Cross My Mind

~5~

Caroline.

Lunes había llegado más rápido de lo había imaginado. El fin de semana lo pasamos cuestionándonos sobre qué había sucedido aquel viernes en la noche, y las dudas fueron aclaradas el día domingo cuando Abby y Diane fueron a visitarnos y la morocha nos explicó como habíamos terminado conversando con unos tipos y mientras yo me había quedado dormida sobre el hombro de uno, mis otras dos amigas habían comenzado a bailar sobre la mesa e intentaron bailar Pol-Dance...el misterio de los moretones había sido resuelto, aunque la identidad de aquellos hombres aún era un misterio.

-Tengo lista tu loncherita- anuncio Kelly entrando a mi habitación- Algo más falta...

La mire por el reflejo del espejo, tenía una de sus manos en el mentón mientras me miraba de pies a cabeza. Analice nuevamente mi atuendo; un jeans azul, una blusa negra de mangas largas con puntitos blancos abotonada y puesta bajo el jeans, unos botines negros de tacón. Además del abrigo no sabía que más podría faltarme.

- ¡Ya se! - busco entre mis cajones y saco un par de guantes, un gorro que tenía dos pompones pareciendo unas orejas y un pañuelo, todo un conjunto de color blanco invierno y comenzó a ponerme cada cosa en su respectivo lugar, finalmente me paso mi abrigo de algodón de color negro que me llegaba justo al borde de mi casi inexistente trasero- ¡Perfect!

- ¿Lista? - pregunto Nicolle desde el umbral de la puerta- que hermoso, toda una secretaria con estilo.

Aquellas primas y amigas chillaron emocionadas. No sé por qué estaban tan emocionadas de mi primer día laboral, incluso me irían a dejar y aunque me opuse al comienzo, finalmente termine cediendo, porque si algo se les metía en sus alocadas cabezas no había nadie que fuera capaz de hacerles cambiar de parecer.

Con mi bolso en mi mano y mi vaso portátil con diseño de osos panda lleno de chocolate caliente, abandonamos el departamento para caminar esas ocho cuadras que me separaban de mi trabajo. Siendo las ocho y treinta de la mañana el frio era aún más intenso, corría un viento tan frio que llegaba atravesar mi ropa y calar mis huesos. Mis amigas iban una cada lado emocionadas como si fueran un par de niñas camino a la dulcería. Mientras yo no dejaba de pensar en las palabras que Thom me había dicho, el seguía insistiendo en que dejara este empleo, que aquel sujeto era alguien de temer, que según los relatos de sus propias ex secretarias tenía problemas con el manejo de la ira y solía gritarles e insultarlas con mucha frecuencia. Pero lo que más me causaba curiosidad es aquello de que lo consideraban un asesino por la desaparición de su novia y un supuesto hijo. ¿Cómo sería posible eso?, no tiene cara de ser asesino, si de ser un gruñón y de alguien que no conoce lo que es relajarse y reír por tonteras, pero ¿asesino? ...eso ya era algo extremista.

-Así que este fue el semáforo de la discordia- se burló Kelly.

-El mismo- en esta ocasión espere a que diera el verde para poder cruzar. No me arriesgaría a correr un riesgo nuevamente.

- ¿Hasta qué hora trabajas?

Estábamos frente a la empresa que desde hoy formaría parte, aunque sea de secretaria, pero sería parte de ella de igual manera. La pregunta de Nicolle me tomo por sorpresa, ya que el viernes mi nuevo jefe solo me dijo que hoy comenzaba a trabajar, pero no me dio mayor detalle sobre los horarios de trabajo. Hice una mueca y ladeando la cabeza como un perrito respondí:

-Para serte sincera, no tengo ni la menor idea. Quizás hoy me dé mayor detalle sobre eso.

-Ya, es hora- dijo con dramatismo Nicolle- aunque queda media hora para que entres, es tu primer día y debes mostrar que eres responsable y que estas realmente interesada en este trabajo.

Nicolle comenzó a ordenar más mi ropa y acomodo mi cabello dejándolo caer en mi pecho, de algo que sirviera tener el cabello largo y hoy como me lo seque no estaba tan desastroso como en otras ocasiones que lo dejo secar al aire libre.

-Ten tu loncherita, te eche un juguito para que acompañes el almuerzo, frutas y galletas en caso de que te de hambre.

Kelly me entrego un bolsito con puntos de colores y me abrazo fuertemente.

-Crecen tan rápido- fingió que se sacaba una lagrima haciéndonos reír- bueno ya entra pendeja y demuéstrales que puedes escribir rápido en computador.

-Idiota- reí- Gracias por acompañarme, que tengan un buen día, bueno tu Nicolle ya que la señorita no trabajo los lunes, se ira a dormir.

-Eso pasa cuando eres tu propia jefa- Kelly hizo sonar sus dedos, moviendo su brazo y caderas al mismo tiempo- trabajar los lunes debería ser un pecado. Cuando gobierne será lo primero que proclamare.

-Lo único que llegaras a gobernar será el pueblo de los pitufos- se burló Nicolle ganándose un golpe de la morocha.

Nicolle ardida le devolvió el golpe y Kelly igual, así comenzaron a pegarse manotazos en plena calle y frente de mi trabajo. Avergonzada comencé a dar paso hacia atrás retirándome disimuladamente ante las atentas miradas de las personas que iban pasando por allí mirando la escena que mis enfermas amigas estaban montando. Finalmente, cuando creí haberme zafado ellas se separaron y gritaron a coro mientras movían ambas manos de un lado a otro:

- ¡Que te vaya bien Caro! ¡Te amamos!

Con mis mejillas sonrojadas por la vergüenza y el frio de la ciudad entre al edificio, una vez que las puertas se cerraron el calor inundo mi cuerpo haciéndome soltar un suspiro, necesitaba calor en mí. Salude con un movimiento de mano a la chica que estaba tras el mostrador de informaciones y me dirigí hasta los ascensores, marque el piso siete y deje que la maquina hiciera lo suyo, de algún lugar de aquella caja metálica salía una suave música, detalle del cual no me había percatado la primera vez que estuve aquí. Las puertas se abrieron y otra música sonó anunciando mi destino, algo extrañada abandoné el lugar y con pasos lentos me dirigí hasta el mesón donde la misma chica que me atendió la ves pasado estaba retocando su maquillaje.



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En el texto hay: romance, drama, psicologa

Editado: 28.04.2020

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