La suave melodía del cantar de dos pequeñas aves que revoloteaban en el ventanal del balcón de la habitación de los Príncipes, hace abrir poco a poco los ojos de Maya, quien al mirar, nota a través de la cortina, la silueta de un ave que junto a la otra cantaba esa fresca mañana. Maya todavía envuelta en sus suaves sábanas, nota a Vhalir, que sigue rendido después de la intensa noche de fiesta, los excesos de las comidas y los juegos que le hacían sus antiguos amigos, la mayoría eran de la casta tzaring que habían acudido junto a él a la academia en su momento cuando con los deberes de príncipe, tuvo que asistir a las clases militares tzaring, que al menos por etiqueta, hipocresía o verdadero respeto y amistad, se mostraron como muy amigos del Príncipe por esa noche felicitándolo y bromeando de la nueva vida de casado que tendría de ahora en adelante. Maya por su parte, había compartido junto con Alina, Shauri y otras mujeres de la corte cosas de chicas propias de esos momentos de fiestas, las más experimentadas le recordaban los nuevos deberes que tendría como esposa y las novatas le hablaban de otros temas propios de las chicas de su edad. En otros momentos, Vhalir y Maya visitaban mesa por mesa para interactuar con los miembros de las otras castas y otros miembros de la nobleza menor como las familias de clanes tribales que abundaban en todo el continente aleshiano.
A pesar la agitada y exhausta noche, la pareja tuvo su noche de amor como marido y mujer, Maya no sentía el amor desde que era una adolescente, le costaba creer que estaba en ese momento con el hombre que más amaba en su vida, quien observa dormido de lado, a pesar de su roja barba y cabellera, parecía un tierno bebé al que debía cuidar.
Maya acaricia la cabeza de Vhalir cariñosamente y este no parece notarlo porque sigue profundamente dormido, ella muy silenciosamente se levanta y se coloca su blanca bata de dormir, camina por la lujosa habitación aclimatada por el frío aire acondicionado y elegantemente alfombrada de terciopelo, sale de la habitación hacia el balcón para mirar el paisaje y respirar un poco del aire natural de la fresca mañana. La casa donde estaban era una lujosa villa, con muchos árboles de palmeras propios de las zonas desérticas, otros cítricos y también había una plantación de unos árboles que parecían olivos, algunos pequeños pastizales, la propia casa de retiro en las afueras de Nol"Har; era extraño estar en ese ambiente rural, en las afueras de la pujante metrópolis aleshiana.
Maya se posa sus brazos sobre la baranda del balcón a mirar hacia lo lejos y se pone a reflexionar toda su vida hasta ese momento.
«¿Cómo estarán mis amigos en Fronda?, ayer fue el día más feliz de mi vida y no pude al menos traer al Profesor Karnuc, a Ariel, a la gente de confianza de mi padre, ¿Se habrán enterado de mi matrimonio?, Esto me mata por dentro, ¿Qué pensarán de mí, si me ven en esta situación?, pero que hago, si Vhalir entró a mi vida como por arte de magia, ¿O yo entré a la de él?», estas palabras le retorcían el pensamiento, de repente algo extraño le llegó a la mente: «¡Un momento!, ¿esto no tendrá algo que ver con Moriah? ¿Con lo que me dijo el kohanita que se me apareció en la visión de la caverna?, Si es así, ¿cuál es tu plan?, ¿qué pretendes hacer?, ¿será que por medio de mí, Vhalir empujará a Aleshia a la conquista del espacio? ¿Gobernaré con Vhalir como su consorte?», Maya trataba de ver en que cuadraba las profecías y visiones que recibió en la caverna con su actual estado sentimental, ella suspira mirando hacia el cielo y susurra en voz alta para sí misma:
─¿Que pretendes hacer conmigo ahora?
Maya decía como para ver si se aparecía aquel kohanita misterioso para que le respondiera, y cierra sus ojos esperando aquella respuesta, y en eso siente que dos brazos la agarran por detrás de la cintura y se pasa por su vientre, ella reconoce ese abrazo voltea y sonríe.
─Vhalir, no te sentí.
─¿Con quién hablabas? ─interrogó Vhalir en tono de broma─, ¿Acaso mi Princesa habla sola?
─Amor, pensaba en voz alta.
─¿Qué pensabas esposa bella?
─Le preguntaba al destino, que cómo estarán mis amigos en Fronda, si ya saben de nuestro matrimonio, y de las cosas pendientes que quedamos desde la visita en las lunas, de las investigaciones en Kroan, Kenops, la situación en Khalaris y de lo que hallamos en Amud.
—Amor, por lo de tus amigos en Fronda, sabemos que las comunicaciones con esa nación están cortadas, Abner movilizará unos hombres para averiguar y llevar mensajes hacia la lista de amigos que tú pasaste, los sacaremos a Zenobia y después los traeremos acá
─Abner es un gran hombre, un buen soldado.
─Es mucho más que eso, lo considero un hermano mayor, pero que me debe obedecer, no confiaría a otro. En cuanto a las investigaciones, después que terminemos nuestra luna de miel, hablaremos de ello, lo que esté allá ha tardado millones de años en ser descubierto, puede esperar unas semanas más ─resaltó Vhalir.
Maya abraza a Vhalir, lo besa y le dice:
─¡Vamos a bañarnos!
─La bañeras de aquí son espaciosas, podemos jugar mucho ahí.
─¡Tenemos que irnos al desayuno con tu padre!
─¿Mi padre?, el puede esperar, este día es para nosotros.
Vhalir toma por los brazos a su mujer y le dice:
─Estás arrestada esposa mía!
─No es la primera vez que me arrestas, como cuando nos conocimos, ahora ¿cuál es el motivo?
─Te arresto por haberme robado mi corazón, y ahora tendrás que pagar una condena en este preciso momento. ─Vhalir pone una cara de malicioso y sonríe indicando que seguirán en su juego amoroso de pareja.
─Lo confieso, me robé tu corazón ─confesó la chica con tono de malicia─, he sido una niña muy mala y debo ser castigada con todo el peso de la ley de mi esposo ─bromeó Maya.
Vhalir carga en brazos a su esposa y la lleva de nuevo adentro de la habitación. Seguirían consumando su matrimonio por ese día, no acudirían a ninguna invitación ni saldrían de esa casa, serían el uno para el otro, el amor entre los dos se haría más fuerte desde ese día. Maya y Vhalir no desearían que ese día terminase.