Crónicas post-apocalípticas

Exhibición de poder

Iniciamos la caminata hasta el cercano arroyuelo, sólo los hombres y mujeres adultos vamos en silencio, orando y dando gracias.

 

Han transcurrido muchos años desde las guerras… y lo decimos así simplemente, en plural, pero sin señalar quien contra quien, o mayores datos porque ignoramos que fue lo que pasó. Un día, simplemente se llenó de luz el cielo nocturno, un impulso electromagnético apagó las luces para no volver a encender nunca más, y las grandes ciudades se fueron a pique entre estruendos y truenos, algunas se consumieron en grandes bolas de fuego caído del cielo, como una gran venganza divina… y Sodoma y Gomorra cayeron de nuevo, una y otra vez. Las plantas de energía eléctrica y las plantas de energía nuclear… no quedó ninguna en pie, parece que las bombardearon a propósito. Pero eso no nos afectó por mucho.

 

Yo tengo una granja, antes cultivaba trigo y maíz. Soy el anciano de una familia numerosa y acostumbrada a trabajar, tengo vecinos amables y refugios contra tornados por todos lados. Éramos el granero de América, y hoy puede que lo seamos del mundo entero… si aún hay un mundo afuera de las fronteras vigiladas, hay gente, pero no tenemos medios de comunicación que nos hablen más allá de aquello que los ocasionales viajeros nos cuentan.

 

Cuando las grandes ciudades murieron, nosotros nos refugiamos, guardamos nuestros ganados y lo que se tenía cosechado… y permanecimos así esperando a ver qué pasaba. La inteligencia del agricultor en su máximo esplendor resulto ser una bendición, esperar en Dios, confiar en Dios, aceptar lo que Dios nos manda. Así, resguardados, en nuestros pacientes refugios, vimos caer las lluvias radioactivas, vimos a nuestras cosechas morir rápidamente, y al salir, comenzamos de nuevo a sembrar, la lluvia dejó de ser perjudicial, y la tierra, Gracias Señor, se levantó fértil y agradecida a las manos cuidadosas de los sembradores y segadores.

 

En las partes alejadas hay lobos y monos, mutantes de las lluvias según creemos todos. Pero inofensivos si no se les agrede. Los pocos extranjeros que hubo llegaban sintiendose ellos mismos, ser parte de una película de acción, muchos vehículos a gasolina, grandes exo-esqueletos usados como grúas en construcciones y fábricas usándose ahora como armas, y enjambres de cosas mutantes cazando a esos mismos viajeros. Todos los que se han querido pasar sus días con la velocidad de un filme de ciencia ficción, murieron a la misma velocidad.

 

Nosotros obedecimos a nuestros pastores, a los líderes de nuestras Iglesias. Decidimos ser pacientes y seguir trabajando… Génesis 2:15 “ Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase.” Decidimos ver nuestras tierras como el segundo edén, teníamos una nueva oportunidad de simplemente dedicarnos al jardín, y nos pusimos a trabajar. Todo lo malo que el hombre a pasado, le pasó justo después de ponerse a hacer algo que no fuera trabajar. Trabajar es una bendición, distrae de pensar tonterías, y deja menos tiempo para hacer cosas malas y estupidas.

 

Sembramos nuestros granos y cereales, vimos crecer a nuevos árboles de fruta, con enormes y jugosas frutas con sabores nuevos y muy apetitosos… vimos a la tierra dar su fruto, y nuestro ganado multiplicarse en paz. Las nuevas fronteras se formaron con los años, las vigilamos ante los eventuales ataques de los mutantes, y de los seres humanos que vienen buscando quedarse con todo, porque un idiota con un rifle, no tarda en ser un idiota con sueños de grandeza. Si no se sabe trabajar, no se conoce la responsabilidad. Son muchos los que llegan a las puertas, los enormes muros que levantamos con los años nos previenen de intrusos. La gente cree merecerse todo sin trabajar, creen que un abogado, un político, o un programador nos sirve de algo. No en el jardín del edén, no son bienvenidas las serpientes.

 

Sin embargo, los que han sido descubiertos como trabajadores, o que tienen ideas que son prácticas, han venido a acrecentar nuestros números, y no discriminamos, mi yerno es un fuereño, y aun siendo un abogado en Nueva York, es un excelente administrador de ganados. Aprendió y se acomidió a hacer todo lo que pudiera para ganarse el pan (no escasea, no era necesario pagar por él, pudo haber comido e irse, pero deseaba quedarse y desquitar su sustento). Luego, como con Rebeca, pidió trabajar para ganarse el corazón de mi hija… no quise ser como Labán, le dejé trabajar por un año, en tanto construimos lo que sería su casa, y no le dí a la mayor primero, sino a la pequeña que también sentía algo por él. Ya hay un abogado, y me gusta verlo participar con los ancianos de las Iglesias, dar consejos sobre el concepto de justicia y otras cosas de abogado. Lo buscan por ser sabio. Y los que son como él, han sido bienvenidos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.