Cuando deje de amarte

Capítulo 5 - Jess.

Cuando era niña y veía las películas de princesa me preguntaba qué se sentía despertar con el sonido de los pajaritos, me decía que sería lindo… pero eso no más que una vil mentira, yo odiaba ese sonido en las mañanas o cuando quería dormir y ese irritante silbido, en serio me daban ganas de convertirme en cavernícola y echarlos a la olla. Sí, así de cruel era.

Lo único bueno era que no sucedía cada día de mi vida, sino solo cuando dormía en el departamento de Summer, su odioso vecino tenía unos periquitos que se creían cantantes y molestaban aquellas mañanas.

¡Saquenme los oídos!

Pataleé frustrada las sábanas y sin mucho ánimo me levanté para ir hacia la sala para encontrar a mi mejor amiga cocinando el desayuno, ella era una de las pocas personas a la que aceptaba la comida sin rechistar y no porque sea odiosa o algo así, sino que era muy quisquillosa respecto a la comida, es decir que era muy criticona respecto al sabor, que si estaba muy salado o muy condimentado, see… sabía que vez en cuando merecía los sapes que me daba Berthita por quisquillosa. Pero así era y no podía evitarlo.

Saludé a mi amiga y noté que ella había olvidado lo de la noche anterior, eso me hizo soltar un suspiro, Sun siempre lo evitaba, hacía como que jamás sucedió, pero tampoco podía juzgarla, solo apoyarla.

—y cuéntame ¿cómo te fue ayer?— bebí un poco del café que me había servido tratando de ordenar todo lo que sucedió, porque en serio, el día anterior había sido toda una ensalada de distintas emociones y sucesos— ¿tan malo fue?

—pues…

1.Jack y su problema con mi tardanza.

2. Jack ignorandome.

3. Jack y yo peleando.

4. Yo creyendo que me va a besar.

5. Jack burlándose y luego yo sobre su hombro.

6. Yo conociendo a su familia y a la guacamaya ruidosa.

7. Yo prometiendo ir a un campamento.

8. Jack ignorandome, de nuevo.

9. Yo conociendo a un actor famoso, joven y lindo.

10. Jack y su ataque de pitbull rabioso.

11. Jack y yo bailando.

Y por último, pero no menos loco.

12. ¡Jack y yo riendo y disfrutando olvidando todo alrededor!

¡Por las pantuflas de mi abuela!

Nunca había tenido una noche tan loca, creo que la última fue… ya ni lo recordaba. 

Así que sonrojandome de vez en cuando y molestandome otras veces, le conté todo a mi mejor amiga quien se sorprendía conforme avanzaba. Pero vamos, ¿quién no lo haría?

—¿estás segura que no te afecto nada la cercanía de Jack?— preguntó con cautela y reí.

¿Qué si me afectó?

¡Puff! Para nada.

Eso es más falso que el cutis de tu madre.

Rodé los ojos e hice un gesto con mi mano para restarle importancia, ignorando a mini Jess. Summer me miró entrecerrando sus ojos, pero no dijo nada al respecto.

—y ¿cómo le vas a explicar qué estudias en una de las mejores escuelas de la ciudad? 

—beca.

—y ¿cuándo te llevé a tu casa? No creo que siempre vayas a quedarte aquí.

Houston, tenemos un problema.

Y vaya que sí.

Empecé a juguetear con mi pulgar pensando en una excusa, en una mentirita más. Rayos, si seguía así, me iba a ir derechito al infierno por pecadora.

Perdonala que no sabía lo que hacía.

Amén, mini yo.

—mmm… le diré que Bertha es mi abuela y trabaja allí, por lo tanto también me quedo de vez en cuando, además Jack es más despistado que yo sin lentes, y eso que mi vista es un asco— señalé y ella asintió tomando su té— solo espero que en la escuela no se enteren que tengo una relación con él.

—eso va a ser imposible, Jess, tu novio es  muy conocido— hice una mueca al escuchar "tu novio", Jack podía ser muy guapo, un deleite para la vista, todo un dios griego que podía ponerme nerviosa, pero eso no opacaba el hecho que a cada rato nos peleábamos, y solo unos días de conocerlo hicieron falta para llegar a esa conclusión, aunque tenía la esperanza que eso mejorara, iba a poner de mi parte para lograrlo.

—bueno, al menos espero que mi madre no se entere, porque ahí sí, me vas a tener que comprar muchas flores Sun, y no precisamente por mi cumpleaños— fingí estremecerme para luego reírnos.

Luego de ello las cosas transcurrieron normales o al menos lo que yo consideraba normal en mi vida, es decir, llegar a mi casa y ser ignorada por mis hermanos, encerrarme en mi habitación hasta que lleguen mis padres para almorzar, los comentarios de mi madre y luego regresar a encerrarme en mi habitación, pero por primera vez en año no quise estudiar como cada domingo, no quise permanecer frente a mi escritorio repasando una y otra vez algo que ya sabía de pies a cabeza, no sabía porque lo hacía, o quizá sí, quizá era la costumbre que mis padres me habían inculcado desde niña, estudiar y estudiar sin perder el tiempo en tonterías, porque si lo hacía, el castigo iba a ser peor y eso sí que me hacía estremecer de solo recordar el castigo que ellos me habían dado la última vez.

Mejor no recordarlo.

Suspiré y me bajé con lentitud del auto que me traía a la escuela cada mañana, era lunes y sabía que era muy poco probable que ellos no supieran de mi relación con Jack, que no hayan visto nada en las revistas de chismes, ni programas de espectáculos, que quizá no me identificaran, pero rayos, en serio esperaba que no supieran nada.

Tomando una lenta inspiración me armé de valor para avanzar a mi escuela, no sin antes despedirme de Pablo, mi chófer o el hombre que se comportaba más padre que el mío. Él era el esposo de Berthita y en serio era triste que esas dos personas me trataran mejor que mis propios padres.

Negué con mi cabeza para tratar de borrar esos pensamientos tristes y me erguí para continuar mi camino hacia la escuela.



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En el texto hay: decisiones, primer amor, amor odio

Editado: 27.07.2021

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