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Niall.

- ¡Emily Jane Horan!- grite nada más al entrar a la casa.

- ¡Corre por tu vida! Yo te salvo del monstruo princesa.

Unos cortos pies corrieron hasta la escalera que daba al segundo piso donde segundos más tarde escuche como una puerta se cerraba. Mientras que de la cocina salía un rubio teñido con un sarten en su mano derecha y con su mano libre sostenía una cuchara de madera.

-Soooo...atrás bestia- decía aquel sujeto mientras golpeaba el aire con la cuchara.

- ¿Recuérdame porque somos mejores amigos? - susurre lo bastante alto como para que el me oyera. Mientras me tocaba el puente de mi nariz intentando no perder la paciencia.

-Porque fue lo mejor que encontraste el primer día de clases- dijo sonriente.

Negué levemente intentando contener una sonrisa. Caminé en dirección a la escalera, pero sentí un fuerte golpe en mi espalda que me hizo gritar.

- ¡Imbécil que te pasa! - gire encarando al causante de mi dolor.

-Mi deber es proteger a la bella princesa de la bestia que gobierna este castillo. Y si debo dar mi vida por ella, lo hare. Ahora sucia y horrible bestia enfréntate a mí- hablo tal cual caballero fuera mientras me daba golpes en todo el cuerpo con la cuchara de palo.

-Calum...agotaras la poca paciencia que me queda- dije entre dientes. Pero él seguía con sus golpes. Con rapidez tome la cuchara y se la arrebate mientras lo golpeaba y el chillaba como toda una nena.

- ¡Tregua, tregua! -suplico.

Tire al suelo el arma de madera y el sonrió haciendo que sus ojos se achinaran y sin prevenirlo me pego con el sarten en mi cabeza haciéndome perder el equilibrio levemente. Pestañee un par de veces intentando enfocar mi mirada nuevamente y la ira comenzó a inundar todo mi ser. El rostro de mi amigo palideció y susurrando una blasfemia tiro el sarten al suelo y comenzó a correr por la casa mientras yo lo perseguía con mi rostro rojo de la rabia.

- ¡No! - grito cuando me tire sobre él, cayendo en el piso de la cocina mientras lo golpeaba una y otra vez en su abdomen, manotazos en su cabeza y el pegaba manotazos y patadas cayeran donde cayeran.

-Papi...-una suave voz nos detuvo de golpe, ambos miramos en dirección de aquella dulce voz y en el umbral de la cocina se encontraba una pequeña niña de 1.15. Con un lindo vestido color rosa pastel y unos zapatos de charol del mismo tono, su cabello castaño como el mío caía en suaves ondas sobre sus hombros hasta su cintura y con sus ojos azules profundos abiertos de par en par...una dulce y tierna niña. O eso pretendía ser.

-Emily...-dije molesto mientras me ponía de pie y limpiaba mi traje gris que ahora estaba todo arrugado por la pequeña pelea con el caballero de brillante armadura llamado Calum.

-Princesa no debiste salir de tu cuarto. Aun no acabo con la bestia- dijo entre risas Calum haciendo reír a mi hija.

-Emily. A tu habitación ahora. Subiré en unos minutos.

La pequeña de ojos azul cielo bajo la mirada y dando media vuelta se marchó dejándonos solos con el idiota al que llamo mejor amigo. Entrecerré mis ojos levemente dirigiendo la mirada hacia el chico que estaba a mi lado quien tenía una sonrisa de niño inocente en sus labios.

- ¿Era necesario el sartenazo?

-Con tal de proteger a la princesa...sí.

-No podrás prestarle ropa todo el tiempo Cal, debe madurar y aprender.

Cuando me disponía a salir de allí, las palabras que dijo Calum me dejaron atónito.

-Tiene seis años Niall- dijo serio. Algo raro en el- es verdad que tiene que madurar y aprender a comportarse. Pero gritándole y tratándola como si estuviera en un ejército no lo hará.

Mordí mi labio con fuerza y sin responder me retiré de allí y subí hasta el cuarto de mi hija. Una puerta blanca adornada con brillitos e unicornios se interponía entre ella y yo. Mire el cartel color rosa que decía: "Princess Emily", y soltando un suspiro de cansancio entre. Mi pequeña y traviesa niña estaba sentada en el borde de la cama con sus pies colgando y su mirada clavada en la alfombra de su habitación. Revolví mi cabello con frustración y acorte los metros que nos separaban, hincándome frente a ella y con mi mano derecha eleve su pequeño rostro para hacer conexión visual, y al ver sus ojitos cristalizados mi corazón se estrujo. Quizás Calum tenía razón, era bastante estricto con ella, pero tan solo llevamos dos meses de clases y ya me han llamado dos veces esta semana para hablarme del mal comportamiento de mi hija.

- ¿Me quieres explicar que sucedió esta vez?

-Para que...si nunca me escuchas y me crees- susurro entre sollozos.

Suspire cansado. Me separé de ella y me senté en la alfombra mirándola atentamente. ¿Tan mal padre era?, le he dado todo lo que quiere, he intentado ser Padre y Madre a la vez, y si contamos con que también tengo que dirigir una empresa...mi paciencia y fuerzas se agotan.

-Van dos veces que me llaman de la escuela amor. Me dijeron que golpeaste a una niña, solo quiero saber. ¿Por qué?

-Ella...ella me dijo que era huérfana. Porque no tenía Mamá.

Mi pequeña princesa comenzó a llorar de manera escandalosa y si mi corazón estaba roto, esto hizo que una grieta más se formara en él. Me incorpore y la estreche entre mis brazos con fuerza, mientras mi niña se derrumbaba en mis brazos, sus pequeñas manitos me rodearon el cuello mientras que su rostro se escondía allí mismo.

-Tu sabes que eso no es cierto, tu mamá está en el cielo. Cuidándote. Y además me tienes a mí y tus tíos que tanto te aman; Cal y Logan. Tienes también a tu nana Marie que te regalonea con ese pastel que tanto te encanta y a la abuela Maura que cuando puede viene a verte. No estás sola amor, no le hagas caso a una niña hueca como ella.

Sentí como rio y eso me alegro el alma. Salió de su escondite y con su rostro inundado en lágrimas me sonrió y con sus suaves manitos me tomo el rostro.

- ¿Desde cuándo golpeas a la gente pequeña? - le pregunte, aunque sabía la respuesta- es la primera vez que me llaman porque golpeas a alguien.