La culpa era inevitable sentirla al igual que las lágrimas y el dolor en mi cuerpo, me sentía sucia, sentía que le había fallado a Jacob y que mi vida se acabaría, me sentía sola en este mundo tan enorme, era una niña de diez que se encontraba perdida, que no tenía ninguna guía y que vagaría por la Tierra en soledad absoluta. Así me sentía.
Me encontraba en una banca, en aquel parque al que Jay solía llevarme cuando salía de la escuela. No podía dejar de llorar, tenía los ojos cerrados porque no quería ver mi vestido manchado.
--¿Anahí?
Me asusté al pensar que él me había encontrado, pero no fue así, era otro hombre. Sus ojos cafés claro me miraban con preocupación, parecía que quería acercase, pero al ver mi condición no lo hizo, supe que no me quería asustar más de lo que ya estaba.
--Soy Harold, soy... Un amigo de tu mamá.
No podía creer en nadie más.
Un policía se nos acercó, de alguna manera eso me hacía sentir segura, aunque él nos miraba con sospecha amablemente me preguntó:
--¿Ocurre algo?
--Me perdí.
--¿Te sabés el número de tu madre?
Negué, no me sabía ni el de Jay.
--Yo lo tengo--respondió el hombre que decía ser amigo de mi madre.
--De acuerdo, les voy a pedir que me acompañen--me sonrió con ternura, seguramente tenía una hija de más o menos mi edad.
•••
Cuando llegamos a la estación de policía habían llamado a mi madre así que mientras esperaba me dijeron que me sentara en una silla de color negro que no era nada cómoda, aquel misterioso hombre simplemente se quedó de pie a mi lado y comencé a analizarlo. Su tez blanca marcaba unas ojeras, era muy delgado, su cabello completamente negro y bien cortados sus rizos, me imaginé que así se vería Jay cuando creciera, tal vez sería más alto y menos delgado porque era un glotón mientras que este señor parecía que no comía mucho.
--Anahí, en realidad yo...
--¡Anny! --Jacob me abrazó fuertemente interrumpiendo al amigo de mamá--Dios... Que susto me has pegado.
--Ya estoy bien, Jay.
--¿Qué te ocurrió? --dijo al ver mi ropa.
--¿Qué hacés aquí?
Mi hermano y yo vimos a nuestra molesta madre.
--Cuidando a mi hija.
¿Hija?
--Hola, papá--Jay se estiró para mirar a aquel hombre. Realmente no creí que Jacob fuera más alto.
--¿Qué está pasando? --pregunté, pero mamá evadió mi duda.
--Debemos ir al hospital a revisarte.
Lo único que recuerdo es que salimos de ahí y fuimos directo a la casa. Una vez ahí mamá le pidió a Jay que se fuera a su habitación y aunque él no quería ella le gritó que se fuera.
--¿Por qué te fuiste de esa casa sola?
No podía decirle lo que había ocurrido, quería hacerlo, pero me daba miedo que se enojara conmigo por lo que provoqué.
--¡Respondé! --su grito me sobresaltó.
Se me acercó viéndome con enojo, eso me daba demasiado miedo porque no quería que me gritara, me hacía sentir mal.
--¿No pensás responder? --dijo.
--Yo solo...
Su mano impactando en mi mejilla me dejaron en estado de shock.
--¡Nunca más volvás a hacer eso! ¡Nunca más, Anahí!
No entiendo por qué ella no podía preocuparse como Jay, sino que se tenía que enojar, no lo entendía.
En ese momento alguien alejó a mi madre de mí, era Jacob quien le reclamaba por tratarme de esa manera, también le mencionó lo del hospital, pero ya no recuerdo más, solo como lo que me quedaba de mí se iba. Ya no volvería a creer que todo cambiaría; me robaron el amor, la paz, la inocencia y la esperanza.
--¡Todo por papá! --volví a la realidad y miré a Jay.
--¡Esto es toda tu culpa! ¡Si no hubieras buscado!
--¡Él y nosotros tenemos el derecho de conocernos!
--¡Callate!
--¿Por qué tenés que ser así? ¡Sos la peor madre de este mundo!
Ella cerró su puño y lo golpeó, tuvo gran impacto porque Jay se cubrió la nariz haciéndose para atrás por el dolor.
--No volvás a hablarme así--le advirtió y se fue.
Para cuando mamá le dijo eso yo estaba revisando que él estuviera bien. Vi que le salía sangre y me preocupé más.
--Tranquila--me dijo sosteniendo el puente de su nariz--Estaré bien.
--No deberías enfrentarla.
--No te dejaré sola, Anny. Ven, debes cambiarte de ropa.
Me agarró la mano y fuimos a mi habitación. Aunque yo era grande él siempre me trataba como a una bebé, era molesto, pero sé que se encuentra preocupado por mí así que no le reclamé.
--¿Qué te ocurrió en esa casa? --me preguntó mientras ponía mi cambio de ropa en mi cama.
--Maripaz me golpeó--mentí. Se volvería loco si supiera la verdad.
--Es muy extraño que...
--Solo quiero olvidarlo, Jay--estudió mi rostro y asintió. Sé que no preguntará nada más porque esperará que yo le diga, cosa que no pasará.
•••
Las semanas habían pasado y todo cambió para mi hermano y para mí, ya no teníamos momentos divertidos, no jugábamos juntos y yo no comía con él, cuando me recogía de la escuela no pasábamos a aquel parque, solo lo veíamos a lo lejos, pero continuábamos en dirección opuesta. Jay me preguntaba todos los días si me encontraba bien, pero yo solo decía "sí" o evadía la pregunta cuando mentirle se me hacía difícil.
--Anny...
--Estoy bien--dije antes de que preguntara.
Él me miró extrañado mientras acomodaba su corbata para ir a la iglesia.
--No, Anny, no es eso.
--¿Qué pasa?
--¿Te acordás de Samuel?
--Sí, es tu novio.
--Sí, bueno, él y yo...
--Basta de charla--dijo mamá--es hora de irnos.
•••
La reunión concluyó, como siempre a Jacob le pareció aburrida e incluso creía que todos ellos eran hipócritas. Anahí se divirtió mucho, pues ella permanecía junto a los niños y dentro de unos años podría estar con los adultos.
--Chicos...-su madre comenzó a hablar incómoda-hoy viene su padre