Cuando me necesites | Serie Cuando | Libro 1

2.

 

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Mi capacidad actoral estaba siendo probada. Este día llegó, aunque lo esperaba para mucho después, cuando mi carrera como periodista llegara a un punto en el que mi reputación me consiguiera más oportunidades. Desde que comencé la carrera supe que quería llegar muy lejos profesionalmente, estar en la lista de las mejores, y para ello tuve que crear un personaje porque mi personalidad verdadera me dificultaría ese objetivo.

Yo para nada tenía la seguridad que mostraba ahora mismo, ni la valentía para enfrentar una mirada como la suya.

—¿Habrá una foto al final? —preguntó la mujer que acompañaba a Alec Campbell. No parecía su pareja, pero tampoco una asistente.

—Dos, una para el artículo y otra para archivo —respondí. Era por esto por lo que prefería las entrevistas privadas, las interrupciones eran molestas—. Señor Campbell, dice que esta inversión representa una gran parte del porcentaje destinado a este propósito para este año, ¿por qué eligió precisamente este proyecto para ese porcentaje?

El hombre respondió sin titubeos, muy seguro de cada una de las palabras que utilizaba. Era la misma seguridad que yo demostraba, solo que cargada con un poco de arrogancia. Probablemente él no tenía que entrar en personaje.

—Debo suponer que estará por mucho tiempo en el país para supervisar no solo como inversionista, sino como contratista. ¿Cuál será exactamente la labor de su empresa para con el proyecto?

—Supervisión de la etapa constructiva para minimizar el impacto ambiental usando nuestra tecnología —respondió. Dirigió brevemente su mirada hacia un lugar a mis espaldas, pero de inmediato se encontró con mis ojos—. Deberá saber que tenemos un compromiso con la sociedad y la naturaleza que procuramos honrar.

El hombre trataba de probar mi profesionalismo.

—Sí, también sé que su empresa tiene varias filiales que no están precisamente ligadas con ese compromiso. Incluso tienen demandas en pie por destrucción de una comunidad indígena en la Amazonía —comenté con falsa amabilidad. La mujer que lo acompañaba se movió con incomodidad, pero a él no logré intimidarlo ni un poco—. Aunque cabe mencionar que ese compromiso que afirma tener comenzó desde que asumió la presidencia. Así que me mantendré atenta en el futuro de su empresa. —Sonreí, aunque no era una sonrisa de verdad, sino una de cortesía—. Las fotografías tomarán unos segundos.

La mujer se alejó y el hombre se mantuvo en su lugar. El primer disparo miró directo a la cámara y el segundo hacia mí. Bajó la mirada en cuanto Pedro bajó su cámara. Di un paso hacia él.

—Gracias por la entrevista, que tengan buena noche —le agradecí. Mi tono era profesional y cortés. Comencé a retroceder y luego me di la vuelta, dirigiendo el camino para Pedro. El camarógrafo me siguió. Salimos de la recepción.

—¿Ya nos vamos? —preguntó Pedro—. Quería ir al bar y obtener un par de tragos caros gratis. —Me hizo saber.

—Anda, no me tienes que pedir permiso —le dije retomando mi personalidad habitual. La más relajada y dócil—. Me duelen tanto los hombros que solo iré a casa y me pondré uno de esos parches que ayudan a desinflamar. —Abrí mi cartera y vi los pocos pesos que iban de un lado al otro. Sería suficiente para uno de esos parches y el autobús. Ya que era temprano, no veía la necesidad de un taxi—. No te sobrepases con esos tragos. —Le aconsejé.

Fingió ser un soldado e hizo uno de esos saludos.

—Sí, jefa —contestó. Comenzó a alejarse.

—Hablo en serio, no muchos tragos. —Medio le grité, aunque no demasiado como para llamar la atención. De nuevo hizo el saludo de soldado, le encantaba recordarme que era cinco años menor a mí—. ¡Y no soy tu jefa!

Se despidió con su mano.

Me despedí del señor que vigilaba la puerta principal y salí. El aire frío no se sintió para nada bien. Mis brazos se cubrieron de piel de gallina al instante. Me abracé a mí misma y comencé a caminar hacia la parada de autobús más próxima.

Viernes, siete y media, autobús a reventar. Aun así, no tomé el taxi y no me alcanzó para el parche.

 

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Las toallas calientes algo hicieron por mi dolor de hombros. Mi cabello seguía húmedo, pero me iría a la cama de todos modos. Estaba muy cansada. Apenas dormí en las últimas cuarenta y ocho horas.



#15085 en Novela romántica

En el texto hay: romance, drama, amor

Editado: 02.10.2024

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