La voz de Cassiel hacía eco en su mente, le decía que tenía que volver a mirar las estrellas que estaban encima de su cabeza pero frente a sus ojos. La sensación de ser absorbida por el universo una vez más le causó angustia. La primera vez que vio el universo sintió felicidad; sin embargo, esta noche el mundo cósmico no daba buenas noticias y lo sabía porque no sentía esa energía embriagadora y cálida, tenía frío y ganas de regresar a la tierra.
—¿Lo sientes? —, preguntó el mayor al darse cuenta que la joven ya tenía la mente de regreso.
Lyla afirmó con un gesto de cabeza, luego con un poco de pesar miró a su interlocutor quien a su vez dio un suspiro de derrota.
—No sé qué está pasando—, habló Cassiel. —Esto no estaba previsto hace unos días.
—¿Dónde está Hidan? —, preguntó confundida.
Hidan la mayor parte del tiempo estaba con Cassiel cuando ella tenía que verlo.
Cassiel cerró los ojos y negó con la cabeza, la expresión de su rostro se tornó seria. Cuando abrió los ojos, su mirada también había cambiado, Lyla pudo notar en aquellos ojos negros una tristeza inexplicable. «Esto es por él ¿Cierto?» La joven sintió que se le apachurro el pecho aunque intentó de todos modos indagar sobre el paradero de Hidan.
—¿Esta bien? —preguntó con preocupación.
Obtuvo una respuesta afirmativa, pero no la convenció.
—¿Vas a decirme qué fue lo que ocurrió con Hidan?
Cassiel torció los labios a la vez que recordó lo que había pasado con Hidan días atrás. En su mente se plasmó el aspecto de su amigo, su físico era el mismo pero sus ojos y la sonrisa de sus labios no. Lo que causó que su corazón se acongojara de nuevo. Miró pues a la muchacha fijamente y sin cambiar la expresión de su rostro, le tomó de las manos juntándolas en su regazo.
—Hidan se ha ido. —, concluyó el mayor dudando si debía contarle la verdad.
—¿A dónde? —, cuestionó la joven sin dar crédito a las palabras del mayor pues esa respuesta le decía que ni él podía tener comunicación con Hidan.
—Al lugar que menos te gusta visitar…
—Pensé que él podía…
—Aún lo hace…lo decidió por su cuenta…si quieres verlo yo no podré acompañarte, aunque debes tener mucho cuidado.
***
—¿Mi ayuda? —, dijo Rhys incrédulo. —¿Cuántas veces he ido a sacarte de ahí?
—Quizá dos…—, afirmó la joven. —Sólo quiero estar segura…por favor…
—Hidan tomó una decisión y no creo que se retracte sólo porqué tú vas a ir a molestarlo. Tiene que cumplir con su trabajo quiera o no. —Rhys se cruzó de brazos mirando seriamente a la pelinegra. —Ya forma parte de su naturaleza.
—¡No importa! ¡Quiero verlo!
—Como quieras…
***
Todo lo que vio en las estrellas era verdad, por una parte la ciudad que contempló una vez desde lo alto de ese edificio dónde decidió llorar por sus penas, estaba destruida y no fue por causas naturales; sin embargo estaba consciente que Hidan no pudo haber hecho eso solo.
«¿Por qué aquí?» Se giró para mirar a Rhys que estaba tras ella. La expresión del mayor era de incomodidad, pero Lyla se sentía muy decepcionada.
—Está cazando…
—¿A quién?
—A los de su especie…y quizá más tarde este detrás de ti.
Hizo una mueca por la respuesta del peli ondulado y decidió dejarlo atrás, saltó del edificio hacia la calle y caminó varios kilómetros hasta que pudo encontrar una señal de vida.
Tuvo suerte al encontrarse un coche color negro y ver a su conductor. Al reconocer a Hidan corrió hasta él, antes que acelerará. Ahí fue cuando comprobó que su querido amigo había cambiado, y no era por el color de sus ojos rojos, ni los enormes colmillos que sobresalían de sus labios. La mirada que le dedicaba hizo que se le erizaran los vellos del cuerpo y que su espina dorsal sintiera esa electricidad que le indicaba que era tiempo de salir corriendo o atacar, mas espero qué Hidan terminará de hablar, porqué podía escuchar su voz suave y tranquila en su mente, mientras que en la realidad Hidan sonreía victorioso de una forma extraña.
—Debes irte…—Era la voz de Hidan dentro de su cabeza.
—¿Qué?
—¿Qué haces aquí?
—¿Hidan? ¿Por qué estás aquí? ¿Te encuentras bien?
—Sí…tengo cosas que hacer.
—Debes irte…si te quedas aquí correrás peligro, Lyla. —La joven miraba con el ceño fruncido a su interlocutor y a la vez, esperaba que Rhys estuviera cerca.
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Editado: 24.01.2020