Era fácil pensar y decir muchas cosas, teniendo en cuenta que nunca antes lo habías experimentado.
Será súper fácil.
Nada de que temer.
¡Patrañas! Había mucho de que temer, un ejemplo, aquí va uno.
Mientras caminaba de la mano de Jack por esa bonita alfombra siendo fotografiada descubrí una verdad que muchas veces imaginé, pero a la que nunca me enfrenté antes. Y ese era el que yo jamás había estado con nadie, nunca tuve novio, no tenía idea de como niñas menores que yo, ya hasta tenían una lista, pero allí iba yo diciendo que iba a ser la mejor novia del mundo cuando nunca antes había sido una. ¡¿En qué diablos me metí?!
Tragué saliva sonriendo tímidamente a las personas que me veían segandome por completo, sí había olvidado que no debía mirar directo a las cámaras, sí, quizás debí hacerle caso a Jack. Tonta de mí.
Llegamos hasta la gran puerta de vidrio siendo sostenida por dos fortachones que no se inmutaban por los gritos y sonidos de flashes alrededor, creo que ni siquiera se movían, los saludé educadamente mientras el desconsiderado de Jack pasaba de frente jalándome como muñeca de trapo.
Agh, paciencia, paciencia, Jess.
—podrías ser más educado ¿no?— y por supuesto él me ignoró, resoplé y negué con la cabeza avanzando junto a él por esos pasillos que destilaban lujos y a los que ya estaba acostumbrada. Yey— eres muy sociable, ¿te lo han dicho?, en serio serías el rey de la simpatía y amabilidad...
Y otra vez no recibí respuesta.
Miré a mi alrededor, las distintas pinturas que tenían como decoración y reí al ver a una que parecía un plátano en medio del mar con un mono sobre él, a veces no entendía eso de comprar pinturas tan extravagantes, pero arte era arte— oye, Jack ¿qué opinas sobre las pinturas? Son un poco raras ¿no?
Lo escuché resoplar, pero no le presté atención ya que nos habíamos detenido frente al elevador, apreté el botón de subida y me balanceé sobre mis tacones esperando que bajara. Estaba aburrida así que decidí seguir hablando mientras veía las puertas de metal frente a mí esperaba que Jack si me siguiera la conversación, — oye, ¿qué pasaría si pusieras una gran roca dentro del ascensor? ¿Llegaría a subir o bajar? Porque la gran roca pesaría mucho y...
—¿puedes callarte?— lo miré indignada, era un pésimo acompañante y encima me hablaba mal.
«Estás buscando que salga mi lado malo, Jackcito.»
—puedo, por supuesto, pero no quiero, además no tienes que ser tan grosero— ingresamos al ascensor y solté su mano, cosa rara ya que desde que bajamos no me había soltado y se sentía un tanto extraño que lo hiciera yo en ese momento.
Crucé mis brazos sobre mi pecho y miré molesta al frente, el cual era mi reflejo ya que las paredes eran de espejos y en serio era muy chiquita al lado de Jack. Con mis ocho centímetros de más, él seguía llevandome por una cabeza.
Enfócate, Jess.
Suspiré y me giré para mirar a Jack, él bajó la vista hacia mí.
—mira, Jack, si vamos a hacer esto, tenemos que hacerlo bien, así que es mejor que cambies de actitud o sino...
—o sino nada, Jess, no me condiciones porque fácilmente puedo contratar a una verdadera actriz para reemplazarte.
Ahora sí me cansaste, rubio.
—oye bien, lilipendo de pacotilla, para empezar tomé clases de actuación a los doce y segundo si quieres contratar a una actriz, ¡hazlo! Me cansé, se acabó. It's over, baby— y para mi buena suerte las puertas se abrieron y salí casi empujando a los que iban a subir. Estaba furiosa, ese hijo de su mamita me exasperaba, ¿quería una actriz? ¡pues que la contratara! Aún le quedaban minutos para buscarse una novia.
¡Agh!
Eso me pasaba por hacer tratos con personas desconocidas en un parque a las seis de la tarde, solo a mí se me ocurría, solo a mí.
Miré sobre mi hombro y negué con la cabeza, y yo pensando que él iba a venir corriendo por mí, diciendo...
—¡Espera!— si eso.
¿Eh?
Fruncí el ceño y me detuve a punto de bajar las escaleras, estaba en piso tres así que no iba a ser tan cansado. Giré de forma lenta y pausada asustada de ver a mis pensamientos materializado, porque vamos, ese ¡espera! Estuvo súper raro.
—Jess.
—¿Jack?— susurré y giré para encararlo.
Ay, a veces mi ingenuidad me superaba. ¿En serio, Jess? ¿pensamientos materializados?
Volví a cruzar mis brazos sobre mi pecho y lo miré enojada, quería alzar una ceja para verme más retadora, pero no podía, de hecho no entendía como otros lo hacían.
—espera.
—¿qué quieres, Jack? ¡no me digas! ¿Encontraste a una actriz?— pregunté con falsa emoción, él me vio irritado con esa cara de haber chupado un limón, así no se veía tan lindo...
Puff, eso no te lo crees ni tú.
Silencio mini Jess.
—vale, fui un idiota, lo siento.
—¡oh, si sabes decir lo siento!— ladeé mi cabeza mirándolo con una sonrisa en rostro.
A ver, cuanto duras sin ser un cretino.
— bueno, te disculpo, pero me voy, au revoir— quise girar, pero su mano en mi flacucho brazo me detuvo y sin mucho esfuerzo he de admitir.
— ya, en serio lo siento ¿sí? Ya no voy a hacer... eso que dijiste— me miró apenado y con su mano libre rascó la esquina de su ceja.
—lilipendo, en tu idioma... imbécil— sonreí inocente mientras él me ponía mala cara. Que amargado ese chico— ya te disculpé, no sé qué quieres ahora Jack.
—no me hagas decirlo.
—yo no hago nada, Jack— fingí demencia aguantando las ganas de reír y él resopló.
— Jess...
— Jack...—como me gustaba tentar mi suerte—¿y bien?
—¿puedes... puedes volver conmigo?
—ese tonito a tortura no me gustó, así que... no— le sonreí y volví a intentar girar, claro que no iba a poder ya que seguía teniendo su mano, pero era para agregarle más dramatismo a la escena. Uh, ni televisa me igualaba en el drama— ¿me sueltas, ya?