Cronicas de una guerra: sombras del tiempo

CAPITULO XXII

Shappa permaneció en su pequeño rincón durante al menos dos horas. Su postura era similar a la de alguien que medita, con las piernas cruzadas, ojos cerrados y las manos apoyadas sobre las rodillas, con las palmas hacia arriba. Pero lo que uno podía percibir al acercársele estaba lejos de ser tranquilidad. La mujer estaba rodeada por un aura completamente blanca, como la luz de un reflector, lo cual provocaba que no pudiera mirarla por mucho tiempo sin empezar a sentir un ardor en los ojos típico de una exposición prolongada a la luz intensa.

Frente a ella, ubicada sobre un pequeño almohadón, estaba la pequeña figura. Y conectándolos aquella misma aura brillante y blanca. César sabía que no debía molestarla, incluso sabía que no podía mirar por demasiado tiempo toda aquella extraña energía, pero no podía evitarlo.

Se había pasado todo el tiempo caminando de un lado a otro, volviendo a hacer té, buscando algún snack para comer, jugando con su teléfono, pero siempre terminaba volviendo a mirar a Shappa y su extraña meditación/transmisión de energía.

Fue por esa razón que comenzó a notar algunos cambios en su cuerpo. Por más que su cerebro le gritara que era ilógico, estaba seguro de que a medida que pasaba el tiempo, a medida que Shappa iba traspasando más energía dentro de aquella figura, se iba volviendo más vieja. Sus manos y su rostro se volvían más arrugados, su cabello más grisáceo, sus ojeras más marcadas.

―¿Kanda? ― la joven levantó la mirada del libro que se había puesto a leer, uno que había tomado de la pequeña biblioteca de Jaime, para poder mirarlo. ―¿Es posible que Shappa este... eh... envejeciendo haciendo este traspaso de energía?

Ella le sonrió con cierto dolor en su mirada. ―Sí. Nuestra vida está muy conectada a nuestros poderes, mientras más viejos nos hacemos, menos intensos son nuestros poderes. Y por lo tanto...

―Mientras más usen sus poderes más envejecen.

―Algo así. En realidad, mientras más energía salga de nuestros cuerpos menos vida nos queda, usar nuestros poderes no siempre significa gastar esa energía.

―¿Entonces Shappa está dejando parte de su vida en esa figura?

―Así es. ― César se sintió entonces sumamente culpable, ¿por qué no se lo había dicho? Quizás podrían haber pensado en alguna otra solución, ¿podría vivir sabiendo que por su culpa una mujer perdería años y años de su vida? Kanda volvió a hablar, probablemente al ver la preocupación en su rostro. ―Pero no te preocupes, tenemos maneras de recuperar la energía perdida. Si Shappa sobrevive, una visita al fuego será suficiente para recuperar lo que ha perdido.

―¿¡Si sobrevive!? ¿Quieres decir que es probable que muera por esto?

―Es posible, sí. Pero conozco a Shappa desde que tengo memoria, su fortaleza es legendaria en todo Marte, estoy segura de que sobrevivirá.

César miró hacia la habitación en donde la mujer se encontraba, ahora con cierto miedo de ir a verla y descubrir cuánto más había envejecido. ―Ahora parece al menos diez años más vieja que antes.

―César, en verdad no tienes que preocuparte. Nuestro promedio de vida supera los cien años, en nuestra población civil y en nuestros guerreros más veteranos, y Shappa es ahora ambos. Estará bien. ― la reina se puso de pie y le dio un par de palmadas en el hombro.

―Okey...― el fiscal suspiró profundamente, para tranquilizarse una vez más, y decidió ir a sentarse junto a Emma, que se encontraba tirada en el sofá con su teléfono en la mano. ―¿Qué estás haciendo, cariño?

La niña le alcanzó uno de sus auriculares, el cual él colocó en su oído, y le mostró la pequeña pantalla para que pudiera ver el video que estaba viendo. Uno de los miles de videos graciosos sobre gatos que había en internet. Definitivamente la mejor manera de pasar el rato y disminuir la ansiedad.

Pasó al menos media hora más hasta que Kanda y Shappa regresaron, la primera sosteniendo a la segunda, ayudándola a caminar. Los otros tres presentes se pusieron de pie casi de un salto.

―Ya está lista, en cuanto entre en contacto con el aura de Emma, se activará. ― dijo la mayor, con una voz que apenas se distinguía de un susurro. Los temores de César se habían hecho realidad y parecía ahora una anciana de cien años –o incluso más.

―Será mejor que la lleve cuanto antes a Marte, para que recupere sus energías. Por favor, no empiecen hasta que regrese, quiero estar presente por cualquier inconveniente.

Jaime tomó la figura que la líder del clan de la luz le alcanzó y todos asintieron con la cabeza. ―Buena suerte, y muchas gracias.



#19935 en Fantasía

En el texto hay: amor gay, aliens, poderes elementales

Editado: 09.10.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.