la temperatura ambiente era agradable pues aún era de día; en la casa desayunaban Jafet, su abuela, Rhys y Corín; no le cabía por la cabeza porque aquellos tres sujetos estaban tomando el desayuno.

Desde la azotea observaba a los extraños que eran portadores de armas de fuego y llevaban  un rehén, por alguna razón, entraron por la última casa de la calle y, después de unos minutos los vio en el techo. Se escondió tras el tanque de gas para que no la vieran; sin embargo sus esfuerzos fueron en vano; uno de ellos le vio y no dudo en disparar.

Afortunadamente no le dio al tanque, pero a ella le dio en un brazo. Su agresor, empezó andar hacia su dirección; no tenía escapatoria…la iba a matar sí no huía de ahí; pensó en saltar al patio que le quedaba a lado, pero era la casa de su abuela y no quería meterla en problemas; optó por otra salida.

Miró hacia abajo a la calle, cerró los ojos a sabiendas que tal vez no sobreviviría a la caída, eran máximo 5 metros de altura, un disparo más que le dio en la pierna, le dolió horrible; gritó, el líquido caliente comenzó a brotar bajo su pantorrilla. Apretó los dientes, cerró los ojos viendo por última vez el rostro de aquel rubio calvo, con un arma apuntándole…

Se aventó a la calle. El golpe contra el pavimento la dejó aturdida y perdió el conocimiento al instante. Cuando despertó, estaba desangrándose y el rubio, no se veía por ningún lado, intentó ponerse de pie pero no pudo. Aterrada gritó el nombre de Jafet hasta que vio a su hermano salir por la puerta y correr a su lado.

— ¡Pensamos que ya te habías ido! —Gritó. — ¿Cómo te hiciste esto?

—Salté…— Jafet se mordió los labios, puso una mano sobre su espalda y trato de sentarla.

—¿Quién…?

—El tipo rubio de la otra cuadra…—Murmuró. —Jafet…me duele…todo el cuerpo…—Su hermano gritó el nombre de los demás, al salir de la casa…todos le observaron con algo más que tristeza.