Niall.
"9:15, mañana en Primrose Hill, es la casa celeste. Pd: a las 10 tiene una videoconferencia, no sé cómo lo hará. Atte: la chica de gran bocota."
La chica de la gran bocota había logrado en menos de 12 hrs una cita con una psicóloga, y aunque fuera sensacional, el pequeño gran problema era que la consulta quedaba al norte de Londres, en Primrose Hill y como decía aquel mensaje tenía una videoconferencia a las diez de la mañana y era de suma importancia que estuviera allí a esa hora, pero también era importante estar en la primera cita de mi hija con la psicóloga.
- ¡Emily date prisa! - grite desde el primer piso.
-Relaja tus suaves nalgas amor mío, nuestra niña llegara a tiempo- hablo mi estúpido amigo de pelo rubio, saliendo de la cocina en bóxer y con un trozo de pastel que Marie había hecho.
-Es mi hija, no me digas amor y ponte ropa decente- espete enumerando cada cosa. El timbre de la casa sonó y Marie corrió a abrir. A veces pienso que esta mujer se multiplica.
- Buenos días dulce Marie- sentí un sonoro beso y gire mis ojos con fastidio- Hola dúo de imbéciles, ya llego por quien lloraban.
- ¿Qué haces aquí? - dije ya con fastidio.
-Vine a acompañar a mi princesa a su primera cita. Debo asegurarme de que el niño sea el adecuado para ella.
Mis ojos se abrieron a tope, ¿Cita con un niño? ¡Pero de qué diablos estaba hablando!, primero muerto antes de que mi bebe salga con un niño estúpido. Calum soltó una carcajada y los mire a ambos con extrañeza.
-Di la verdad Logan, vas a ver qué tan sexy es la psicóloga para intentar ligártela- se burló Cal.
-Tus palabras me ofenden querido amigo- puso su mano en su pecho dramatizando la situación. ¡Dios! Porque no tuve amigos más normales.
-Sabes, mi secretaria habla con tanto orgullo y amor sobre su amiga y yo solo puedo decir que los míos son unos imbéciles y subnormales- eleve mis manos al cielo y ellos rieron.
-Estoy lista Papi- los pasos de mi hija bajando la escalera nos hizo posar la atención en la dulce niña que estaba allí, con un vestido rojo pastel de mangas largas, medias negras, zapatos de charol del mismo tono que las medias y un chaleco negro de botones.
-Preciosa como siempre- alago logan tomándola de la mano y haciéndola girar, ella rio y luego beso la mejilla de mi amigo en modo de saludo.
-Bien nos vamos, Calum vístete y has algo por la vida. Y Logan ve a la empresa. ¡Adiós Marie!
- ¡Adiós niños míos! - grito desde la cocina.
Tome la mano de mi hija y salimos después de haberle puesto su chaqueta, Londres había amanecido nubloso y no era para menos estábamos comenzando el invierno. Aseguré a mi hija y luego me subí a mi lado.
- ¿Dónde queda la consulta? - hablo alguien a mi lado, haciéndome saltar y pegar un grito.
- ¡Maldición! - grite ya con más calma al ver a Logan con una sonrisa en su estúpido rostro- ¿Qué haces aquí?
-Te dije que acompañaría a la princesa en su primera cita. Ahora enciende el auto que llegaremos tarde.
Con incredulidad y la risa de mi hija de fondo puse en marcha el auto. Mi idiota y mujeriego amigo iba poniendo música, me tenía enfermo. No era capaz de dejar una canción completa, la cambiaba cada diez segundos, lo sé porque los contaba, pero qué más puedo esperar del si era incapaz de tener una relación seria y cambiaba de mujer como cambiaba las sabanas de su cama; cada una semana.
Primrose Hill quedaba a quince minutos en auto, treinta si contamos el tráfico de las mañanas. Así que una vez que llegamos estacionamos justo frente a la casa celeste que mi secretaria me había indicado.
-Siempre me han gustado estas casas, muy coloridas y alegres- comento Logan tomando la mano de mi hija.
-Claro, como la alegría inunda en tu ser- respondí con sarcasmo, le arrebate a mi hija y la tome en brazos.
-Ese eres tú. Yo siempre soy alegre.
-Aun no entiendo porque estás aquí- susurre. Toque el timbre y en segundos la puerta se abrió.
-Ya lo sabrás- respondió con una sonrisa socarrona.
Al entrar llamo mucho mi atención los colores de la consulta, era todo blanco, gris y celeste, las paredes eran blancas, las sillas y sofás del lugar eran algunas grises y otras celestes, la alfombra era celeste y los muebles incluido el escritorio de la supongo secretaria del lugar era celeste. Y tras este mismo había una señora de edad, de cabello negro, piel blanca como el papel y con exceso de rubor en sus mejillas.
-Buenos días y bienvenidos a "Mind & Sould" , ¿Con quién tiene cita?
-Buenos días, Ams...siendo sincero no me dijeron el nombre, solo sé que es mujer- dije torpemente. ¿Cómo se le había olvidado darme el nombre de su amiga?
-Entiendo, en ese caso debe ser la Dra. Cofré. Es la única mujer- dijo con amabilidad- ¿Nombre del Paciente?
-Emily Horan.
Ella tecleo rápidamente, para alguien de su edad manejaba muy bien el computador, al menos era más rápida que mi madre. Nos indicó que tomáramos asiento, que la Dra. Nos llamaría.
-Qué curioso, le dijo doctora, y que yo sepa se les llama Psicólogos, a menos que ella haya hecho un doctorado y por eso la llamen ahora doctora...curioso.
-Sigo sin entender que haces aquí- espete mirando el reloj de mi mano por milésima vez.
Emily se fue a jugar a un rincón donde había varios juguetes y ahí me percaté de que había seis puertas de distintos colores; la primera era roja, la segunda azul, la tercera era un mosaico de distintos colores y distintas formas, la cuarta era de color celeste, la quinta era blanca y tenía el logo del baño y la última era blanca con un mosaico de gato.
-Sabes lo que hago aquí- comenzó a hablar mi amigo a mi lado- estoy aquí porque tú tienes una conferencia muy importante en cuarenta y cinco minutos, demoras media hora en llegar hasta la empresa y eso si te vas ahora. Así que por eso estoy aquí. Ahora deja de mirar el maldito reloj cada cinco segundos, dale un beso a tu hija y yo te informo de lo que dice la loquera.