Durante la noche han venido tres o cuatro veces a revisar el estado de Fran, así que es muy poco lo que he dormido, le han puesto un calmante y ella está plácidamente dormida y estoy seguro que ni se dio cuenta de cada visita de las enfermeras. Ya van a ser la siete y media, Fernando me envía un mensaje de que está afuera de la habitación, me ha traído ropa para cambiarme y un café con unos buñuelos. Lo llamé anoche para que me ayudara con esto, no me quiero mover del lado de Fran. Le pido que se quede abajo para cuando tengamos que salir. No sé si nos iremos a mi departamento o al de ella, me encantaría llevarla al mío, pero en definitiva será donde se sienta más cómoda.
Aprovecho de entrar al baño y me cambio de ropa, al salir veo a una enfermera tomando la presión, se da vuelta y con cara de pocos amigos me habla “Usted NO puede estar acá” ¿Quién lo autorizó?, ¡Debe salir de inmediato!
Nunca me ha gustado utilizar mi apellido o relación con mi familia para aprovecharme, pero esta tipa ha sido tan pesada, ¿Quién se cree en gritarme?, aunque no fuese hijo de la dueña no debe tratar a sí a las personas. Creo que me divertiré un rato.
La quedo mirando y no le contesto, lo que hace que se ponga más agresiva y me exige que salga, vuelvo a mirarla y sólo respondo que estoy autorizado por la dueña a quedarme en esta habitación.
¡JA! Y yo soy la reina de España, Los dueños de este Hospital, no se encuentran en estos momentos y es imposible que el doctor Santoro haya autorizado algo así, a él no le gusta que molesten a los pacientes, nunca permite este tipo de visitas, es mejor que salga de la habitación de inmediato. Mientras esta tipa habla y grita, le envío un mensaje a mi madre para que venga.
Fran se despierta asustada por los gritos, me acerco rápidamente a ella y la calmo, “tranquila piccola” no pasa nada, me giro a este proyecto de enfermera y no puedo evitar hablar de mala forma. “Acaso a ustedes no les enseñan a tratar a las personas y que no se debe gritar en frente de los pacientes”. Ni te imaginas con quién estás hablando, y esta no es la forma de despertar a un paciente, acaso has leído la historia médica para saber que tiene y porqué esta acá, como para que despierte en medio de una discusión. “Sí, no seré doctor, pero toda mi vida estuve inmerso en este mundo, por lo que conozco los protocolos de este bendito hospital”.
- Lo único que queda claro es que no debe estar acá, si no sale llamaré a seguridad -. Sólo sonrío, me acomodo al lado de Fran y le digo que haga lo que quiera. Sale disparada de la habitación sin siquiera tener cuidado al cerrar la puerta.
- Daniel, me habla Fran… ¿Qué pasa?, por que esa enfermera estaba tan molesta. – Tranquila, amor, se molestó de seguro por que me vio salir del baño cambiado de ropa, pero es que no quería dejarte sola y comenzó a gritar, pero todo está bien, ya llamé a mamá y no tarda en llegar. - ¿Tú madre?, Daniel, me muero de vergüenza… Sólo sonrío.
Fran, tranquila, en algún momento la tendrás que conocer, y por su actitud de anoche dudo que demore mucho en venir, ya verás, te caerá bien, es muy parecida a Javiera, mi hermana que conociste ayer.
Yo te había comentado que toda mi familia trabajaba en esta área, por ahora trata de no hablar, aunque se escucha mejor tu voz aún está delicada. Descansa, ya debe estar por venir el médico.
Estoy calmando a Fran cuando vuelve a aparecer la dichosa enfermera, pero esta vez con dos guardias, “es él, necesito que lo saquen de acá”.
Me da la mano asustada y se aferra a mi brazo, mi piccola está asustada. Sin soltarla, me levanto y quedo mirando a los guardias, ¿algún problema señores? – Debe retirarse, las visitas en este horario no están permitidas y menos sin alguna autorización – Pero, acabo de informar a esta señorita que, si tengo autorización, por los dueños de este hospital, es más nuestra doctora debe estar por llegar. “NO IMPORTA LO QUE DIGA” Sáquenlo de acá de inmediato. Los guardias comienzan a acercarse y sólo les advierto que no den un paso más, que perderán su trabajo si me sacan de acá. Miro a Fran y le pido disculpas, suelto su brazo y me acerco intimidando a los guardias. “No me moveré de acá hasta que no llegue la doctora”
“Señor, por favor”, van a tomarme del brazo para sacarme y Fran se asusta mucho por lo que grita que me dejen, eso causa más rabia en mí, y cuando me decido a dar mi nombre, por milagro aparece mi madre en la puerta, al verla llegar, tanto la enfermera como los guardias se quedan estáticos y se alejan de la camilla y de mí.
Doctora Santoro, bue.. buenos d..ía..ss, le dice la tipa que hace un rato estaba gritando.
- Se puede saber ¿Qué está pasando aquí? Pregunta mi madre con esa voz que hasta a mí hace dar escalofríos. La enfermera va a contestar y me adelanto saludando, “Hola madre”, estas personas querían sacarme a la fuerza y esta enfermera entró gritando lo que ha despertado a Francesca y la a asustado demasiado, mira como está, hablo y me acerco a la camilla donde Fran realmente está pálida y respirando con dificultad.
- Ustedes dos, retírense de la habitación, dice mirando a los guardias, pero antes que ellos salgan los llama, un momento, “Él es Daniel Santoro, mi hijo, mírenlo bien para que esto no se vuelva a repetir” ellos sólo asienten y salen con la cabeza gacha.
Y usted señorita, tendremos una conversación en un momento, espéreme en la sala de enfermeras, esto que ha pasado acá no es sólo por mi hijo hoy, he recibido muchas quejas de usted. Ahora retírese.
Veo a mi madre mirarme y me pregunta por qué no dije mi nombre, “no me gusta alardear madre”, ella sólo niega con la cabeza – No te das cuenta lo que has podido ocasionar si no llego a tiempo, ya es tiempo que dejes de avergonzarte de tu apellido hijo – No lo hago madre –
Ella cambia de actitud y mira a Fran, le sonríe y le da los buenos días.