—¿Cómo así que te golpearon unos hijos de puta y soy el último en enterarme? —el timbre de voz irritado de Alonzo fue lo primero que Logan escuchó al contestar la llamada.
—Tal vez lo sabrías si te integraras más a la familia y hubieras asistido a la cena en casa de Skyler —contestó a manera de reproche.
Nunca esperaba algo que proviniera de Alonzo ni de Jacob, sin embargo, la idea de la cena no radicaba sólo en acercar a su tía Darla con el señor Nicolás sino la presentación de ambas familias. Y a pesar de todo, ellos dos lo eran.
—¿Era ayer? —preguntó con sorpresa su hermano.
—Sí, idiota. Mi nonna los llamó varias veces y ninguno respondió.
—Lo siento, hermano, ayer fue un día movido.
—Sí, como sea, no me interesan tus excusas rebuscadas.
—No, hablo en serio. Estuve reunido con el entrenador que me preparará para la competencia que te dije. Con respecto a Jacob, él sí creo que estuvo en sus andanzas, porque tampoco me di cuenta cuándo llegó al departamento.
Faltaba poco para que empezaran las clases, así que dejó el celular en altavoz para comenzar a ponerse la camisa del uniforme.
—¿Y cómo te va con eso?
Christian salió del baño, ya vestido y secando las hebras de su cabello rubio.
—¡Genial! El entrenador dice que estoy en muy buena condición y que estaré más que listo para poder ganar. Me emociona esto, Logan, no te mentí cuando dije que quería cambiar mi vida. Quiero ser una mejor persona y un mejor hermano para ti.
Su mejor amigo se detuvo a su lado, husmeando la conversación.
Una tranquilidad invadió su cuerpo al escuchar a Alonzo hablar de esa forma. Conocía el potencial que tenía como deportista y boxeador, y le alegraba que por fin usara esas capacidades para crearse un buen futuro en lugar de seguir tras los malos pasos de Jacob y la pandilla de Paolo. Quería a su primo también, evidentemente, pero pensaba que, para sacar a Jacob de ese mundo, Alonzo debía dar el primer paso, porque de manera contraria, no sería posible.
—Está muy bien que pienses así, Alonzo. Nunca es tarde para recobrar el sentido de nuestras vidas y aunque hayamos perdido mucho en el pasado, eso no significa que debamos privarnos de sentir esperanza y buscar algo mejor cada día.
Christian asintió escuchando sus palabras y peinándose el cabello.
—Tienes razón, solo espero que Jacob no se quede atrás en el proceso —mencionó dubitativo Alonzo.
—Él no habría dado el primer paso, eso te lo aseguro, pero ahora que tú lo diste, te seguirá. Él siempre te ha admirado y apreciado mucho —afirmó, extremadamente convencido de que eso sería lo que ocurriría.
Una voz desconocida al otro lado de la línea, atrajo la concentración del muchacho, quien rápidamente retomó la conversación.
—Bueno, hermano, te dejo. El deber me llama. Tú y yo tenemos un asunto pendiente, ni creas que te salvarás de contarme la historia detrás de esa paliza que te dieron. Adiós.
Logan se despidió y dio por finalizada la llamada.
—De verdad que no puedo creer todavía que esto te lo haya mandado a hacer el padre de Emilia. Fue demasiado extremista —opinó el rubio, observando la manera cuidadosa en la que él terminaba de vestirse.
—Ni yo me esperaba que este asunto con Emilia llegara a este nivel. Espero que la directora no me esté odiando en estos momentos, lo que menos me conviene es ser expulsado a casi un mes de finalizar último año.
—Papá no dejará que eso pase, no te preocupes. La mayoría de donaciones al internado las patrocina mi familia, a Rafaella no le conviene estropear la alianza que tienen.
Él asintió ante las palabras de su amigo y salieron de la habitación para tomar algo rápido en la cafetería. En el recorrido Logan le contó con mayores detalles lo que pasó y la conversación que había tenido con el padre de Skyler.
—Dentro de lo que cabe, todo salió muy bien. Nicolás te aceptó en la familia y tanto él como mi padre ejercerán presión en el infeliz de Maxwell para que no se vuelva a meter contigo, a menos de que quiera enfrentarse a un proceso legal y él más que nadie sabe que ellos como abogados nunca pierden. —Se quedó callado al notar la presencia de la directora Rafaella detrás de Christian. Justamente después del momento donde lo llamaba infeliz.
Qué afortunados eran ellos dos.
—Chris... —la directora no le permitió concluir su oración.
—Vaya, qué adecuada manera de expresarse hacia mi esposo, joven Henderson —señaló la mujer, mirándolos fríamente.
El mencionado se sobresaltó y sus mejillas se tornaron rojas por un instante.
—¡Direc! ¿Qué tal? ¿Cómo le va? —Christian intentó inútilmente desviar la conversación—. No sé qué haya escuchado, pero no hablábamos de su esposo. Le contaba a Logan sobre el personaje de un cómic que he estado leyendo.
Su amigo buscó ayuda en él con la mirada.
—Sí, es verdad. Muy buen cómic, por cierto
—secundó el invento del chico.
—Soy consciente de que mi esposo actuó mal, no obstante, ninguno de los involucrados es una santa paloma. Ni siquiera usted, señor Benedetti —continuó diciendo Rafaella, obviando las incongruencias lanzadas por el par de jóvenes para negar la verdad acerca de lo que hablaban—. Necesito hablar con usted en privado, pase a mi oficina.
Christian lo miró confundido, mientras que él se encogió de hombros y le siguió el paso a la mujer.
A lo lejos Skyler pudo ver a Logan y la directora marcharse de la cafetería y apresuró el paso, acercándose a Christian. Camille y Alai la acompañaban.
—¿Qué sucede? —inquirió Skyler, pese a que conocía muy bien que el motivo de esa reunión tenía que ser el descubrimiento del aborto de Emilia.
—No lo sé, me escuchó diciéndole infeliz a su esposo y le dijo a Logan que tenían que hablar en su oficina. Aclaró que ninguno de los involucrados en esta situación era una santa paloma —replicó Christian, clarificando en menor medida sus dudas.