Mi prima, Megan, es del tipo de rostro fresco tan bello que no
necesita maquillaje o filtros para que parezca que acaba de
salir de un anuncio de cabello brillante y limpieza viviente. O
uno de esos comerciales con las chicas de piel impecable riendo y sonriendo como si conocieran algún secreto de chicas bonitas. Alta, delgada y rubia, con una gran estructura ósea y grandes ojos color avellana, es la quintaesencia de toda la belleza americana.
Se hizo de ese tipo cursi en la preparatoria, cuando toda esa
popularidad se fue a su cabeza, pero en su mayor parte Megan es una chica agradable. Ella no es una santa, pero tampoco es una perra. Nunca tuvimos mucho en común, pero siempre nos llevamos bien. Lo suficientemente bien como para que conseguir un apartamento juntas después de la preparatoria pareciera una gran idea.
Pero todos sabemos cómo resultó eso.
Megan no parece embarazada, ni enferma. Su piel es bronceada y brilla intensamente, y no detecto ninguna señal de un vientre redondeado bajo su veraniega camiseta rosada de tirantes. De hecho, se ve mejor que nunca. Su liso cabello rubio cae a su cintura ahora, casi tan largo como el mío.
Nuestro primer encuentro después de dos años no va como yo lo imaginaba. Ambas somos tímidas alrededor de la otra, y no digo mucho más allá de "cómo estás". La felicito por su embarazo y la próxima boda, y ella parece adolorida, como si ella quisiera decir algo, pero no puede escupirlo.
¿Una disculpa, tal vez? Ja.
La enfermera de la tía Susan —que también es su buena amiga— está allí en la cena. Connie piensa que es hilarante que yo sea parte mexicana, y no hable una palabra de español. Trato de señalar que mi madre —Luz Grace Chinn Kelly— también era mitad china, y tampoco puedo hablar ese idioma. Pero Connie solo se ríe de mí, y señala objetos alrededor de la casa,
diciéndome los nombres en español para ellos. Es realmente desagradable, pero mantengo la boca cerrada. Ella mantiene un ojo de águila en tía Susan y la deja sin aliento con la risa, así que supongo que ella está bien.
Estoy sentada entre Bran y Talon en la mesa. Ignoro a Bran y centro mi atención en mi primo menor. Pero Talon es poco cooperativo, actuando retraído y hosco, no importa cuántas veces lo empuje. O tal vez está enojado porque lo estoy empujando muy fuerte.
Espero que la conversación sea dominada por hablar de la boda, pero no. Todo el mundo quiere oír hablar de Benjamín Greyson y el cuento de hadas de cómo empezamos. Puedo decir que Megan es la más curiosa y emocionada de todas; ella indirectamente me hace preguntas acerca de él mientras trata de no mirarme. Trato de mantenerlo simple, apegándome
a la verdad tanto como sea posible.
¿Cómo nos conocimos? En una playa, donde le salvé el culo de
ahogarse, estaba borracho nadando. ¿Cómo es él? Justo como parece en sus entrevistas: centrado, encantador, y de buen carácter. ¿Es bueno en la cama? Esa es de Connie, y yo no lo habría contestado... pero veo a Megan y Bran intercambiando un par de miradas de pareja. Le doy a Connie dos pulgares arriba.
—Estamos tratando de mantener nuestra relación fuera de los medios de comunicación —digo en respuesta a otra de sus preguntas curiosas.
—Necesita mantener la ilusión de estar soltero y disponible. Es mejor para su carrera. Y definitivamente no quiero la atención.
Miro a Bran mientras digo esto y él se ruboriza, agachando la cabeza con timidez. Él parece tomar la indirecta y cambia el tema a la boda, enumerando los parientes de su lado que pueden asistir. Estoy fuera del gancho por ahora, y respiro un suspiro de alivio.
Es raro estar de vuelta en el pliegue. Parte de la familia, pero no. Crees que ya estaría acostumbrado. Los demás no tienen que pensar en cosas que decir el uno al otro, o se preguntan si lo que sea que digan ofenderá a alguien. ¿Cómo saben todos cómo mantener la ilusión? ¿Es una cosa de rubios? Incluso Connie parece pertenecer más que yo, y su cabello está
teñido de un rubio cenizo. Y Bran, bueno, siempre ha sido parte de la familia... incluso antes de que me mudara.
La cena es misericordiosamente corta. La tía Susan está cansada, aunque no ha dejado de sonreír ni una vez. Ha comido muy poco del asado, pero nadie más que Connie parece haber tenido mucho apetito esta noche. Sin embargo, la comida estaba buena. Estoy a punto de felicitar al tío Charlie por la comida, cuando casualmente menciona que Bran hizo
toda la comida. Cierro la boca.
—Ven a desayunar mañana —me dice mi tía—Su respiración es un poco forzada, pero sus ojos todavía brillan de felicidad.
—¡Tenemos tanta planificación por hacer, y solo tres semanas para hacerlo!
En vez de lucir desalentada por la tarea por delante, parece
emocionada. El tío Charlie le lanza una mirada ansiosa y amorosa antes de volverse para hablar con Megan. Fuerzo una sonrisa en mi rostro.
—Estaré aquí —le digo a mi tía.
Murmuro un adiós en la dirección general de todos. Talon parece estar en mejor estado de ánimo; está jugando un juego de zombis sangrientos, así que apenas mira hacia arriba cuando le digo que me voy. Ingrato. Hago una nota mental para averiguar qué le ha estado molestando.
Bran está al acecho por la puerta cuando me voy. Parece triste, o tal vez melancólico es una palabra mejor. Me sonríe tentativamente
—Adiós, Vicky. Supongo que te veré mañana.
—Sip. —Abro la puerta y estoy a medio camino cuando su suave voz me detiene.
—Todavía me preocupo por ti, ¿sabes?
Inmediatamente me pongo rígida, con todos mis músculos apretados a raíz de una ola de ira. ¡¿Cómo se atreve a decirme eso ahora, cuando estoy débil de la agitación emocional de reprimir mis verdaderos sentimientos en la cena?! Estúpido chico patinador.
Con mi cabeza y mi corazón palpitando, me escapo a mi auto. Por solo unos segundos, mis manos agarran el volante en un apretón de muerte mientras tomo respiraciones superficiales a través de mi boca. El enojo y la culpa revuelven mis remordimientos. No sé qué hacer con los remordimientos; es una emoción rara para mí. Nunca he tenido un amplio
espectro de ellos. Emociones, eso es. Por lo general, estoy enojada, o... no estoy enojada. ¿De dónde vienen los remordimientos?
Regreso a casa de Ellen. Ella todavía no está en casa, y no puedo evitar estar aliviada. Tomo una manta y una almohada de mi habitación y la llevo a la terraza exterior. Me instalo en la tumbona, acurrucándome en la manta.
Cuando el sol está fuera, es agradable y cálido, pero por la noche puede ser bastante frío. Miro hacia el turbulento mar y me felicito por haber sobrevivido a la cena, y Bran. Y Megan. Y el brownie de Ellen.
Las cosas serán mejores en la mañana. Estaré más en control. Seré una roca, un pilar de apoyo, y lo haré todo con la sonrisa falsa más brillante que puedas imaginar. Yo puedo hacerlo. Ya verás. Todo estará mejor mañana.En algún momento de la noche, debe haber llovido. Me despierto con el amanecer, húmeda y desorientada. Manteniendo mi manta húmeda alrededor de mí, me tambaleo a la cocina ¿para...? No lo sé. En realidad quería ir al baño.
Me dirijo hacia atrás cuando un golpe en la puerta me detiene. ¿Quién demonios? Si es Bran tan temprano en la mañana, voy a patearlo en el trasero. Ni siquiera me importa su estúpida pierna.
Recogiendo mi manta alrededor de mí con más seguridad, voy a la puerta. Mejor que sea alguien vendiendo algo que pueda comer. Abro la puerta con mi ceño matutino en su lugar.
Mi ceño cae en algún lugar del suelo. Me quedo boquiabierto ante la alta figura de la puerta. La sorpresa y el horror me han pegado a mi lugar.
La manta se cae de mi frágil agarre y se arremolina a mis pies.
—Hola ahí, VickyVic.