Cuando la muerte sea solo un sueño

Capítulo 37: Algo no está bien...

Siendo ya las tres de la mañana en la hacienda, los invitados empezaban a despedirse y emprender el camino hacia sus casas. Sorprendentemente, Nicolás y Darla se mantenían en la pista, enseñando sus atributos como bailarines. Toda la noche se la habían pasado así.

Las pequeñas Annie y Rachel habían caído rendidas en sus asientos, por lo tanto, Carola le pidió ayuda a Logan para que la ayudara llevándolas a la habitación.

—Hasta mañana —se despidió la mujer, tomando en brazos a su hija.

—Hasta más tarde —contestó Skyler, sonriendo.

La abuela de Logan, los señores Henderson y Amy, ya habían ido a dormir. Al parecer la edad adulta no les permitía soportar despiertos hasta altas horas, al menos eso habían expresado.

—¿Quién más quiere retarme? ¿Ah? —indagó Jacob, quien llevaba un largo rato realizando competencias de shots. El perdedor más reciente había sido Theo.

El pobre muchacho norteamericano se puso de pie, caminando en zigzag rumbo a las habitaciones.

—Yo te puedo vencer fácilmente —alegó Fabricio, terminándose de un trago casi media cerveza que conservaba en su botella.

—Adelante —replicó Jacob, realizando una reverencia. Alonzo sirvió los tragos para cada uno y dio la señal de que podían empezar.

El primero en tomarlos ganaba.

—¡Vamos, hermano! —apoyó Alai a Fabricio, entre palabras arrastradas.

Skyler era la única que se mantenía sobria todavía, observando las locuras que los demás cometían. Por ejemplo, Mónica y Alonzo comiéndose la boca. Lucían tan desesperados y ansiosos que no se le hizo extraño que, ignorando todo, se levantaran, perdiéndose de la vista de ellos. Esperaba que Theo no fuera de aquellos hermanos sobreprotectores y que eso no generara problemas en las horas siguientes.

Logan regresó cuando Fabricio se tomaba la última copa, proclamándose como el nuevo vencedor. Los hermanos Ruggieri se abrazaron dando brincos, celebrando el triunfo.

—¿Te dejaste ganar de un niño rico, Jacob?
—preguntó con burla Benedetti, originando que su primo le enseñara el dedo medio, poniéndose de pie con torpeza para irse.

Él rio, acariciando el cabello de Sky.

—¿Quieres ir a dormir?

La pregunta hizo que ella bostezara y Logan se sentó.

Los chicos comenzaron a irse, consiguiendo que la sala quedara más y más vacía.

—Supongo que ya sabes... —inició diciendo, detallando sus expresiones.

Una sonrisa picarona se desplegó en el rostro del chico

—¿Que dormiremos juntos? Por supuesto.

Relamió sus labios, rascándose la cabeza.

—Si no quieres puedo dormir en otro lugar. No es problema para mí. —Logan la tomó de las manos, inclinando su cuerpo levemente hacia ella.

Notaba el nerviosismo en Skyler y lo que menos quería era arruinar el avance tan significativo de su relación.

—No... —Skyler negó con la cabeza, dejando la frase suspendida—. Es decir, es lo que más quiero. —Bajó la mirada, intentando ocultar la pena.

—No pasará nada que tú no desees, ni te apresuraré a nada, ¿Entendido?

Asintió, esbozando una diminuta sonrisa y acariciando con delicadeza las mejillas de su novio.

Camille y Christian aparecieron tras un rato de pasar en modo incógnito.

—¿Entonces? ¿Están de acuerdo con lo que haremos? —fue lo primero que atinó en preguntar Camille.

—Sí —respondieron Logan y Skyler al mismo tiempo.

Su hermana celebró, abrazando a Chris. En ese momento, Nicolás y Darla se despidieron y su padre se les acercó, escaneándolos con la mirada.

—Hora de dormir, niños —indicó su progenitor, señalando con la cabeza las habitaciones.

Skyler sintió el impulso de tomarse un trago, así que lo hizo primero para ahí sí acatar la orden de Nicolás.

—Nos vemos en un rato —murmuró en el oído de Logan, mientras se despedían.

Camille parecía un chicle, pegada a Christian, por lo que Nicolás la tomó del brazo, llevándola casi a rastras. Como lo había predispuesto su hermana, Nicolás y Brandon las dejaron en la puerta de la habitación y la de ellos sería en el segundo piso, bastante retirada. Su padre las abrazó y se fueron.

—La habitación de Chris y Logan está girando a la izquierda. Es la única que hay allí —le informó Cam al estar adentro, observando la pantalla de su celular.

Skyler se tumbó en su cama, mirándola.

Camille puso su bolso encima de la colcha y sacó del interior una lencería negra.

—¿Cuándo compraste eso? —preguntó, arqueando las cejas con sorpresa.

—Hace unos días y es la ocasión perfecta para usarla.

—Claro, tú súper preparada y yo usando mi ropa interior de señora.

—La ropa es lo de menos, igual te la quitarán en menos de diez minutos —contestó su hermana, como toda una sabelotodo.

Ella se empezó a sentir otra vez nerviosa y Camille se dio cuenta.

—No te preocupes, todo saldrá bien. Logan te quiere en serio y yo sé que será muy cuidadoso contigo y amoroso.

Asintió, sin poner en duda ninguna de sus palabras.

Cuando menos lo pensó, Camille ya se estaba asomando por la puerta, diciendo que era el momento perfecto.

—¡Adiós, suerte! —se despidió la joven, antes de cerrar la puerta.

Se debatió para sí misma si estaba segura de dar ese paso en su relación. ¿Dormir o ir más allá? Luego de largos minutos con su mente en blanco, la respuesta llegó. Sí. Estaba plenamente decidida.

Unos toques en la puerta la sobresaltaron, se despabiló y al abrir se encontró con la mirada oscura de Logan.

—¿Puedo pasar? —inquirió, mirándola de una forma tan tierna que la derretía.

Abrió paso, permitiendo que entrara.

—Prácticamente me sacaron a patadas de la habitación, ¿Puedes creer eso?

—Sí, no me cabe duda —contestó, sonriente.

Skyler se sentó en su cama y la palmeó, indicándole a Logan que se sentara.

—¿Sabes? Ahora sí que me apetece una cerveza.



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En el texto hay: tristeza, romance, drama

Editado: 17.12.2023

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