Ángel.
El tipo más lindo de mi salón se llama Ángel.
No sabía que existía un chico tan lindo. Cabello castaño hasta los hombros, ojos color miel, piel blanca como la porcelana. . . juro que si me pide que me case con él, acepto.
Solo que nadie me dijo que es sordomudo.
Entonces hoy, cuando estaba dibujando y comiendo sola en receso mientras Eddie y Wendy se perdieron por la escuela para darse besos y Dylan estaba tomando su siesta, Ángel se sentó junto a mí y comenzó a hacerme señas.
-lo siento. . Yo no puedo entenderte -señale mi oído y sus manos haciéndole entender que no sabía lo que estaba tratando de decirme.
Fue cuando señalo mi libreta y lápiz y yo se lo ofrecí.
En una hoja limpia escribió: -"Soy Ángel" -me regreso el lápiz y me indicó que escribiera algo: -"Soy Alyson. Supongo que no puedes oírme".
-"Linda letra. Lindo nombre. No puedo oírte, pero sé con seguridad que debes tener una hermosa voz".
-"Muchas gracias. . Así que. . "
Él sonrió.
-"Te vi aquí, tan linda y sola, y me pregunté, ¿por qué no la invito a salir? No se ve como si tuviera un novio. SIN OFENDER. Así que aquí estoy invitándote a comer mañana si te parece bien".
¿Un chico lindo esta invitándome a salir? Oh por dios. ¡Un chico lindo esta invitándome a salir!
Dylan se sentó junto a Ángel. No lo vi llegar. Ángel comenzó a hacerle señas. . Y Dylan le respondió haciéndole señas.
-¿tú le entiendes? -pregunte sorprendida
-sí. No es difícil. El problema aquí es que solo la Srita. Bell y yo podemos entenderlo. Pero a veces olvidamos que tenemos que hacer señas para él -Ángel volvió a hacerle señas y Dylan le contesto
-¿qué te dijo?
Dylan me miró y después le dijo algo a Ángel. Él torció su boca y volvió a señalar.
-Está esperando una respuesta a lo de mañana -murmuro
¿Puedo tener citas? Si. Puedo tener citas. ¿Por qué no?
-Sí. Dile que sí
Dylan señalo otra cosa y después lo hizo Ángel.
-Él dice. . Él dice que está feliz de salir con alguien tan linda -dijo a regañadientes
Ángel se levantó y se despidió con la mano. Hice lo mismo. Después se fue.
-¿estás bien? –le pregunte
Dylan y yo hablamos más desde que estoy guardando su secreto, o sea hace dos semanas. Se sienta junto a mí todos los días y hablamos de lo que sea.
Hace tres días nos reímos tanto en medio de la clase, que la srita. Bell nos dejó tarea de más.
Aquí no importa que tan mal te portes, su forma de castigarte es dejándote tarea de más.
-si –dijo sin mirarme -¿Por qué no habría de estarlo?
-te ves diferente
-estoy bien
-¿y por qué no me estas mirando?
Lo hizo. Y se veía tan. . Molesto.
-no tengo ganas de hablar contigo, Alyson
***
Fui al baño de chicas antes de subir al auto.
Tome varias respiraciones ante mi reflejo en el espejo. Estoy agradecida de que nadie esté aquí y me vea como estoy a punto de hundirme en lágrimas.
Ni siquiera sé porque me siento así.
Tengo un nudo en la garganta desde la última vez que hable. Y la última vez que hable fue con Dylan en receso.
Sus palabras me han seguido todo el día. “no tengo ganas de hablar contigo, Alyson”.
La forma en la que lo dijo. La mirada de enfado que me dio. Hace que quiera llorar como un bebe gordo cuando me acuerdo de ella.
¿Por qué me siento así? No pasó nada. El no pateo al cachorro que siempre quise tener.
Entonces, ¿Por qué actuó así? Son solo palabras. No debería importarme. Son solo silabas, tras silabas, tras silabas.
Me repetí 50 veces que no me importaba antes de salir del baño fingiendo que estoy completamente recuperada y caminando hasta el auto donde estaban todos esperándome.
***
-¡vamos, Eddie! Ya quiero probar esos nuevos columpios.
Nos detuvimos en el parque porque Wendy tenía demasiadas ganas de probar los nuevos columpios que pusieron.
No queriendo quedarme con Dylan en un espacio tan pequeño, camine hasta la sombra que ofrecía un árbol y me senté en su raíz. Puse mi cuaderno de dibujo en mis piernas y empecé a hacer líneas que pronto se convertirían en los nuevos columpios rojos, bañados en la luz dorada que le otorgaba el sol.
Estaba tan concentrada en mi trabajo que no me di cuenta que alguien estaba junto a mi hasta que hablo.
-tienes mucha facilidad con el lápiz
Pegue un brinquito y cerré la libreta de golpe.
-¿Cuánto llevas aquí? –pregunte
-como 10 minutos. He estado llamándote
-¿Qué quieres?
-hablar.
-creí que no tenías ganas de hablar conmigo
-sí. . Bueno, quiero hablar sobre eso. No es que no quisiera hablar contigo, es solo. . No me sentía bien en ese momento. A veces me pongo molesto por cualquier cosa. Así que. . ¿Perdón?
Suspire.
-no tienes por qué pedirme perdón por eso, Dylan. Tus asuntos son tuyos y los míos son los míos.
Miro la hierba en la que estábamos sentados y duro un momento en silencio.
-¡hey, chicos! –Grito Eddie –deberían probar los columpios
-¡En un minuto! –grito Dylan. Volvió a mirarme –te veías mal cuando te lo dije. Creí que tal vez te hice sentir mal por algo y quería disculparme por eso
Me pase un mechón por detrás de la oreja.
-no me sentí mal por nada –“mentirosa”
-entonces. . ¿Estamos bien?
-tan bien como pueden estar unos amigos
Sonrió y se levantó.
-vayamos a esos columpios, Alyson
Me ayudo a levantarme y nos acercamos a los columpios. Dylan puso mi libreta en el suelo y me indico que me sentara en un columpio.
Tome vuelo mientras él me empujaba.
Mi risa se mezcló con la de Wendy.
Esto me gusta. La brisa, los colores, el calor del sol, las risas, el vuelo que estoy tomando, mis manos sujetadas a las cadenas, las manos de Dylan empujándome delicadamente por la espalda.