EPÍLOGO (Cap. 40) – DAILA
“Christmas Tree”
Una de las cosas que hice en Corea del Sur fue aprender coreano, escuchar música, ver doramas en maratón. Trabajar y socializar, pero mi momento favorito de todo el día es cuando volvía a ver a Min ho en casa cocinando.
Estar casada con él no era nada más que estar juntos y estar alejado, en otras palabras, darle espacio a la otra persona. Si quiere estar sola o solo, lo dejamos solo. Si uno quiere y el otro no, apoyamos al otro con sus problemas. Y es eso que me gusta estar en casa al lado de Min ho.
—Hice ramen en una olla, si quieres comer, puedes servirte.
—¿De nuevo estás haciendo Kimchi? —digo con un tono de burla, el me observa divertido
—Es el favorito de Eun-ji, siempre lo pide —dice él y luego sonrie aun más, —Mira, esa criatura ya se levanto de la cama.
Volteo y observo su largo cabello, como el mío. Mi hija que todavía está pequeña corre hacia mí y grita, —¡Llegaste mamá!
—Hola Eun-ji, ¿cómo dormiste? —pregunto
—Biennnn
Min ho rie desde la cocina y entiendo perfectamente. Eun-ji es muy niña, es nuestra primera y única hija… bien inquieta. Aunque yo tenga 28 y Min ho, por unos meses atrás que el mío, 29. Somos felices con lo que estamos construyendo.
Planeamos mudarnos a San Francisco y cada vacaciones irnos a Corea para visitar, aunque creo que vamos a terminar quedándonos aquí y San Franciso como lugar de vacaciones.
Agarro la libreta morada de mi mochila, es que quinta que tengo desde que llegué a Corea del sur y me alivia bastante. El trabajo de oficinista no es muy fácil y peor el de Min ho, que es empresario de su propia compañía.
El maldito esposo mío tiene la compañía de sus padres, mi esposo rico es empresario por inercia. ¿Qué se puede hacer? Pero es el mejor, digo yo. Guapo, inteligente y amable con sus trabajadores.
—Daila… —dice Min ho a mi costado, —Te amo. Saranghae (Te amo en coreano)
—Nado saranghae, Min ho