Crónicas de un soñador Ill

Secuestro

Secuestro

 

Reprime muchos episodios de su vida, y hoy, ha recordado aquel día. Ese día de hace 6 años, era una tarde dónde paseaba con sus amigas por el centro, con ella estaba Akemi, su prima Marlene y otra chica más. Mientras reían de las bromas que hacían, llegó una camioneta estilo van de color blanca, del vehículo salieron los amigos de  su hermano y en ese tiempo su novio era Isaac.

Sí de problemas amorosos se trataba, Lyla tenía demasiados, pues ese día pasó lo inesperado. Después de subirse a la "van" los sujetos dentro de ella les taparon los ojos con vendas negras y ataron las manos con una cuerda por detrás de la espalda; lo que parecía ser una broma graciosa, porque todas vieron quienes eran sus secuestradores, terminó siendo una experiencia extraña y fuera de lugar para Lyla pues en realidad, no se trataba de una broma.

Nunca sabrá en realidad que tramaban su hermano y sus amigos, puesto a sus periodos de amnesia tenía el recuerdo de haber llegado a una mansión vieja, olía perfume para fregar el suelo y además estaba muy bien iluminada por la luz del sol, que aún resplandecía en el cielo. Al entrar a esa mansión les quitaron las vendas de los ojos sin desatarles las manos; iban en fila india y tras de ella se encontraba su prima, que por su parte, cuestionaba de que trataba la broma, a lo que el hermano de Lyla respondió:

 —No estamos bromeando, camina.

Las condujeron pues, por un pasillo largo dónde sus paredes eran de madera oscura y tallada con delicadeza, la joven pelinegra, estaba deleitada por la arquitectura de aquella casa antigua cuyo paradero desconocía. Al terminar el pasillo, llegaron a unas escaleras que subieron y al llegar a las habitaciones, cada una fue separada por un amigo de su hermano, a ella Isaac la dejó en una habitación y desató sus manos, por cierto, cerró con llave y ahí fue cuando la joven pelinegra se percató que no era una broma cómo pensaba.

Merodeó por la habitación, vio los cuadros pintados en lienzo que adornaban las paredes, tocó las textura de la madera que conformaban la cabecera de la recamará, se sentó en la cama para probar la comodidad del colchón. Llamó a Isaac un par de veces pero no obtuvo respuesta; lo más interesante que llegó a sus oídos fue que Isaac estaba gritando.

 — ¡Se escapó!

 — ¿Cómo que se escapó? —Era Akira.

 —Olvidé poner llave...

 —Vamos a buscarla... —Rezongó su hermano furioso.

Confundida regresó a sentarse a los pies de la cama pensando que era lo que en realidad tramaban, pero nada congruente se plasmaba en su cabeza. Después de uno segundos escuchó un sonido en la puerta, rechinó y levantó la vista un poco alterada, era Marlene. Su prima colocó un dedo en sus labios y siseó indicándole que guardara silencio. En ese momento oportuno, comenzaron a oírse pasos y Marlene corrió a la habitación de baño a esconderse, cómo la puerta estaba abierta Yue entró. Se asomó con una sonrisa traviesa que provocó en Lyla un estado de ansiedad, comenzó a tiritar y a sonrojarse, también sintióse el sudor frío bajar por su frente cuando Yue se fue acercando a su lugar. Alterada se puso de pie en el colchón.

 — ¿Quién se escapó? —Preguntó fingiendo una sonrisa.

 —Marlene... ¿La has visto?

 —No. —Contestó, aunque sabía que no pudo mentir. Yue volvió a sonreír traviesamente, haciendo que Lyla se sonrojara hasta las orejas, se acercó más y la tomó de un brazo.

 —Ella abrió la puerta...no mientas.

 —No me di cuenta.

Marlene, por otro lado, estaba tratando de salir de la habitación de baño cuando rechinó la madera bajo sus pies, Lyla al instante tomó a Yue del rostro y lo besó para distraerlo. El efecto esperado por parte de Yue, y el escape exitoso de su prima fueron un fracaso, puesto que cuando Marlene  salió, Akira le golpeó la cabeza dejándola inconsciente, Lyla que había besado a Yue para distraerlo, lo aventó al percatarse que su prima había caído y, en ese preciso momento, el pelinegro, dejó de ser el mismo.

Su siguiente paso fue aventar la joven en la cama y, cómo un desesperado comenzó a besarla. Lyla pensó una infinidad de consecuencias si pedía auxilio, y no lo hizo por el simple hecho de no perder a Isaac además de, que Yue se metería en problemas con su hermano y su amigo; por si fuera poco, los besos de ese moreno le estaban causando excitación, además de un cosquilleo placentero en sus labios. Se dejó besar por un rato y sin pensarlo, estaba contestando esos ardientes besos que después de unos minutos se volvieron culposos, porqué para ser sincera consigo misma, Isaac no le causaba esas reacciones en cadena en su organismo.

Cómo ser humano que contiene pulsiones sexuales, ambos personajes estaban ya en la fase de excitación,  y para un hombre cómo Yue, la necesidad de liberarse de toda esa tensión fue, arrancar los pantalones de la joven junto con su ropa interior, y esto provocó, que la pelinegra se alterara. No quería ser tomada por Yue, no quería compartir esa experiencia íntima y única con él, en ese tiempo para ella esos sueños e ilusiones iban dirigidos a Isaac; sin embargo, el mayor no se contuvo, sacó su miembro bajo su ropa interior y a la fuerza trató de introducirlo en el sexo de la joven, que con miedo gritó:



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En el texto hay: vampiros, zombies, aventuras

Editado: 14.04.2018

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