Zac:
El pecho me ardia, y casí no podia aguantar la sed que me recorria la garganta, la oscurida es tentadora y claro que lo sabía, pero tambien era seductora, me hacía querer poseer a la dueña de esa fragancia, tenerla entre mis brazos y no dejarla ir nunca de mi. Mi mente se lleno de pensamientos que me hiceron avergonzarme de mi mismo. Con Dalia nunca sentí algo parecido, ni en sueños podría haber esperado volver a sentir esto.
Cuando salió de su habitación vestida de azul pensé que era una ninfa, su cuerpo parecía flotar con cada paso que daba, su mirada inexpresiva empezó a gustarme más que cualquier otra, por que si cambiaba siempre era para demostrar dolor, pero a veces sonreía y eso hacía que mi corazón ardiera tanto que creía que se derretía en mi interior.
El amor era para mí un castigo que lo llevaría hasta mi muerte, siempre que he querido recibir un poco de este cruel sentimiento siempre pagaba un costo, mi madre se suicidó por amor, el amor de mi vida resulto ser solo eso, el amor de mi vida más sin embargo yo no fuí el de ella, pero ahora, de todas las personas por que tuvo que ser la princesa, Soñar se volvió un tormento, Dalia aparecía en todos ellos, siempr eterminaban con ella casandose con alguien más y yo estaba atrapado en una jaula de cristal, gritando y ahogandome en lagrimas ¿Qué error cometí?, esa maldita pregunta me carcome y siento que mi alma se hace pedazos con cada día que pasa, mi futuro se desvanecio en un abrir y cerrar de ojos, Dalia era mi mundo, lo era, y ahora ya no lo es más.
La princesa parecía entender ese dolor, llevábamos un día con ella cuando pude ver atraves de sus grietas, estaba peor que yo, mucho peor, el dolor, la ira, la soledad, todo eso es nada comparado con la indiferencia. De alguna forma la princesa logró sobrevivir en un ambiente como el palacio, tan solo con ver las reacciones de los sirvientes puedo ver lo mucho que tuvo que soportar, sin apoyo de nadie y con unos padres como los suyos, tuvo que cambiar su corazón.
No, lo tuvo que destruir.
Clyde era una persona muy lista, demasiado para mi gusto pero también era un imbécil, la trataba como una victoria más para regodearse, sus triunfos y logros venían de sus cercania con la familia real, sin su amistad con la princesa sería un noble más, si no existiera su amistad todos los hijos de familia aristócrata entrarian en una guerra silenciosa por la mano de la princesa. Incluso yo que mi familia esta al borde de desaparecer entraria en esa guerra junto con mi hermano.
Pero los revan marcaron sus superioridad al infiltrar a su hijo desde la infancia creando una relación demasiado intima y duradera que dificilmente se romperia, Clyde tenia solo una oportunidad, no se arriesgaría a destruirla por nada del mundo, los príncipes eran obstáculos que amenazaban su futuros, su destino y lo que sea que él quisiera. Tenía que apresar a la princesa lo más rápido que pudiese si no el fracaso lo mataría.
Podría hacer que no veo esto, podría cerrar los ojos y fingir que esto esta bien , pero cuando ves todos no te queda mas remedio que seguir viendo y en determinado momento actuar. Sin duda la modista había caído ante los encantos del lord y le reveló el color del vestido de la princesa y Clyde no podía permitir que llevara un color neutral, no, tenía que vestir sus colores. Por mucho que la princesa se vistiera con los colores de él jamas serian iguales, así que la inferioridad que siente Clyde jamas podría ser llenada.
Si se puede decir algo favorable del lord es su persistencia y su inigualable capacidad de hacer ver a la personas su muy elaborada ilusión de ser perfecto, tanto para ser el esposo de la princesa como ser el próximo Rey. Pero no podemos ver la agonía de la princesa, su dolor se trasluce en su amabilidad con la que trata a las personas más cercanas, su padre no la trata con amor y afecto, la trata con firmeza y frialdad y ella solo ofrece una sonrisa lastimera. Pero es cruel, no hay duda de ello, no le tiembla la mano para imponer su posición, no tolera la incompetencia y valora mucho la lealtad.
La asistente personal de la princesa nos dirige a una mesa cercana a la de la familia real donde la princesa se sienta, los príncipes extranjeros ya estaban sentados en la mesa y estaban peleando, como de costumbre. Sam solamente miro una vez a la princesa y dirigio su vista a una copa llena de vino, pese a su cuerpo menudo bebió de golpe su copa y pido que la llenaran de nuevo. Su mirada era distante e incluso con maquillaje se veian unas ojeras que le llegaban hasta los pomulos, su piel estaba opaca e incluso parecia tenener aritmias. Noto que la miraba y me hizo un gesto malicioso antes de volver a concetrarse en la bebida.
-Bebe despacio si no quieres embriagarte- Le sugiero y lo que recibo a cambio es una mirada fulminante- No lo tomes a mal
-Ocúpate de tus asuntos, lo mejor que me podría ocurrir sería dormir toda la noche sin tener que ver a esos demonios- señala la mesa de la princesa y una de las damas de compañía le baja la mano rápidamente-Ustedes no lo han visto pero yo si, no lo entienden, nadie lo entiende.
-La llevare a su habitación, esta muy ebria- dice otra dama y se alejan discretamente de la vista de todos
-¿Es siempre así?- pregunto a las otras damas, solo quedan dos y no puedo reconocerlas
-No sabria decirle Sir, llevamos apenas unas semanas sirviendo a la princesa- Menciona una- Soy Sarah y ella es Liza, nos veremos un tiempo antes de que nos cambien