Cuando Comencé a Quererte

MI MENTE Y SUS JUGADAS

En la recepción una chica muy simpática me recibe. Me acerco y la saludo -Buenos días estoy por la entrevista.

-Buenos días - me contesta- debes subir al décimo piso, pero ten paciencia hay muchas personas esperando, me entrega una tarjeta y me indica por donde debo ir.

- Como un balde de agua fría mis esperanzas comienzan a caer, debo reconocer que no soy muy positiva, pero no puedo dejarme abatir, estoy más que clara que soy buena en lo que hago así que ahí estoy con mi tarjeta de visita esperando el ascensor.

De pronto siento como mi piel se eriza, un escalofrío recorre mi espalda, es una sensación demasiado extraña, no sé si es miedo o expectación, siento una mirada fija en mi cuello, es como una fuerza que me atrae, comienzo a mirar a las personas que están a mi lado, pero ninguna se inmuta de mi presencia, cada uno está e lo suyo, celulares, conversaciones, entonces doy la vuelta lentamente esperando encontrar a ese algo o alguien que me ha puesto así, pero no hay nadie, veo cerrar las puertas de un ascensor que está enfrente mío y sólo gente corriendo de un lado a otro, deben ser mis nervios me digo a mí misma y entro en la caja metálica que me llevará al décimo piso, esperando lograr este trabajo, realmente lo necesito.

Mientras en el 10 piso...

Voy muy estresado, hoy tendré un montón de entrevistas nuevamente, maldición necesito encontrar ese nuevo arquitecto, estamos quedando cojos con tanto trabajo, aunque no me puedo quejar ya que eso dice que nuestra empresa está cada vez mejor. Apenas llegué a la oficina, mi secretaria me lleva mi café, comienza a entregar los currículos de los aspirantes y me pone al día con la agenda, no alcanzo a tomar mi café cuando me llama Maximiliano para que vaya a Italia, hay problemas en el nuevo hotel y debo viajar.

- Hola Santoro, cómo va tu día, me dice el muy tarado riéndose.

- Max, comenzaba a ir bien pero tu llamada me hace pensar que algo está pasando, te escucho.

- Te necesito acá para ayer, cambia su tono de voz y me doy cuenta que es serio - los inversionistas no quieren firmar las actualizaciones y sólo lo harán con la presencia de por lo menos dos de nosotros, y cómo sé que Damián no querrá viajar por lo que tú y yo sabemos, toma tu lindo trasero y muévelo, pero ya, para Italia, no podemos perder estos contratos si quieres que el nuevo casino esté funcionando para fines de este año. 

Llamo a mi secretaria y le pido que me comunique con Damián, tendrá que tomar mi lugar por estos días.

No pasan ni 5 minutos cuando mi querido amigo y socio está sentado frente a mi escritorio. - Para qué soy bueno Daniel, espero que sea para irnos de farra y poder relajarnos esta noche en algún lugar con unas hermosas chicas - me dice el muy tarado.

- Lo siento querido hermano, pero no podrá ser, debo viajar de inmediato a Italia Max está con problemas y me necesita allá, aunque podrías ir tú - lo miro sonriendo.

- Oh no, no, no, muchas gracias, me quedó muy claro que no soy bienvenido en esa sucursal por lo menos un par de años.

- Ja, ja, ja, lo miro y muevo mi cabeza, si el casanova no hubiese molestado a nuestra secretaria de Italia no tendría problema, si Josefa no fuera tan buena en lo que hace la hubiésemos trasladado, pero sabemos que un problema de faldas se soluciona fuera de la empresa, así que tendrá que seguir escondiéndose por un tiempo.

- Me mira serio y pregunta qué pasa.

-Otra vez los inversionistas, estos salieron más molestos que un grano en el culo, piden a dos de nosotros para "asegurarse de que están bien los cambios", hago énfasis en las comillas, pero creo que quieren que rebajemos material y eso no lo aceptaré por ningún motivo.

Soy de pocos amigos con Maximiliano apenas salimos de la universidad comenzamos esta empresa, debo reconocer que sin la ayuda de mi abuelo nos hubiese costado mucho, pero al día le he devuelto cada peso que invirtió y más, tan sólo por la confianza puesta en mí, por eso soy el socio mayoritario, aunque el trabajo siempre se ha realizado de a tres, al igual que las decisiones.

A Damián lo conocía por ser hijo de unos amigos de papá por lo que en cada tonta fiesta entre su círculo nos juntábamos para escondernos, robarnos unas cuantas botellas y luego de hacer acto de presencia desaparecer del radar de nuestros padres. Max siempre me acompañaba, sus padres no eran de nuestro círculo como decía papá, pero si él no iba yo tampoco y como siempre hay que mantener la imagen, sobre todo para los donativos hacia los hospitales, accedían. Así terminábamos los tres encerrados en algún lugar de la casona, con chicas y una gran resaca al día siguiente. Aunque nunca perdimos nuestra meta y con mucho esfuerzo logramos posicionarnos dentro de las mejores empresas de arquitectura en Europa, cuento con ellos, somos compañeros, amigos y socios, pero más que eso, la confianza puesta entre cada uno de nosotros es total.

Le explico que tendrá que realizar las entrevistas y seleccionar algunas personas, cuando llegue haremos una reunión, entre todos decidiremos a quien dejamos. No alcanzo a terminar de hablar cuando lo veo corriendo hacia la puerta de mi despacho, será... mira y mira y luego cierra la puerta volviendo a tomar la pose profesional.


- Hay por lo menos 20 personas y ¿sólo dos chicas? acaso ya las mujeres no estudian arquitectura, no se supone que quieren igualdad ¿O es que acaso pediste sólo hombres? me mira desencajado.
- Cómo se te ocurre sólo publicamos el puesto, nada de discriminar. Sólo te pido que decidas con tu cabeza de arriba, es urgente ocupar ese puesto. Lo miro seriamente y me dirijo al ascensor, debo estar en menos de 20 minutos tomando el avión.
Ya estoy llegando al subterráneo para que mi chofer me lleve al aeropuerto, pero alguien debe haber presionado el timbre por lo que se abren las puertas en recepción. Voy a apretar para cerrar cuando veo al frente mío una cabellera negra y larga, brilla como el puto sol, cae en ondas hasta casi tocar la cintura, miro detenidamente a esa chica y dirijo mi mirada hacia más abajo, que buen trasero se gasta y sus curvas se ven maravillosas en ese pantalón que le queda como un guante, de pronto sin darme cuenta siento algo en mi pecho, una emoción que no sentía desde la universidad, exactamente desde... no, no puede ser, pero siento como reacciona mi cuerpo, me quedo estático observando su cuerpo, su forma de mover el pie mientras espera se abran las puertas, esta inquieta, lo veo, sus dedos tamborilean el extremo de su cartera, no sé cómo y mi amigo comienza a despertar, quisiera poder estirar mi mano y tocar aquel cabello, ver si se siente como alguna vez lo sentí, no me doy cuenta cuando estoy dando un paso para salir y hablarle, pero ¿qué me pasa?, estoy loco, ni siquiera sé quién es, sólo puedo decir que se siente tan familiar, tan cercana.

No, definitivamente mi mente quiere jugar conmigo, retrocedo viendo la cara de extrañeza que me da la recepcionista, yo nunca aparezco en este piso, justo en ese momento vuelvo a mirar a la chica y veo como comienza a voltearse en mi dirección, rápidamente entro y aprieto el botón para que se cierran las puertas, algo dentro de mi hace querer esconderme, que situación más extraña. 

Una vez dentro me suelto la corbata, hace tantos años que no sentía esa sensación, soy un cabrón con las mujeres, pero no las engaño, ellas saben a qué van conmigo, yo no entrego nada más que un buen revolcón, sólo que esa electricidad que acabo de sentir la he vivido una vez en esta vida y no pretendo volver a vivirla, así es que mejor me pongo en modo proyecto y me concentro a lo que voy.

Espero tener un buen viaje y lograr esa firma, es lo único que importa, mi trabajo y empresa.
 




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