Ayer... fue ayer?... Sí, ayer presté declaración testimonial en una comisaría cercana a mi domicilio.
La impresora y las PC eran a querosén, pero la oficial que me tomaba declaración escribía con un dedo, así que todo resultaba armonioso, nadie llevaba apuro.
La habitación era un cubículo sin ventanas, que encima tenía una mampara delante de la puerta, a modo de división.
Cuatro personas trabajaban ahí...
Trabajaban es un decir, claro...
Mucho humo en el ambiente.
Había un cartel de prohibido fumar que aunque lucía antiguo, no había sido leído todavía, me pareció.
Le redacté mi declaración a la oficial hasta donde pude, porque cuando le pedía que me la leyera no entendía nada de lo que ella había redactado.
Entonces me cansé y le pedí dar la vuelta y ver la pantalla, a lo que accedió gustosa.
Ahí empecé corrigiendo verbalmente, y terminé haciéndome cargo del teclado y el mouse.
Inicié a la oficial en algunos misterios, como los del copypaste.
"Usted pensará: justo me tocó esta rubia tarada", intentó disculparse.
"Cómo voy a pensar eso, si tiene unos ojos hermosos?", repliqué con mi mejor voz de galán de radioteatro y sin que tuviese que ver una cosa con la otra.
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