Zyan:
No puedo perderla de vista, era lo único que me repetía mientras arreglaba los mechones de cabello, la tienda era larga y con muchos pasillos llenos de ropa, corro siguiendo su aroma, no puedo ignorar esa mirada, simplemente no puedo, la veo a la distancia, corro mas rapido para atrapar su mano.
Todavía la estoy sujetando cuando sus ojos color obsidiana se fijan en mi cin una leve consternación en lugar de enojo. Pero no la suelto, no quiero que se escape de mis manos, por mucho que deba hacerlo.
-princesa no debe de salir sin escolta- digo entre jadeos, corrí precipitadamente pero no me importaba en absoluto, mientras ella no escapara de mi
-sabía que uno de ustedes me seguiría, por lo que sólo hacía tiempo- Sabía que no era del todo cierto pero si ella lo decía entonces yo lo creería, entonces tuve que soltarla y no se por que senti un dolor punzante atravesar por completo mi pecho, pero una sonrisa de ella bastó para aliviar mi dolor
-vamos, tengo que prepararme para la cena- su sonrisa irradiaba luz, incluso siendo una creadora de oscuridad podía iluminar hasta el lugar más oscuro, pero ella no lo creía y hasta que ella no lo pensara todo estaria en amargura y dolor, princesa, permítame estar en su dolor,eso queria decir pero por la misma razón que las personas nunca dicen lo que en verdad quieren me calle y lo guarde en lo profundo de mi ser
Camine a un paso detrás de ella, sus pasos eran suaves pero ligeramente rapidos y su melena se mecía sutilmente de un lado a otro con cada paso que daba, por momentos breves miraba a otros lugares para guardarlos permanentemente en mi memoria. Vi a un grupo de niños jugar afuera de un puesto de juguetes y al principio no lo hubiera notado hasta que vi que jugaban con una especie de objeto volador que brillaba en el cielo, el unico juguete que tuve en el distrito negro fue, espera,yo nunca tuve un juguete, siempre fueron libros, hojas de calculo, maestros a todas horas. No, debe de haber algo, por que no puedo recordar nada, “Zyan” madre. Escucho su vz y me paralizo, luego me recuerdo que ella ya no esta y regreso a al realidad, pero ahora tengo a la princesa delante de mi
-¿nunca habías visto un volador de cristal?- su cuerpo esta muy cerca de mi, su aliento choca contra mi cara, es dulce y apetecible, me pregunto a que sabra en mi boca, aprieto mi lengua contra mis dientes
-no, en el distrito negro no llegan esas cosas- dejo escapar un aliento contenido y ella lo nota , frunce un poc su seño y luego dirijo mi mirada a los niños- es bueno saber que aqui los niños tienen eso
-espera aquì- dice de repente, puedo ver que esta consternada y me pregunto si yo tengo algo que ver con eso y luego pienso en lo estupido que soy, un simple escolta que podria provocar en su amo, hasta que la escucho hablar con el vendedor - disculpe señor me puede vender uno de esto
-no hay proble su majestad- la escucho hablar y siento que mi alma se cae a mis pies, pero que hize, me acerco un poco mas a donde esta ella para escuchar mejor - tenga
-gracias-Le entrega una moneda,debe ser una de las que se le asignan diariamente por ser parte de la familia imperial, una sola de ellas vale un pequeña fortuna, el hombre se asombra al ver la moneda pero ella le dice que está todo bien
-ten, dijiste que nunca habías visto uno de esos, ahora la podrás ver las veces que quieras-lo saca que del empaque y me lo pone en mi mano abierta, es ligero y facil de sujetar, pero por que me siento tan feliz y por que sonrio como un estupido, la miro a ella y encuentro mi respuesta
- no tenía que hacerlo majestad- le respondo en voz baja mientras guardo el juguete en el empaque, este será un tesoro que guardaré y apartare de todos
-tómalo como un regalo de bienvenida- mas que un regalo para mi es una confirmación, no hay duda, la princesa es la que puede hacerme dudar y hacerme sentir cosas que creí que nunca sentiría
-gracias- agradezco pero antes de continuar con nuestro paseo miro mi reloj y no puedo mas que sentirme fastidiado, ella lo nota
-es tarde debemos darnos prisa- ella asiente con la cabeza y retomamos nuestro camino al palacio
Al llegar a la entrada del ala del palacio donde la princesa habita, me encuentro con los demas , para mi mala suerte, notan lo que llevo en mis manos, Ezra observa abiertamente mi obsequio descaradamente, lo miro a modo de advertencia, luego recuerdo que la princesa está junto a mi, una casi invisible sonrisa curvó sus labios
Una sirvienta escolta a la princesa hasta su habitación, escuchó atentamente el sonido de sus de sus tacones chocar en el suelo marmoleado, hasta que se atenúan y desaparecen. Escucho detrás de mí que alguien se aclara la garganta, dejó que mi sonrisa se desvanzca, si no esta la princesa no existe motivo para que continué sonriendo. Los demas me observan con curiosidad, sobre todo Elio que no deja de mirar el paquete en mis manos, el uniforme no tiene bolsillos ni nada,es una especie de traje que se ciera hasta el cuello, los botones son plateados y por etiqueta tenemos que ponernos guantes en todo momento, al menos son térmicos y evitan que tengamos frio...al menos la mayor parte del tiempo.
-Nos vamos ya- Molestos, eso es lo que son, muy molestos. Leo duda en preguntar pero termina no haciéndolo, en secreto se lo agradezco si no, algo malo pudo haber pasado