Él y yo estamos jugando cuando alguien irrumpe nuestra paz en la cancha. Yo me hago a un lado y él se queda con el balón en manos mientras lo vemos acercarse.
— ¿Y bien? ¿Cuándo entran a clases? ¿El receso fue extendido? —veo al director decir.
Él y yo nos miramos al mismo tiempo. Escuché cuando la pelota calló al suelo.
—Vámonos —el director se da vuelta.
Yo lo sigo hasta la dirección, había algunos chicos en el pasillo que estaban haciendo una práctica. Ellos me miraban como si fuera la peor de los delincuentes. Yo agacho la mirada mientras aquel hombre bien vestido me guiaba. Mi cabello se abanica de un lado como cortina que caía hasta mis vértices. Mientras camino siento que todo pasaba muy lento, elevo la mirada y busco a Travis. No lo encuentro, ¿A dónde se habrá escondido?
Nunca había ido a la dirección, era extraño que me llamaran. Mi corazón late muy fuerte, me siento aterrada. Puedo sentir mi corazón golpear mi frágil pecho. Empiezo a ponerme nerviosa.
—Siéntese jovencita Coleman. Tome asiento por favor —dice él colocándose del otro lado del escritorio.
Yo hago lo que él me indica.
—Tengo entendido que usted fue retirada del aula de idiomas antes del recreo y que no se presentó a la clase de literatura. ¿Por qué no se presentó a la clase?
—Agacho la cabeza—. No quise entrar a clases de literatura, me quedé mejor en la cancha.
— ¿No te diste cuenta de que había pasado el recreo? —Pregunta acomodándose en el asiento.
—No, no escuché el timbre, pero supuse que por el tiempo que ya había pasado de seguro habían tocado ya.
—Entonces sabías que tenías que entrar y te quedaste afuera…
—Es que no sabía que habían tocado y menos cuando lo hicieron, iba a llegar tarde y me llamarían la atención, no quería escuchar al profesor hablarme de eso porque no lo sabía.
—Ahh… —suelta un suspiro—. Bien, como es la primera vez que estas aquí y basándome a las circunstancias con las que se dieron los acontecimientos no llamaremos a tú madre, pero estas castigada, tendrás que por una semana quedarte después de clases ayudando a los conserjes a ordenar los asientos en todas las aulas del centro…
— ¿Qué? Pero son muchísimas —me quejo.
—Claro, te ayudará para tu sordera selectiva. Que para la próxima estés más pendiente del timbre.
—Me echo hacia atrás vagamente—. Bueno, está bien, como sea, no tengo nada que hacer en casa.
—Perfecto, tu castigo inicia desde hoy, así que te veo después de clases.
«Como quisiera borrarle esa sonrisa de su rostro»
—Perfecto —me pongo de pie.
Salí de la oficina. Aun los chicos estaban ahí, ellos se giran hacia mí y me miran fijamente, yo me quedo paralizada frente a ellos. Un mechón de mi cabello se pega A mi rostro hasta el mentón. Noto que ellos empiezan a sonreír. Mi corazón vuelve a latir a un ritmo acelerado.
Corro hacia ellos: me miran extrañados. Paso lo más rápido que puedo entre ellos.
Unas chicas estaban paradas junto a la puerta del baño. La empujo hacia un lado y entro. Me miro al espejo, mi pelo estaba alborotado y pegado en mi rostro. Mis labios están separados: intento que mi respiración sea fluida como siempre, pero me cuesta. Acomodo mi cabellera, dejando que unos cuantos mechones caigan por mi frente y los costados. Me echo agua en el rostro, necesito estar bien.
Después de unos cuantos minutos allí salgo, miro por encima de mi hombro y los veo a ellos allí. Continuo mi camino regresando la vista hacia el frente, entro mis manos en los bolcillos de mi pantalón y camino hacia el curso mientras la brisa abría mi cabello mientras mi rostro permanece abajo.
Cuando estoy a punto de abrir la puerta recuerdo que dejé mi mochila en la cancha. Camino hacia allá, apresuro el paso para llegar rápido. Me voy trotando hasta llegar allí. Abro la puerta y la veo allí sobre la silla donde estaba sentada junto a Travis. Subo las escaleras y la tomo. Desde allí veo la pelota. Recuerdo escucharla caer cuando el director nos encontró y nos dijo que lo acompañáramos.
Bajo y pongo la pelota en su lugar. Camino hasta el salón de clases, toco la puerta y el profesor me abre. Mis compañeros me miran, una extraña sensación invade todo mi cuerpo. Paso mi vista por mis compañeros y en su lugar de siempre veo a Travis allí sentado. Parecía distraído copiando la clase del pizarrón.