Crush con una celebridad

08

MIlly’s es un achaparrado edificio marrón de teja. Es un bar de  
aspecto bastante mugriento con mesas y sillas permanente- 
mente pegajosas, y no me dejes que te cuente del piso. Pero  
el lugar siempre parece hacerlo bien, y usualmente está lleno con una buena mezcla de gente. Son casi las once de la mañana, y hay una cantidad decente sentada en las cabinas, teniendo un almuerzo temprano con su cerveza. Un grupo de chicos de edad universitaria están jugando billar en la parte trasera; sus repulsivas risas pueden ser escuchadas por encima del country rock sonando sobre los altavoces del bar. 
Benja está sentado en una de las cabinas, tomando una cerveza y una hamburguesa. Lo reconozco por su gorra de los Yankees, pero cuando levanta la mirada, me da una sacudida de sorpresa. Su nariz es diferente, un poco más grande y ligeramente protuberante. Su barbilla es más gruesa, y menos definida. Tiene un vago parecido a su estrella de cine, como un primo  
menos afortunado. Todavía se ve lindo y sexy, pero BG no es lo primero que viene a tu mente cuando lo ves por primera vez. Benja levanta sus cejas y una falsa inclinación de barbilla hacia mí cuando me dejo caer en el banco frente a él. Me doy cuenta que está usando sus lentes de contacto marrones. Sin el llamativo color verde-dorado para distraerte, puedes apreciar plenamente el resto de sus facciones: la estructura ósea de supermodelo, la mandíbula fuerte… su sonriente boca.  
Sin embargo, toda esa belleza está desperdiciada en él. Si su trabajo no exigiera que prestara atención a su apariencia, vagaría con barba y ropa andrajosa todo el día. Y tiene el valor de reclamarme por cómo me visto. 
—Tu abuela es impresionante —dice después de tragar un enorme mordisco de su hamburguesa—Nunca he tenido mi culo tan pellizcado en mi vida. 
Me hundo de nuevo en el asiento, frotando mi frente.  
—Por favor dime que estás bromeando —gimo. 
Solo sonríe y agarra su cerveza. 
—¿Cómo estuvo la charla de la boda? 
—Estuvo súper —digo con una brillante y falsa sonrisa—Se nos espera para cenar a las seis. ¿Eso funciona para ti? 
—Sí, eso está bien. —Benja toma su teléfono de la mesa, y le da un vistazo—Tienes suficiente tiempo para mostrarme los alrededores ahora. 
Robo un grueso filete frito de su plato. 
—¿No es lo que tú y Ellen estuvieron haciendo toda la mañana? 
—¿Estás bromeando? Eso fue solo una estratagema. Me trajo a este restaurante donde fui emboscado por un montón de sus amigas. Pasé la mayor parte de la mañana coqueteando y manoseado por señoras mayores. —Se estremece un poco

— Sin embargo, me dieron de comer un maldito buen pastel. 
Sacudo mi cabeza, decepcionada de Ellen. 
—¿Les dijo quién eras? 
—No. Solo pensaron que era un caliente y joven pedazo de carne.  
—Benja golpetea su nariz—Te dije que este disfraz era increíble, ¿verdad? 
No puedo evitar imaginar a Benja siendo molestado por Ellen y sus  
amigas, con las garras de señoras mayores llegando a él de todas direcciones para pellizcar, agarrar, y pinchar. Trato de ocultar mis risitas  
girando mi cabeza, y poniendo una mano sobre mi boca. Él no es tonto. 
—Sí, ja, ja. Tienes que compensarme. Vamos, hagamos cosas de  turistas. 
Lo miro con sorpresa. 
—¿No quieres saltar de una montaña, o montar una ballena, o algo así? 
—Nop. Estas son mis primeras verdaderas vacaciones en mucho tiempo. Solo quiero relajarme. —Benja hace una mueca y frota el costado de su cuello—Y mi espalda todavía duele un poco de ese truco que salió mal.  
Hombre, debo estar envejeciendo. 
Lo observo sospechosamente. 
—¿No eres el mismo chico que trató de hacer esquí acuático con una pierna rota? 
Se encoge de hombros, mostrando sus dientes de comercial de pasta de dientes en una temeraria sonrisa.  
—No soy tan resistente como solía ser. —Golpea ligeramente la mesa delante de mí— Oye, ¿adivina qué? Georgia, una de las amigas de Ellen, es dueña de un gimnasio al otro lado de la calle. Me dio su llave de repuesto y dijo que puedo usarlo en el momento que quiera mientras esté en la ciudad. 
Se inclina hacia un lado para poder buscar la llave en el bolsillo  
delantero de sus jeans, que luego saca y cuelga delante de mí. La llave está unida a un llavero con forma de mancuerna. Le pego rápidamente como un gato.  
—De ninguna manera —digo—¿Siquiera quiero saber que tuviste que hacer para conseguir eso? 
—¿Qué quieres decir? Solo fui mi antiguo yo encantador. —Benja se encoge de hombres cuando lo miro incrédulamente—. Ya comprobé el lugar. Es bastante decente. Creo que podemos ir muy temprano, o tarde por la noche, ¿sí? Cierra a las once. 
Sí, definitivamente no dormiré mientras Benja esté aquí. Suspirando casi imperceptiblemente, asiento y sonrío. Termina su hamburguesa en dos enormes mordiscos, lanzando una propina de veinte dólares, y luego está en marcha. 
Nos detenemos en la oficina de Ellen para decir adiós. Le digo sobre la cena, pero resulta que ya tiene planes. ¡Tiene una cita! Benja bromea con que está celoso, y Ellen realmente se sonroja mientras sus ojos trepan con impotencia sobre las duras partes musculosas de él, que es prácticamente en todas partes. Sabes, no es que no esté acostumbrada a su efecto en la gente. Esta es mi gente, sin embargo, y simplemente no está bien. 
Tomamos la camioneta de alquiler de Benja y dejamos mi auto en Gilly’s. Él va en serio sobre hacer la cosa turística. Caminamos a lo largo de las tiendas al otro lado de la calle de la playa. Benja compra palomitas caramelizadas recién hechas, y consigo un cono de waffle con helado de masa de galleta, mi favorito y también el de Benja Roba un mordisco de él,aunque trato mantenerlo fuera de su alcance. 
—Oye, vayamos a ver los botes —dice, asintiendo hacia el puerto  deportivo. Mientras estoy distraída, agarra mi mano con el cono de waffle en ella y da una descarada lamida a la parte superior. 
—¡Pff! Solo tómalo —gruño, empujándolo hacia él. 
—No, es más divertido de esta manera —insiste con una risa. 
Maldita sea, él realmente está entrando en el papel de novio amoroso.  
Me está volviendo un poco loca. Estoy acostumbrada a tener a Nate, o a uno de sus otros innumerables amigos alrededor como un amortiguador. A veces cuando solo somos nosotros dos, Benja empieza a entrar en este inquieto y pensativo humor, y sus ojos me siguen con acalorada especulación. Esto usualmente es cuando no ha tenido sexo en un tiempo (y “un tiempo” es tres días para él). Sé que no debo tomarlo personal. Soy un caliente cuerpo femenino, y estoy disponible. Hasta el momento, nunca  
ha cruzado esa línea física (excepto por esa vez en París, pero estaba dormido así que supongo que no cuenta), pero luego nunca ha fingido ser mi novio antes. Sí, obviamente, no tenemos la típica relación jefe/empleada.  
Es extraña, necesitada, y un poco retorcida, pero la hacemos funcionar.  
Este, este es un territorio inexplorado. No estoy cómoda ni siquiera pretendiendo estar juntos así. 
Afortunadamente Benja no intenta sujetar mi mano, ni nada estúpido como eso. Caminamos por los muelles y miramos los botes, y luego nos dirigimos a Hunter Creek Falls para ver la cascada. Hago que Benja se detenga a comprar una bolsa de cacahuates para que podamos alimentar a las ardillas ahí. Esas ardillas son algunos de los más gordos y mejor alimentados bastardos que he visto. 
Realmente me estoy divirtiendo mucho. Es un poco extraño, pero me siento más cómoda pasando el rato con esta versión disfrazada de Benja. Él se ve como alguien que podría conocer en la universidad, lindo y completamente normal. No como mi famoso jefe que no puede salir en público sin ser hostigado por sus adoradores admiradores. Tomo una foto de él cubierto de ardillas, y se la envió a Nat, quien predeciblemente me  
responde con una broma sobre las nueces y sus bolas. 
—Estoy completamente fuera, amigo, lo siento —dice Benja a la ardilla levantándose imperiosamente en su pecho. Él está tumbado en el césped, apoyado sobre sus codos. Las ardillas retuercen su esponjosa cola y se escabullen, haciéndolo reír. 
—Ivan quiere saber la condición de tu estado mental —digo,  
levantando la vista de mi teléfono. 
Benja entrelaza sus manos detrás de su cabeza y mira hacia el brillante cielo azul. 
—Dile que me estoy sintiendo muy frágil en este momento. Puede que necesite otro mes de descanso y relajación para recuperarme.



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En el texto hay: amor, mentira humor

Editado: 05.09.2020

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