Las niñas, Ángela y Adalia caminaron saliendo del parque para llegar a la casa, entraron en la calle y el chico que siempre tira piropos a Ángela se topo con el grupo poniéndose en frente de las chicas mirando a Ángela.
—No estoy de humor Deivi —Comento Ángela rodando los ojos.
—Yo tampoco. Últimamente has cambiado ¿Te pasa algo? ¿Estas enferma? —Cuestionó el chico cruzándose de brazos, lo poco que conocía de Ángela era que siempre estaba de un buen humor y segundo por más cosas que él le hacía no perdía la paciencia, estaba seguro que algo en ella había cambiado se notaba a leguas.
—He estado enferma, pero estoy mejorando —Contesto la chica descrusando sus brazos para agarrar de manos que Carlín.
—Oye sin interés lo sabes, te conozco desde que somos unos chamacos, si necesitas cualquier cosa no dudes en venir aquí donde mi vieja ella no dirá nada malo.
—Lo sé Deivi, Esta bien; gracias —Dijo tratando de sacar una sonrisa, el chico se hecho a un lado y con las manos le indico que pasaran.
—Y quiten esas caras de mortandad nadie se ha muerto —Gritó detrás de ellas, las chicas sonrieron echando sus cabezas hacia atrás para verlo por última vez.
—No tiene juicio, pero tiene razón —Comentó Adalia riéndose, Ángela afirmó con la cabeza. Llegaron a la casa y Ángela quitó el candado de la puerta.
—Vengan chicas, siéntate —Puso la mas pequeña en una silla a la derecha—. ¿Y tu aquí? —Dijo poniendo la otra en la izquierda. Adalia se sentó en la silla que quedaba y Ángela se sentó frente a las niñas en el suelo—. ¿Jugamos parchís?
—¿Eso era? —Cuestionó Darleni frunciendo el ceño.
—No, Ángela seriedad por favor —Soltó Adalia dándole un manotazo en el hombro, Ángela se quejó y luego carraspeo, no era que no estaba seria con la situación a continuación pero estaba nerviosa y no sabía si aún estaba preparada para decirles a ellas estaba pensando que eran muy pequeñas, pero si lo sabrían ahora tal vez nunca le pasara en un futuro.
—Bueno, no sé cómo empezar a decir esto—Dijo mirando sus manos en movimientos, más bien sus dedos—. Pero se los tengo que decir para que se cuiden mucho, para que sepan que no se puede confiar en nadie mucho menos si no lo conoces ni siquiera porque este siendo amable contigo —Las chicas pusieron atención a lo que Ángela estaba diciéndoles, le contó todo desde el inicio hasta el final, claro sin los detalles del abuso sexual en sí pero les contó lo necesario para que se hagan una idea de lo que había pasado.
Las chicas estaban sorprendidas, anteriormente habían escuchado que a una chica la habían violado y que por esa razón perdió la cordura porque no pudo superar aquel trauma, estaban asustada no querían que a Ángela le pasara lo mismo y no tanto por eso, es que viendo como es Ángela si no le hubiese contado lo que pasó nunca se hubieran enterado, ella seguía siendo la misma chica de antes a excepción de algunas cositas que no se podían notar al menos que la conozcas muy bien y eso en el fondo alegraba a Darleni, ella pensaba que su hermana mayor era demasiado fuerte y luchadora si alguien había perdido la cordura por eso es porque era algo muy difícil pero viendo a su hermana como lo estaba llevando le dio la esperanza de que esa dificultad se podía superar aunque costara.
Ah Ángela le costaría la confianza de antes sobre su cuerpo, porque eso sí, ella sabía que la había perdido por completo, la autoestima fue lo primero que se había esfumado de su vida desde aquel momento y sobre todo, la confianza hacia alguien, volver a confiar en un hombre. Si antes le era difícil enamorarse ahora sería mucho peor y lejano, con todas sus mil razones y agregándole está, aunque le hubiese gustado que esto no fuera una razón, pero claro la vida no era tan justa después de todo.
—No lloren —Ángela abrazo a ambas niñas, estas se habían levantado de los asiento tirándose encima de ella.
—Lo siento por haberte criticado por como te vestía, no sé si... Si, si sea algo... que ha salido de, de eso —Darleni no sabia como explicarse y tartamudeaba con las palabras.
—Yo sé lo que quieres decir, y no tienes que disculparte esta bien, a veces uno dice cosas sin saber como lo está pasando esa persona.
—Y tal vez lo ofende —Respondió Darleni secándose una lágrima, Ángela la miró con dulzura.
—Sé que nunca intentarías ofenderme, todo lo que haces es porque me quieres, no querías que me viera mal.
—En realidad te vez bonita con cualquier ropa solo que no estaba acostumbrada a verte con ese tipo de ropa.
—Te entiendo, esta bien.
—Gracias por confiar en nosotras y contarnos, tu podrías ir a donde la sicóloga de la escuela para que hables con ella y te sientas mejor —Prosiguió la adolescente.
—Claro, iré en algún momento. Sabes que tengo que seguir trabajando y necesito despejar mi mente.
—Y tienes que beber las pastillas también —Comentó Darlin mientras la abrazaba.
—Si nena, hablando de pastillas —Ángela se levantó del suelo y busco en la habitación, Darleni le pasó un vaso de agua.
—Me alegra que ustedes la apoyen y ustedes saben que no deben contarle a nadie, la gente le gusta especular muchas cosas y esas especulaciones son exactamente una de las raíces para que una mujer que ha pasado por algo asi entre en depresión o simplemente emperore y la pasé fatal, esto no se trata de hablar sino de ayudar. Esa fue una buena idea mandarla con la sicóloga de la escuela ya que, ella no quiere ir a la que le indico la enfermera.
—¿Sabes cuanto me va a cobrar por una cita?
—Nada mujer. O eso creo. Es que debe ser gratis eso, o sea, es algo que debe tratarse gratis. ¿No? —Adalia se encogió de hombros dudosa.
—Cobran mi amor, dos mil pesos y dependiendo la hora —Respondió Ángela sentándose en una silla.
—Eso es un maldito robo, además eso no es ayuda, es un negocio.
—¿Y quién te dijo a ti que que esa gente ha querido ayudar a chicas que pasan por esa situación? Nadie verdad. Por que todos saben que esto es un negocio para ellos, si no hay dinero de por medio no te vistas que no vas. Si la gente del gobierno no ve ese cheque no vales nada.
#2393 en Novela contemporánea
drama amor humor, amor odio romance pasion, realeza futuro romance secretos
Editado: 10.08.2022