El Almirante Jaidev, el capitán Gupta, Anjali la tejnik y otros miembros militares de apoyo abordan la fortaleza marina Karosh. Una vez en el puente de mando, el Almirante Jaidev toma posesión y le comenta a Gupta:
─Capitán Gupta, iremos al estrecho de Shayla,, observará todo a detalle del ejercicio y verá las cosas que tenemos y de las que carecemos, espero que las anote en su informe al Parlamento.
─Almirante, a eso he venido tenga la seguridad que así lo haré con la mayor imparcialidad.
─Por cierto capitán, le luce su nuevo uniforme, ¿lo extrañaba?
─Un poco holgado señor, pero gracias por el gesto. Por otra parte el ambiente militar no le niego que de verdad lo extraño, gracias por permitirme que aborde al Karosh, quería conocer esta fortaleza.
─No se emocione mucho Capitán Gupta, navegaremos durante todo el día, pero a mediados de la tarde si el pronóstico resulta favorable, nos encontraremos con el Destructor Bramutra, el cual usted lo abordará; lo dirige un joven capitán que quiero que usted conozca, se llama Rashid, evalúe su comportamiento ya que es algo peculiar y quisiera su opinión desde un oficial retirado para ver si lo rebajo del mando, lo dejo donde está o en tal caso lo destituyo.
─¿Cómo peculiar Almirante?
─Ya usted verá como es el chico, es hijo de un rico empresario de Markesh, con muchas influencias dentro del alto mando, así que es muy poco lo que debo confiar del resto de mis compañeros que le otorgaron el puesto en esa nave, supongo usted conoce a muchos de ellos.
─Aunque no es mi labor evaluar oficiales, le daré mis impresiones de forma personal, no tendrá nada que ver mi trabajo como parlamentario en esta situación.
─¡Como sea Gupta!, como sea yo apreciaré su juicio ─respondió el viejo almirante─, ahora siga en sus labores de inspección, un oficial lo acompañará en su recorrido en el Karosh ya que el día viaje es un poco largo.
─Gracias Almirante Jaidev, me pondré en mi trabajo de una vez ¡Permiso para retirarme! —saludó el capitán Gupta.
─Puede retirarse Capitán Gupta. –contestó el viejo almirante con tono despreocupado.
El Karosh navegaba rumbo al noreste, a un estrecho del archipiélago zenobiano oriental, iban a una velocidad de crucero custodiado por dos navíos ligeros llamados Krayan y Veda, se encontrarían con otros tres navíos, el Destructor Bramutra que de forma temporal estaba de insignia, otro destructor: el Rangun y respaldado por un crucero ligero llamado Guran que era más un barco de soporte técnico.
Lejos de ahí, al otro lado del mar, en contraposición a los zenobianos, a toda marcha se dirigía la flota frondana del Almirante Lenis, asistido por el capitán Hilan Enis quienes iban a bordo de la moderna y más poderosa que su par zenobiana, la imponente fortaleza marina Gestip, asistidos por dos destructores más, el Hortscharm y el Nausegnei, les respaldaban cruceros ligeros como el Ziplei, el Berngnurn y el Legna. Aunque cada flota rival tenían la misma cantidad de navíos de guerra, los frondanos eran más avanzados y superiormente armados que los zenobianos, solo un milagro podía ayudar a los pocos experimentados marinos zenobianos del destino que los aguardaba, esto lo sabía el Almirante Lenis de la marina frondana que repasaba su plan de invasión comentando al capitán Hilan con su característica prepotencia y arrogancia:
─Como usted bien sabe Capitán Hilan, al finalizar la tarde, llegaremos al estrecho de Shayla, tomaremos desprevenidos a los zenobianos en esa isla y con respaldo aéreo destruiremos toda resistencia que se nos atraviese en el mar. Luego en la misma noche, tomaremos la isla Shayla y desde ahí después de establecer una base de operaciones, lanzaremos el ataque de ocupación a la bahía de Nogrok, al final del día si todo sale como se planeó, estaremos en tierra firme zenobiana reclamando las zonas conquistadas, no sabrán que fue lo que los golpeó ─alardeaba el viejo marino.
─Almirante Lenis, excelente idea, su plan resultará a todo dar, no habrá errores –adulaba el corrupto capitán.
–Aunque dudo que perdamos este combate ya que los zenobianos no tienen suficiente poder, si les queda a ellos algo de inteligencia, rendirán su marina ante la demostración de nuestro gran poder.
–Perfecto Almirante, ordenaré a que todas las naves sigan a toda marcha.
–¡Hágalo! –bramó el almirante con su gesto arrogante.
El cielo estaba despejado, la luz de Araah brillaba sin nubes al horizonte, todo parecía que sería a pedir de boca del almirante frondano. Unas horas más tarde, el almirante ordena un reconocimiento aéreo por lo que envía una serie de drones que avistan parte de algunas naves civiles y pequeños barcos patrullas militares zenobianos en el lugar, este informe llega la mesa de operaciones del puente de mando y Lenis ordena un ataque aéreo hacia las pequeñas y poco protegidas embarcaciones zenobianas que navegaban desprevenidas, tanto civiles como militares, los poderosos cazas de combate despegaron y sin pérdida de tiempo, comienzan a barrer o limpiar toda presencia zenobiana en esas aguas.
–Ataquen sin piedad, hundan a toda nave zenobiana que vean en el camino.
–¿Almirante, qué hacemos con los marinos zenobianos sobrevivientes? –preguntó un marino.
–No quiero retrasos, déjenlos a su suerte ─contestó con indiferencia mientras miraba el horizonte marino con su visor.
Las naves frondanas, sin aviso lanzan sus bombas contras las embarcaciones que estaban en el lugar hundiendo las mismas que no podían defenderse del inminente ataque aéreo sorpresa, las patrullas zenobianas disparan con lo que tienen con su limitado poder de ataque contra los poderosos cazas de combate frondanos que continúan su ataque desde su ventajosa posición en el aire hundiendo una tras otra a las pequeñas embarcaciones zenobianas. Los atacados zenobianos envían múltiples mensajes solicitando ayuda de forma desesperada a sus compañeros que estaban cerca en la flota comandada por el Karosh.