Christian nos dio un tour por la aldea. A primera impresión, cuando entramos al bosque, parecía que era pequeño, pero ahora se notaba lo inmensa y poblada que estaba la ciudad. Las estructuras eran en su mayor parte de madera, había casas en el suelo y en los árboles, como si fuesen enormes edificios. La gente transitaba a pie o a caballo por las vías, era casi igual que pasear por una ciudad humana, con la diferencia de que no había visto ninguna posada ni bares, supuse que no aceptaban foráneos en ese lugar.
—Les ofrecería entrar, pero está demasiado desordenado —señaló Christian sacándome de mi asombro— esperen aquí, no demoraré —dijo mientras entraba a una pequeña casa al pie de un gigantesco árbol, me quedé en silencio mientras contemplaba todo; levanté la vista para mirar la enorme cantidad de puentes colgantes que conectaban todos los árboles a diferentes niveles.
Había guardianes en cada árbol, grupos de cuatro; de la misma manera por el suelo, guardianes armados en grupos de seis. Todos los habitantes tenían una contextura física similar, esbeltos, no muy altos, un metro sesenta a un metro setenta como máximo, blancos y de cabello amarillo pálido, o rojizo. «Con razón Jesús les causó tanta sorpresa». Sonreí con mis pensamientos, «debe ser por eso que no nos atacaron en la entrada del bosque. Alonso debe medir cerca del metro noventa, y Jesús debe estar a un par de centímetros más, Miguel no baja de un metro ochenta y cinco; y Alberto y yo estamos en un metro setenta y ocho o un metro ochenta, les debimos haber parecido un grupo de gigantes». Me reí pensando en las caras que debieron haber puesto.
—Listo, ya tengo todo lo que necesito —advirtió Christian mientras salía de la cabaña con una alforja en un hombro, y en el otro un arco y flechas, también tenía dos puñales pequeños en su cinturón— ¿Y Jesús? —preguntó buscándolo con la mirada, volteé sorprendido y preocupado, al no verlo a mi lado.
—Tenemos que buscarlo —manifesté cuando lo tomé del brazo y lo jalé.
—¿Cómo es posible que hayamos perdido algo tan grande? —cuestionó Christian mientras empezaba a correr gritando su nombre.
—Esto no está bien —mi tono de voz sonó más preocupado—, el idiota que nos odia pudo haber hecho algo —opiné mientras acomodaba el escudo en mi brazo—, esto no está bien, ¡maldición!
—No hagas nada estúpido hasta que lo encontremos —advirtió poniendo su mano en mi hombro, para evitar que sacara mi espada.
—Este lugar es mucho más grande de lo que parece —le contesté sacudiendo su mano de mi hombro cada vez más ansioso, de pronto escuchamos una risa sonora y ronca.
Nos detuvimos de golpe buscando de donde provenía la risa, recorrimos nuestro alrededor con la mirada, avanzamos con lentitud hasta llegar a una esquina, en donde lo vimos sentado en lo que parecía ser una cafetería. Estaba conversando animadamente con Mikel, ella hacía gestos y movía las manos mientras le contaba algo que lo hacía reír, en ese momento volteó y nos vio.
—¡Ey! Muchachos, por aquí —gritó con fuerza agitando la mano.
—¿Sabes que te estuvimos buscando? —le pregunté un poco molesto.
—Pero si Christian no nos quiso dejar entrar a su chiquero, entonces ella me invitó esta bebida —respondió tranquilo mostrando el vaso.
—¿Ya nos vamos, Christian? —dice Mikel.
—¿Se conocen? —quiso saber Jesús.
—Ustedes son tan lentos —dijo ella al tiempo que tomaba la mano de Jesús y lo hacía levantarse—, acá, todos nos conocemos.
—Ella es la primera persona que vi en este lugar —dijo Christian con una amplia sonrisa—, es como mi hermana mayor y la única en quien confío —explicó mientras nos hacía señas para que nos moviéramos.
—Aaahh —dijo Jesús— entonces no hay problema cuñado —bromeó mientras palmeaba su hombro, dejando a Christian helado. Yo solté una gran carcajada junto con Jesús.
—¿Cuñado? ¿Qué significa eso? —preguntó intrigada Mikel.
—Ya te explicaremos después —respondió entre risas, pero Christian solo sonreía.
—Es hora de partir —anunció Dariun cuando se detuvo frente a nosotros. Asentimos y lo seguimos de cerca, mientras Mikel seguía conversando con Jesús haciendo todo tipo de preguntas sobre los barbaros del mar. Jesús estaba animado con ella, pero Christian se puso serio.
—Relájate, men —le dije mientras lo codeaba como juego.
—Me late que eso va a terminar mal —refutó mientras señalaba a los dos que conversaban detrás de notros sin que se dieran cuenta. Vi que Dariun prestaba mucha atención a lo que conversaba con Christian, entonces le hice un gesto, él lo entendió y dejó de hablar.
Anduvimos por la calle hasta que empezamos a escuchar gritos a lo lejos, salimos corriendo tan rápido como pudimos, Christian iba delante de nosotros, me era muy difícil mantener el paso, Dariun corría a la par conmigo tratando de alcanzar a Christian, cuando de repente se detuvo de golpe. Yo traté de detenerme de la misma forma que ellos, pero no lo logré y terminé estampado contra un árbol. Christian se echó a reír mientras Dariun nos hacía señas para que mantuviéramos el silencio. Nos acercamos con cautela y pudimos observar a cinco guardianes tirando de una soga con fuerza, del otro lado estaba solo Alonso resistiendo mientras que los demás gritaban y daban ánimos. Por nuestro lado Miguel y Naythiry le daban ánimos a Alonso.
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Editado: 02.08.2022