Cruzada de sangre

Capítulo 43

Empiezo a perder la conciencia, como si una especie de nubosidad comienza a cubrir mi visión, me aferró a Víctor no puedo dejarlo solo, menos cuando recién se está recuperando del daño que Marcos le había provocado. No borra en su rostro la ira que siente ¿Realmente le importo tanto para mostrar un odio que no había visto antes en él? Luego de lo que me había contado Vanessa y descubrir su probable mentira había llegado a dudar de lo que podría sentir por mí. No puedo negar que me siento sobrecogida por este sentimiento.

 

Pero este no es el momento de pensar en eso, hay tres tipos peligrosos, incluyendo a mi hermano, frente a nosotros; contra un vampiro recuperándose de un anterior estado de gravedad y una vampiresa con una herida mortal, es obvio quienes están en desventaja.

 

Víctor me dejó en el suelo, pero no quiero soltarlo. No quiero que arriesgase su vida otra vez en una pelea, no quiero volver a sentir que lo pierdo nuevamente.

 

—No lo hagas, estas débil yo...

 

—No te preocupes, puedo con este trio de cazadores —me sonrió tratando de darme confianza, aunque no borra su molesta mirada.

 

Apreté los dientes sintiéndome inútil, ¡¿Por qué siempre tienen que protegerme?! ¡¿Cuándo será el día que yo pueda defender a los demás?! Observé la daga Aeternus que ha vuelto a su estado original, con eso entiendo que mi fuerza ha disminuido más de lo que pensaba, me siento peor, asqueada de mi debilidad.

 

Observo molesta a los dos cazadores que nos miraban amenazantes moviéndose tranquilamente, confiados en su poder. Eso es una advertencia, y por ello no puedo evitar empuñar mis manos aferrando el filo de la daga sin importar el daño que me hace en la palma de mi mano.

 

—Con que Víctor Fuentes, uno de los hijos bastardos del Clan Vis Erinys, un híbrido que tiene la mala suerte de tener un cuerpo más humano y a causa del cual sus poderes se limitan —indicó uno de ellos burlesco sacando dos enormes espadas.

 

Víctor lo observó seriamente fijándose en el filo de esas espadas. De color verdosos las llamaban acero de drinke, pueden causar daño a un vampiro como la daga Aeternus pero a diferencia de esta que causa heridas mortales y cuyas cicatrices demoraban lo mismo en mejorar que en un humano las drinke solo demoran unos minutos la recuperación de un vampiro.

 

Sonrió repentinamente mostrando una malignidad en su rostro que me dejo perpleja. Un rostro de vampiro asesino, una mirada que ni siquiera la expresión psicópata de Marcos podía compararse. ¿Cómo alguien como Víctor puede mostrar una actitud más fría e intimidante que el tipo causante aun de mis pesadillas? Por un segundo tuve miedo, temí que aquel hombre del que me he enamorado resultara ser un vampiro más cruel que todos los que había conocido. Esa maldad en su rostro no es algo que alguien pueda crear de un momento a otro. Dentro de él hay un aire maligno que no entiendo, peor que hace que mi corazón lata de forma violenta, el miedo, el olor a sangre, puedo sentirlo tal y como si me encontrara parada sobre cientos de cadáveres frescos.

 

Noto que ambos cazadores parecen estar atrapados en el mismo estado de intranquilidad que el mío. O sea, no es mi imaginación que Víctor este rodeado de esa aura intimidante y aterradora. Respiré agitada y temblando ¡¿Que significa esto?!

 

—Y aun así joven cazador he matado a muchos como tú, que gracioso que un niñito venga a hablarme en ese tono amenazante, no tienes idea a quien tienes frente a ti —y sonrió mostrando sus colmillos con una mirada de asesino que pareció borrar toda la seguridad de ambos cazadores.

 

Víctor apenas dijo esto se movió tan rápido que apenas pude seguirle los movimientos, apareció frente a los dos cazadores que se lanzaron a atacarlos. Con una patada desarmó a uno de ellos de inmediato y al otro le esquivó un golpe y le golpeo detrás de la nuca dejándolo inconsciente. Hizo sonar sus nudillos mientras caminaba tranquilamente hacia el cazador que quedaba consciente. Temblaba, pude notarlo, pero empujado por el miedo se lanzó con sus espadas dispuesto a morir peleando.

 

—Ni siquiera saben lo que es ser un cazador, solo son niñitos jugando a cazar vampiros —indicó con un tono amenazante que llegó a helar las venas.

 

—Primero acabaremos contigo, y luego drenaremos el cuerpo de tu mujer, su sangre nos ayudara a controlar a varios otros vampiros —respondió el cazador tratando al parecer de olvidarse del miedo que siente porque su voz tiembla inevitablemente.

 

Sin embargo, no se esperaba que sus movimientos fueran lentos en comparación a los de Víctor, porque siendo sincera es bastante ágil. Recibió un golpe en todo su mentón y pude escuchar horriblemente como su mandíbula era fracturada. Otro golpe al estómago que lo obligó a soltar sus armas, y ante de que pudiera abrir los ojos fue puesto contra el tronco de un árbol con sus dos espadas atravesándole los hombros. Víctor lo miraba fijamente con una frialdad abismante, por un instante pensé que lo mataría sin embargo volteó su atención a Benjamín que hasta ahora se ha mantenido lejos de la pelea.

 

Tuve el claro presentimiento que lo mataría, y fue doloroso ver una parte de Víctor que no había querido ver. El problema no es él, el problema soy yo que olvido que no es un humano sino un vampiro. Olvido que para sobrevivir debió haber matado, que dejar con vida a un enemigo no era una opción en su vida en ese entonces. Sin embargo, ahora debo detenerlo, aun cuando Benjamín es un infame de la peor clase, es mi hermano, y hay recuerdos de una infancia sana y un cariño mutuo que no puedo olvidar. Por un segundo paso por mi cabeza la absurda idea que oponerme a Víctor podía causarme la muerte, pero eso es ridículo, él es el hombre que amo, aun cuando sea un vampiro, confío en que jamás podría hacerme daño.




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