El escenario no podría ser más desagradable para Kirito ahora mismo. Justo en las afueras de una aldea destruida y desolada, en compañía de los múltiples cadáveres de los pueblerinos que él mismo asesino. Los sentimientos de culpa e ira luchaban constantemente por ver quien se apoderaba de él en ese momento, pero algo había cambiado. Fue el anciano hechicero quien se percató de ello en ese mismo instante tras observar los ojos del espadachín; Sus oscuros ojos ahora brillaban con un destello dorado y el ambiente a su alrededor parecía inquebrantable. Era la manifestación pura de su voluntad enfrentándose así mismo y a la adversidad que tenía por delante.
— Leon —anunció el arquero, con un semblante muy diferente al habitual.
— Lo sé. —respondió el hechicero.
Seguido a esto, el silencio del escenario fue inundado con una carcajada del guerrero corpulento ante el rostro inexpresivo de su adversario espadachín. Kael estaba sumamente emocionado por la nueva aura que Kirito desprendía a su alrededor.
— ¡No me decepciones por favor niño!
Fueron esas palabras exclamadas ante la euforia de su sangre hirviendo por la emoción de disputar un combate digno de su gran fuerza y las que dieron inicio al combate entre aquellos dos contendientes. Quien inició con el feroz ataque fue Kael con su imponente maza buscando aplastar a Kirito pero éste último con un fugaz movimiento al retroceder evitó tal golpe dejando que la maza pasara zumbando cerca de su cabeza provocando así, una poderosa estampida, con su imponente arma apenas enterrada en la tierra. Kael se rió pensando en que había logrado intimidar a su oponente, pero ese pensamiento le duraría poco.
Sin tener un solo cambio de expresión en su indiferente rostro, Kirito contraatacó rápidamente empuñando su oxidada espada y el gigante apenas tuvo tiempo de reaccionar, soltó el mazo que yacía clavado y con un paso hacia atrás evitó quedarse ciego de por vida. La hoja oxidada rozó sus ojos pero hicieron un corte sobre la nariz en la entreceja que obstaculizó su visión tras el brote de sangre.
— Aquí es donde mueres… —sentenció Kirito.
Darian estaba preparando tres flechas pero fue detenido con un sutil gesto de Leon, el hechicero que permanecía en extraña calma.
— No subestimes la bestialidad de tu compañero, Darian.
El espadachín negro adoptando una nueva postura se abalanzó sobre el rival una vez más buscando atravesarle el pecho de una estocada. La apertura que había conseguido se debia a tantos factores ahora mismo en juego que sería imposible de replicar una vez más. Con este ataque el final de la batalla era inminente, pero de pronto, las dos grandes manos de Kael sostuvieron el arma del espadachín quien veía asombrado a su formidable oponente, el gigante con una sonrisa y la sangre fluyendo de su rostro, había logrado detener el avance de la espada con sus propias manos, ahora dejando su sangre fluir a través de la hoja oxidada.
En el segundo siguiente, a Kael no le costó nada ejercer la suficiente fuerza como para hacer esa arma añicos manteniendo la sonrisa descarada en su rostro. Él es una autentica bestia. Una barbaridad. Kael tenía el peculiar estilo de lucha de sobreponer su cuerpo a ser lastimado, no le importaba si cortes nuevos existiesen en su piel. Las numerosas cicatrices en su cuerpo eran la prueba de esto, algo que Kirito para sus adentros se lamentaba de no haber sido más inteligente para prever ese estilo de lucha tan frenético.
Kael a continuación, tomo su portentosa hacha de combate y con un tajo horizontal buscaba cortar la cabeza de Kirito de una buena vez, pero gracias a la inhumana agilidad del segundo eso nunca ocurrió, se deslizó por debajo del tajo propinando un poderoso golpe, su puño se vio envuelto en un haz de luz que destellaba que terminó estallando en la muñeca del rival al conectar exitosamente, lo que obligó a Kael a soltar de forma involuntaria su arma debido a sus ligamentos contrayéndose debido al golpe.
Seguido a esto, Kirito saltó girando en repetidas ocasiones sobre su propio eje azotando una serie de patadas acrobáticas, iniciando primero con un potente rodillazo a su mentón obligándolo a retroceder, aún con el impulso giró dando una nueva patada con el talón sobre la mandíbula, amagando así, la siguiente patada frontal con la parte externa del pie para ser impactado con la otra de forma tajante de arriba hacia abajo dañando aún más, esa nariz salpicante de sangre. Y aún en el aire, con Kael fuera de sí mismo ante el constante aturdimiento un brillo terminó de cegarlo.
— ¿Crees que tu piel es resistente? ¡Basta con encontrar donde!
Un azulado brillo intenso, que materializaba una espada elegante de filo negro, con espada en mano, solo bastaba el golpe final. Una estocada directa a su yugular y de pronto, una fuerza externa pareció manifestarse en el momento repeliendo aquel ataque y Kirito solo pudo concluir una cosa; El hechicero lo ha salvado.
La repulsión fue tan poderosa que Kirito salió volando un par de metros antes de caer contra el suelo, en donde rodó y rápidamente se puso de pie dispuesto a luchar.
— ¡Suficiente! —anunció el anciano mientras con un sutil movimiento en horizontal, de uno de sus brazos comenzó a desvanecerse el terreno donde se encontraban.
El pavor que sintió el espadachín en ese momento fue realmente aterrador. El hechicero decidió sacar su mejor carta hasta ahora, hasta este punto mientras todo el entorno se moldeaba, los estragos y escombros ocasionados por el conflicto. Cuando observó el grupo de cadáveres de humanos descuartizados se dio cuenta de que éstos se desvanecían y tomaban la forma de los demonios que habían matado antes. ¿Todo lo que había sucedido fue un engaño?
Editado: 21.04.2024