Hannah.
Esto debe ser una maldita broma, seguramente no escuche bien. Mire a papá, se veía igual o más impresionado que yo.
—¿Puedes repetirlo, Heather?, creo que no escuche bien— la voz de papá salió entrecortada.
Siempre he creído que le dará un ataque a causa de las locuras de Heather. Ella está loca.
—Por favor, papá— rogó la pelirroja —. Solo nos iremos hoy en la noche y volveremos el domingo por la mañana.
¡Dios!, esta demente. Partiendo por el hecho de que considero imposible que Heather sea capaza de levantarse temprano por cuenta propia (yo luchaba con ella para ir a la escuela), segundo, ella y sus amigas no tienen la capacidad de cuidarse por sí solas (por lo que he escuchado), y tercero, papá jamás, ¡JAMAS! la dejaría ir a un festival de música a más de mil kilómetros de distancia.
—Por supuesto que no— papá se levantó del sillón.
Heather hizo una mueca y lo siguió. Aquí vamos de nuevo.
—Pero ¿Por qué?, solo quiero pasar un buen tiempo con mis amigas antes de entrar a la escuela.
—Heather, ya tienes mi respuesta, ahora solo tienes que acatarla — papá entró en la cocina, con la pelirroja pisándole los talones.
—Cumplo dieciocho este año, soy prácticamente una adulta.
Uff, ahora está chillando. Heather se está empañando en salirse con la suya.
—Tu cumpleaños es dentro de cinco meses, Heather— papá enumeró con los dedos —. No eres una adulta legalmente y mientras vivas en mi casa, obedeces mis reglas.
Heather se cruzó de brazos y dio un golpe con el pie al suelo. Por favor que no diga lo que pienso que va a decir.
—Mamá me dejaría ir— soltó sin más.
Fruncí los ojos al escucharla; de todas las cosas que podía decir, eligió justo la más dolorosa. Mi momento de intervenir ha llegado.
Entré en la cocina. —Heather...
La suavidad de mi voz no los tomó por sorpresa, ya que siempre hablaba de ese modo cuando las cosas se ponen tensas entre ellos. La pelirroja me miró por unos segundos, luego miró a papá, indecisa de lo que debía hacer. Salió de la cocina sin decir nada.
Papá apoyó sus codos en la isla de la cocina, sus dedos sobando sus ojos. No sabía que decirle, yo mejor que nadie conoce a Heather; sé que no lo hizo con intención, pero suele ser impulsiva y un tanto hiriente cuando no logra lo que quiere. Y esta vez no es la excepción, solo que ahora sabe que se pasó de la raya, y prefirió huir antes de enfrentarlo.
Me acerqué a papá y apoyé mi mano en su hombro.
—Yo hablaré con ella, papá, no te preocupes— le dediqué una sonrisa, aunque no me estuviera viendo.
—Gracias, hija— contestó levantando la vista hacia mí —. Solo quiero que entienda que...
—Lo sé, no tienes que explicármelo.
Salí de la cocina y subí las escaleras de dos escalones, caminé por el pasillo hasta la habitacion de mi hermana. Toque la puerta antes de entrar.
Heather estaba tirada en la cama, con el cabello esparcido en las arrugadas sabanas y con una pequeña almohada en su cara, suspirando de manera exagerada.
Mi hermana, ¿dramática?, jamás.
—Eso fue rudo, Heather— dije, me senté en el banquito afelpado junto a su cama.
Ella quito la almohada de su cara. —No quise decirlo, pero papá me saco de mis casillas.
Hizo un puchero mientras ponía ojos de cachorro abandonado. Esa cara es la que siempre hace para conseguir lo que quiere, y casi siempre le funciona, papá, sus amigas, sus exparejas, todo aquel que tiene ojos. Es gracioso que Heather piense que esa cara funciona conmigo también; soy su hermana, pero no soy tan boba como para dejarme convencer siempre por esa cara.
—Papá solo se preocupa por nosotras— le recordé—, siempre lo ha hecho.
—lo sé, Hannah— rodó los ojos.
Créeme, Heather, decir el mismo discurso me tiene tan aburrida, como a ti de escucharlo.
—Pero no le cuesta nada darme permiso, no porque él siempre esté en casa o en el trabajo, nosotras debemos hacer lo mismo.
—Ay, hermanita, quiero que pienses de manera objetiva por solo un momento— ella me miró molesta —. El festival de música queda a más de ocho horas de distancia, ustedes piensan conducir toda la noche y no van a ir con algún adulto. ¿No crees que papá está en lo correcto por preocuparse?
—Te juro que a veces olvido que tenemos la misma edad— acomodó su cabello —, hablas igual que la tía Maggie.
Reí mientras negaba, casi siempre me dice eso cuando la "regaño".
—Pero, por favor, puede que nunca tenga la oportunidad de ver a Twenty One Pilots en vivo, y siempre obedezco a papá, debería de confiar en mí.
Heather y obedecer no van en la misma oración.
Papá no se imagina la cantidad de veces que mi hermana se ha escapado de casa para salir con sus amigas o con chicos, y como tampoco tiene la menor idea de que cierto conocido escalaba por un árbol hasta la ventana de Heather.
Quiero mucho a mi hermana, pero su hipocresía es única.
—Tal vez si tu hablaras con él me daría...
Ah no, para el carro, Heather Evangeline.
—Ni siquiera lo pienses, no me gusta mentirle a papá, y lo sabes— me levanté del banquito—. La última vez que te apoyé en tus ideas locas, terminé a las cuatro de la mañana conduciendo a la playa a las afueras de la cuidad para ir a buscarte en tu borrachera.
—Esa vez fue una excepción— expresó mi gemela —. No es mi culpa que todos quisieran ir a bañarse, no creía quedarme sola.
—¿Te das cuenta que me estás dando una excusa bastante tonta?
—¿Y si hubieran sido él tus amigos y tu situación?, ¿qué habrías hecho, hermanita?
—Primero; mis amigos y yo no conducimos estando borrachos— enumeré —. Segundo; nadie con un juicio sano va a bañarse a la playa a las tres de la mañana con alcohol en las venas, menos fuera de la cuidad, y tercero; ambas sabemos que mi grupo y el tuyo son bastante diferentes.