Indecisa aguardaba dentro de su coche en la calle paralela donde la había citado. Ayer él no significaba más que otro alumno para ella, ahora no se explicaba por qué el sólo imaginar su cara provocaba que los latidos se descontrolasen así. No podía negar las ganas que tenía de verle pero que fuese menor le frenaba mucho, cogió aire.
- Veré que es lo que quiere y punto.
Convenciéndose a si misma bajó del coche y andó lo más despacio que podía, al aproximarse a la esquina le vio sentado con las manos entrelazadas en medio de las piernas. Se colocó frente a él, Iko al verla se levantó de un salto con una enorme sonrisa.
- Pensaba que me tocaría esperar toda la tarde.
- ¿Llego tarde? - Miró su reloj, sus dudas la habían retrasado quince minutos.
- Ha valido la pena.
- ¿Cómo dejaste la nota? ¿Se la pasaste a Sakko?
- Fui yo.
- Um ¿qué querías decirme?
- Bueno - Se giró alejándose unos pasos - Es tan repentino, me he preparado lo que diría desde esta mañana pero ahora no me sale nada.
- Si encaminas el tema tal vez pueda ayudarte.
- Quiero verte.
- Eso quedaba claro en tu nota...
- Quiero verte fuera de clases - Interrumpió todavía de espaldas - Quiero verte cada día - Se mantenía de espaldas, recto y tenso - Me gustas.
Aiko miraba la espalda del chico con los ojos abiertos de par en par, la boca se movía como si quisiera decir algo pero las palabras no llegaban a ella. Todas las dudas regresaban en forma de grandes oleadas de preocupación a la vez que se sentía un poco ilusionada y sorprendida ante esa confesión.
Una gota cayó en la mejilla de Aiko haciéndola reaccionar, elevó la vista hacia arriba, suspirando.
- Creo que al venir he complicado las cosas. Nos vemos mañana en clase - De inmediato se arrepintió de decirlo pues quizá podría malinterpretar ese "nos vemos" - Adiós.
No esperó a que hubiese una respuesta girándose de camino al coche. La mano de Iko agarró su muñeca.
- Profesora Hisaki - Su cabeza estaba más abajo del cuello de ella como si estuviera pidiendo perdón - Sé lo que estás pensando, que sólo soy un niño encaprichado de una mujer mayor que él o en lo que pensarían los demás si me oyeran.
- En cierta manera.
- No es un capricho, me gustas. No me importa lo que diga la gente de nosotros.
- ¿Y lo qué pienso yo? Porque estás hablando como si yo hubiera dicho que siento lo mismo - Quitó la mano con cuidado dando un paso atrás - Eres mi alumno, menor y no te veo de esa forma. Tal vez estés confundido por el hecho de que he intentado ayudarte, pero es mi deber como profesora. Tú mismo lo dijiste nadie te ha tratado bien los últimos días salvo yo.
- Distingo entre agradecimiento y el sentirme atraído por ti.
Las gotas comenzaron a caer con más frecuencia aunque a ninguno parecía importarle. Aiko veía muchas sensaciones en la cara de Iko: pena, impotencia que habían suplantado a la luz que tenía cuando levantó la cabeza para explicarse, el brillo de los ojos había desaparecido.
Durante un momento el silencio se instaló entre ellos, ella evitaba mirarle mientras él no apartaba la vista con los ojos inundados de tristeza.
- Lo siento.
Aiko hizo una pequeña reverencia y se alejó con un nudo en la garganta, pero sabía que era lo mejor para ambos.
Las tres semanas siguientes el ambiente era algo extraño. Las ocasiones donde debía hablarle en clase él le contestaba sin mirarle, se apartaba si veía que ella se aproximaba para darle algo y si tenía que entregar un examen lo hacía manteniendo la distancia. Pero aunque eso le provocaba un poco de malestar a Aiko debido a que sus sentimientos hacia Iko iban aumentando y no podía negar que también le gustaba, un día se dio cuenta que sólo se trataba de una estrategia. Se encontraban en mitad de un examen. Aiko estaba concentrada en sus papeles sin prestar demasiada atención a los chicos, elevó la cabeza pensando en cómo solucionar un apartado de aquel informe cuando lo vio, Iko la observaba con expresión seria, sin embargo, había algo en sus ojos que la hicieron sonreír. En las clases él se limitaba a contemplarla cuando pensaba que nadie y menos ella lo veían.
El chico que le invitó a unirse al grupo aquella vez se había vuelto uno de sus mejores amigos, conocía lo que pensaba de Sakko y lo compartía. Iko estaba sentado en los escalones de la entrada al instituto cuando éste llegó corriendo.
- Ni te imaginas lo que acabo de escuchar - Iko dejó de beber su zumo y negó - Sakko le estaba contando a sus amigos que esta tarde va a pedirle a alguien que salga con él, pero no porque le guste sino para salir con alguien diferente, ese tío es de lo peor.
- ¿Y por qué me cuentas a mí lo que hace ese?
- Me ha parecido un bombazo. Va a pedírselo a la profesora Hisaki.
- ¿Qué?
- Le gusta que le vean superior a los demás y que mejor que salir con una profesora.
Hacia más de tres semanas que le dijo que le gustaba y aunque la tensión entre ellos era evidente y él había tratado por todos los medios de alejarse no lograba olvidarla tampoco iba a permitir que alguien como Sakko le hiciera eso.
- Tengo que hablar con ella.
- ¿Cómo? No puedes meterte en su vida.
- ¿Sabes dónde está ahora?
- Claro que no. Espera, no me digas que es lo que creo que es - Dijo con una sonrisa.
- ¿Sobre qué?
- Te gusta la profesora Hisaki - Iko agradeció que lo dijese en voz baja, suspiro resignado.
- Por favor no te vayas de la lengua - Su amigo soltó un chillido de júbilo.
- Quieres hablar con ella para que ese idiota no se salga con la suya ¿no? Yo te ayudo.
- ¿En qué estás pensando?
Le contó lo que harían aún con dudas Iko asintió. Su amigo echó a correr por el pasillo principal, tras varias vueltas al instituto al final la encontró en la sala de profesores. Se detuvo para recuperar el aire a la vez que actuaba fingiendo estar alarmado.