Dos de la tarde con el sol partiendo la tierra, salgo de casa para estacionar el auto más a la sombra, cuando se me acerca una viejita y me pregunta en qué dirección quedaba una calle situada a más de diez cuadras de donde estábamos. Cuando la oriento, se desanima, me dice que va y viene en un sentido y otro, que está perdida. Siento que tengo que compensar en algo todo el mal que hago y la invito a subir al auto, para alcanzarla. Además, me cayó simpática la viejita. Parecía Heddy Crilla, en "Juan Lamaglia y Sra.". Era divertido ver las maniobras que hacía, ante mis indicaciones para colocarse el cinturón de seguridad.
Como no se acordaba bien la dirección, empezamos a dar vueltas... Le consulto si reconoce más o menos el barrio y chilla: "Más me pregunta, más me confundo". Seguimos dando vueltas.
Impaciente, la vieja revuelve en la cartera, pela el documento y de mal modo, me ordena: "fíjese la dirección ahí!".
Hubo que dar unas vueltas más porque la numeración de la casa estaba entre 41 y 42 y en el documento figuraba entre 47 y 48, que había sido la primera indicación de la buena señora .
Calculo que debe haber confundido a los del Registro, también.
Freno por fin ante su domicilio.
"Al final, hubiese llegado antes caminando", rezonga la vieja de mierda, mientras le desabrocho el cinturón.
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