Cruzada de sangre - Linajes #2

Capítulo 11

Víctor

—Bien, es todo lo que conseguí —señaló Fernando extendiéndome una carpeta—. Una anciana considerada como una ermitaña y estafadora.

Lleva encima una larga gabardina negra, con unas botas altas, el cabello, como siempre, perfecto y bien peinado. Entrecerró los ojos preocupados mientras yo tomaba la carpeta para poder revisar la información que había recopilado.

 

—Los humanos suelen catalogar de estafadores a quienes no entienden —murmuré recibiendo los documentos, por experiencia propia recordando la vida de mi infancia junto a anterior líder de los cazadores.

 

—Si lo dices así debe ser, aunque a la única casi humana con la que he tenido mayor contacto es con Catalina y por ella no podría asegurar que fuese así —habló con su mirada fija en mí.

 

—Catalina, no es humana, es vampiro —musité con tono secó.

 

—Fue humana, no lo olvides —alcé mi cabeza al escucharlo decir eso.

 

—¿Y qué hay con eso? —le pregunté sin entender a donde quiere llegar.

 

—Pensé que al estar con ella tu resentimiento a los humanos hubiera desaparecido —Fernando desvió la mirada al notar mi dura mirada.

 

—Al contrario —respondí con sinceridad—. Su mismo hermano, un humano, quiso matarla. Para mí eso basta para no considerarlos. Y sí por momento los ayudo solo es porque Catalina sigue sintiendo cariño hacia ellos.

 

—Claro, sus padres son humanos —dijo y noté el tono severo como lo dijo.

 

—Cuidado —exclamé sin mirarlo.

 

—Lo dije sin malas intenciones —señaló con sinceridad—. ¿No crees que deberías decirle de tus planes a Catalina?

 

Se quedo serio mientras le doy la espalda. Se que tiene razón, pero Catalina ya está suficientemente preocupada con el asunto de los asesinatos como para preocuparla aún más, como para ponerle más temas encima. Además, busco como ayudarla no como ponerla más nerviosa, y es un tema sensible que tratar más cuando me arriesgo a caer en el mismo abismo de mi pasado, en la maldad del hechicero que intentó destruirlos a todos.

 

—Tengo mis razones —entrecerré los ojos sin dejar de mirar la carpeta—. Y es algo que debo hacer necesito hacerme más fuerte y sacar provecho de esta magia que aún no puedo controlar.

 

Alcé una mano donde solo una pequeña ráfaga de viento pude provocar y lo contemplé desalentado por la poca magia que puedo controlar, a pesar de que en la pelea contra Ellen pude hacerlo de mejor forma, luego de eso es como si todo hubiera vuelto a lo que era antes.

 

—Recuperar tus poderes como hechicero es un riesgo ¿Lo sabes? podrías despertar el mismo odio que tenías en tu vida anterior... —señaló diciendo justo lo que pensaba minutos antes.

 

—Eso no pasará —lo interrumpí sin mirarlo con mi atención fija en el mapa, aunque tampoco lo sé.

 

—¿Y si llega a pasar? —me miró preocupado apretando sus puños—. ¿Vas a obligar a Catalina tener que otra vez levantar su arma contra ti como lo que tuvo que hacer Emilia? Dicen que ella y el hechicero se odiaban, pero también dicen que ella y él se…

 

—Basta —hablé incomodo, la verdad no recuerdo del todo ese pasado, así que no podría confirmar lo que pasó entre Catalina cuando era Emilia ni yo cuando fui aquel hechicero, sin embargo, el odio que antes sentía por Emilia sigue ahí y eso me asusta.

 

—¿Con que Los Himalaya? —volví mi atención al mapa esperando no seguir con el tema anterior.

 

Fernando bajó la mirada y suspiró, es claro que se ha dado cuenta de mi intención. Sin embargo, no dijo nada más respecto a Emilia y el hechicero.

 

—Así es, es su ubicación actual, aunque los humanos la califican de una falsa curandera, los vampiros la tienen calificada como una de las últimas sobrevivientes, una de las únicas hechiceras que se salvó del exterminio —agregó enfocándose al asunto por el cual estamos acá.

 

—Exterminio causado por la culpa de mi existencia anterior —señalé cerrando los ojos por unos instantes.

 

—Por eso mismo ¿Estás seguro de que no es peligroso? Si ella descubre quién eres hasta podría atentar contra tu vida —habló con cierto tono severo.

 

—Debo hacerlo, siento como si sangre ardiera, como el aviso de que una sombra del pasado está rodeándonos —le respondí con seriedad, quisiera no verme en esta situación, pero no tengo otra opción por más que busque otros caminos siempre terminé llegando a la misma conclusión, si debo pelear en estas condiciones no podré hacer nada por proteger a los demás, sobre todo a Catalina.

 

Fernando me contempló seriamente, y ante mi silencio siguió hablando.

—Aunque no quieras iré contigo, debo asegurarme de que si te pasa algo devolver el cuerpo a la viuda —me sorprendió estas palabras y fue inevitable no observarlo confundido.

 

Entrecerré los ojos, no sé si lo dice en serio o solo está bromeando, su rostro no suele mostrar mucho sus sentimientos así que es difícil descifrar lo que piensa.

 

—Bien, partiremos mañana mismo, le diré a Catalina que es un viaje de negocios —indiqué dándole la espalda dispuesto a volver ya a casa.

 

—Como consejo, no de primos, sino como de amigos, dile lo que vas a hacer a Catalina, intentas protegerla ocultándole las cosas, pero tarde o temprano eso puede resultar peor –Fernando suspiró ante mí sería expresión.

 

—Siento que la protejo más evitando que esté al tanto de toda esta situación. –hablé con seguridad.

 

—La falta de comunicación, ni aun por proteger a un ser amado, es buena –colocó su mano en mi hombro palmoteando en forma amistosa antes de retirarse del lugar.

 

 

 

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