Era la cuarta semana después de que comenzó nuestra capacitación cuando nos autorizaron un viaje para visitar a nuestras familias, la mayoría se mostraba escéptico con regresar a sus lugares de origen, algunos por resentimiento como el caso de Zyan, otros por miedo, Leo palideció cuando nos informaron sobre esto en la mañana; lo cual ocurre con muy poca frecuencia, Elio por su parte parecía carente de entusiasmo, ni siquiera demostró ninguna emoción cuando lo mencionaron pero cuando termino el entrenamiento pude ver un poco de dolor atravesando su rostro.
Zac fue el único emocionado, pero no sería por siempre.
Como no teníamos a donde ir lo acompañamos, no era una oportunidad que quisiéramos desperdiciar, el único que se quedó a seguir estudiando fue Zyan, era una persona solitaria por naturaleza, no había mucho que pudiéramos hacer por él, es imposible cambiar a alguien que nació roto , solo te cortaras en el proceso.
Tomamos un vuelo, que en su mayoría lo pase durmiendo, no disfrutaba mucho de las alturas, Elio notando esto me hizo un favor, desacelerar mi corazón resultó sencillo para él, excepto cuando tuvo que acelerarlo de nuevo. Tome nota mental para que el próximo vuelo que tomará simplemente tome algún medicamento y nunca confiar en el paralizador novato.
El calor del distrito amarillo era tan intenso que por cada paso que daba mi rostro goteaba grandes gotas de sudor y tener que llevar el traje de la academia no hacía mas que empeorar mi situación, incluso Elio y Zac que estaban mas acostumbrados a este calor parecian agobiados con nuestra vestimenta, el unico que no decia nada era Leo que parecia encantado con el extremo calor, pero lo entendía; aprovecha mientras puedas, eso pensaba él, no sabiamos hasta cuando podrian darnos otro permiso así y el como brasero debía aprovechar el calor de aquí para resistir la crudas heladas del eterno invierno del distrito rojo.
Caminamos por una plaza para llegar a un puesto de flores, Zac caminaba con talante tranquilo, antes de ir al aeropuerto pasamos por una joyería donde Zac compró un anillo de compromiso, por lo que nos dijo Elio eran para su novia, Elio fue muy reservado con la descripción de Dalia,creo que ese era su nombre, pero por sus palabras el la amaba demasiado.
Íbamos a pasar a la casa de su novia cuando escuchamos los vociferos de unas personas, venían de uno de los santuarios del Templo, nos quedamos a ver qué era lo que sucedía; ese fue el primer error que hicimos.
El segundo ni siquiera se como comenzó solo se que es algo que nunca quisiera experimentar nunca en mi vida. observamos todo como unos espectadores temporales por que no nos quedamos mucho tiempo, al menos no por que quisieramos, Zac estaba ansioso, y luego, nunca mas lo estuvo. Miramos cómo el cuerpo de Zac se encogía de dolor, sus piernas cedieron y se estrellaron contra el piso, su hermano sin entender el motivo de su colapso miro a donde su hermano había estado dirigiendo su mirada, abrió los ojos cuando miro a la pareja de recién casados cuando salían del santuario, su mirada se descompuso, se tiró en el suelo y empezó a consolar a su hermano.
Incluso si la descripción de Elio sobre la novia de Zac era escasa, había algo que nos hacía saber que esa mujer , hoy ,se estaba cansando con un hombre, uno que no era Zac, y tal vez nunca lo seria. Elio maldecía entre dientes mientras nosotros veíamos cómo a nuestro compañero se le rompía su corazón, no había nada que pudiéramos hacer, nada, solo nos quedamos ahí parados, observando con impotencia a la feliz pareja que parecía ajena al sufrimiento de Zac, un sufrimiento que más tarde se convertiría en vacío.
Zac cerró por completo sus emociones y las convirtió en un terrible mal humor crónico, a veces ni siquiera su hermano podía entenderlo, en este caso Zyan se volvió más cercano a él, mucho más de lo que nosotros pudimos serlo. Cerró sus pétalos y creó espinas puntiagudas y macabras, que se enredaban en lo más profundo de su corazón.