La semana entrante se fue tan rápido como llegó, las dos veces que Nikolais llamo a la casa fue para preguntar si aquel hombre lo habían atrapado, pero al parecer este se había dado por vencido con Ángela y esto alegraba mucho a todos. En esa misma semana un canal muy conocido pidió el permiso a Ángela para hacer un pequeño documental sobre la nueva familia del príncipe y su forma de vivir, le había dicho a las personas encargadas que Nikolais no estaba, pero eso no le impidió seguir con la grabación y culminar con ella; a ellos les era suficiente grabar todo lo que había en la casa. Ángela se preparó temprano esa mañana y salió con Rafael hacia un destino particular, la chica vio a Nikolais venir saliendo del grupo de viajeros, levantó sus manos para saludarle y el chico sonrió plenamente al verla, Nikolais inauguro todas sus fábricas adelantando todo el trabajo de un mes en una semana y estaba listo para pedirle algo muy importante a Ángela, Nikolais había pedido que ella lo fuera a buscar, primero que nada Ángela nunca había ido al aeropuerto y le pareció algo inmenso con un ambiente diferente al cotidiano, segundo estaba nerviosa porque lo volvería a ver, se preguntaba qué tanto tiempo debía transcurrir para que ella se acostumbrara a su presencia.
—Hola amor —Saludó ella primero luego lo abrazó y le dió un beso en la boca.
—Hola, mi princesa ¿Cómo estás? —Nikolais empezó a caminar junto a ella mientras unos empleados tomaron el equipaje que él traía—. Vaya, vaya —Dijo Nikolais cuando aparecieron algunos fotógrafos en la salida.
—¿Cómo es que se entenran tan de pronto?
—Son investigadores de primera, deberían resolver los casos de asesinatos del paí, son muy buenos —Comentó Rafael intentando salir de aquellas personas hasta el carro, le abrió la puerta a Nikolais para que entrara, el joven principe le dió el paso a su novia y luego entró él. Algunos autos lo persiguieron hasta llegar a su residencia lo cual no se le permitió pasar más allá porque había un control de seguridad antes de entrar en el camino hacia la residencia en sí. Nikolais era muy cauteloso con su privacidad y esto le permitía que los paparazzi no llegara muy cerca de la residencia sobre todo las personas desconocidas.
—No entiendo cómo supieron que llegaría hoy al país, alguien les avisó seguro —Dijo él sentándose en la antesala en el mueble gris que había elegido Darleni al momento de preparar la casa, Nikolais recibió a las niñas en su regazo con un abrazo cariñoso.
—Tienes razón, alguien dió un aviso de que ustedes estarían allá. Y fue pocos minutos antes de que llegaran. Seguiré investigando —Dijo Gabriel mientras tecleaba en su celular.
—Ángela en la entrada hay una persona que se llama Adalia Montés dice que usted la conoce.
—¿Adalia? —La visita de ella le dió por sorpresa—. Si déjela pasar. Vete a buscarla Rafael el camino es muy largo.
—¿Ya la perdonaste? —Cuestionó Darleni sentada tomando algo. Ángela de encogió de hombros.
—Ha pasado demasiado tiempo para que siga con ese rincor sabes que no soy de esas personas.
—Ella tiene razón no hay que ser tan rencoroso, pero yo no la perdono así que me voy —Comentó Nikolais levantándose del asiento.
—¿Y a ti qué te hizo?
—Recuerda que tú no me querías hablar por su culpa por poco y te pierdo, eso no se lo puedo perdonar, Nunca! adiós —Dijo él caminado deprisa.
—Descansa cariño, descansa, hablamos luego — Respondió Ángela cuando lo vio desaparecer por las escaleras y el pasillo de la segunda planta. Adalia llegó unos minutos más tarde y saludó a su amiga. Echó un vistazo a toda la casa y se quedaron en la cocina específicamente en la parte del desayunador tomando café.
—Ea mucho tiempo el que ha pasado —Dijo Ángela respondiendo a su dicho anterior.
—Lo sé, pero pensé que ya no me hablarías nunca.
—Adalia yo no soy rencorosa lo sabes, y la gente cometes errores; tal vez pensaste que lo de Nikolais no era en serio por ser quién es. Pero mi vida a dado un cambio de ciento noventa es más, de trescientos noventa puedes ver por tus propios ojos.
—Sí, lo veo. El destino exageró contigo o tú pediste demasiado —Ángela se echó a reír.
—Me dió demasiado, yo no tenías ganas de pedir ya.
—Ángela, recuerdas a ese chico el que te violó en la discoteca.
—Sí, lo recuerdo bien.
—Pues ahora no me deja de acosar, lo denuncie, pero las autoridades no dan con él todaví.
—No es a mí solamente; entonces; me ha está persiguiendo también y eso me molesta mucho.
—Lo sé, es horrible, pero podemos hacer algo para cambiarlo —Nikolais entró a la cocina y se quedó mirandola. Adalia no dijo nada.
—¿Nikolais que no estabas descansando? —Cuestiono Ángela.
—¿Cómo sabías de la residencia? —Nikolais se quedó frente hacia Adalia, pero un poco más lejos que Ángela.
—Todo el mundo sabe dónde viven ustedes, hicieron un documental hace una semana.
—Adalia el documental lo grabaron hace una semana, aún no ha salido al aire —Soltó Nikolai.
—Pues que raro, lo vi. Tal vez alguien lo espameo.
—¿En serio, Pero era gratis? —Comentó Ángela.
—¿Puedes dejar de mentir? No darán la dirección de mi hogar en un documental —Prosiguió Nikolais cruzándose de brazos.
—Esta bien, está bien. Lo escuché hablar al señor Nelson con Mauro.
—¿Por qué el señor Nelson hablaría de la dirección de mi casa con Mauro?
—No lo sé, pero lo escuché de ahí. Eso es todo.
—Nikolais podrías parar tu paranoia, todo está bien —Ángela se cruzó de brazos y él joven levantó sus brazos en son de rendición.
—Bien! Ganaste —Dijo mirando hacia Adalia la cuál giro los ojos, Nikolais salió de la cocina y se fue a la izquierda hacia donde estaba casi todo el tiempo Gabriel y Alisa—. Quiero que me investigues un poco la vida de Adalia no sé su apellido —Fue lo primero que dijo al llegar –. Pero debe estar en el registro de los visitantes a la residencia. Por favor, es rápido —termino de decir.
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Editado: 10.08.2022