Cuando nuestro amor florece

58 | El inicio del fin

"En cuanto supe que, aunque tu corazón me perteneciera, de nada servía si tus acciones hacían todo lo contrario."

Giselle se estaba durmiendo en clase de redacción de textos, para ella era la clase más aburrida de la universidad, pero, debía tomarla obligatoriamente debido a los créditos.

En cuanto se acabó la hora, salió corriendo de allí tan pronto como le fue posible, quería irse a casa tan pronto como pudiera y descansar al menos un poco.

—¡Giselle! ¡Giselle! —su mejor amiga de toda la vida, Hannah, gritó para llamar su atención del otro lado de la calle.

—¡Voy! —respondió con una sonrisa en el rostro. Sin duda se sentía la chica más afortunada del mundo, siguiendo la carrera de sus sueños y estando en una relación romántica con la persona a la que más amaba en el mundo. Era muy afortunada sin duda. —¿Qué pasa que te tiene tan alterada Hannah?

—Acabo de enterarme de una noticia que te va...Es algo muy malo Giselle, ni siquiera sé por dónde empezar...Mejor vayamos a algún restaurante o a mi casa, sí, mejor vayamos a mi casa.

—Me estás asustando Hannah...—apenas pudo decirle pues su amiga la tomó del brazo y la subió a su auto—. ¿Qué está pasando? Por el amor de Dios, di algo o me vas a volver loca.

—No sé cómo decirte esto, en serio, y solo quiero que sepas que lo lamento muchísimo, pero, que yo nunca te voy a dejar y que contarás conmigo en todo.

—¿Qué pasa? Por favor di algo o me vas a enloquecer —dejó su mochila en el asiento trasero y se dispuso a escuchar con atención—. Vamos, ya, dime lo que está sucediendo.

—Mis padres se enteraron, ellos saben bien que nosotras somos muy cercanas y por eso me lo han dicho, supuse que no lo sabías todavía y honestamente prefiero decírtelo yo misma a que te enteres por otras personas. Recuerda que hay otros hombres en el mundo, tu vida no va a acabarse si terminas con James, eres una chica muy fuerte y capaz de todo. Y me tienes a mí que nunca te dejaré a pesar de todo, siempre podrás contar conmigo Giselle.

—¿Por qué tendría que terminar con James? —cuestionó sin comprender nada—. Sabes lo mucho que lo amo, es el hombre perfecto para mí, no lo dejaría ir ni estando loca.

—Giselle...

—Hannah...Ya, por favor dime de una vez te prometo que aceptaré lo que sea que vas a decirme, soy una mujer fuerte.

Su amiga asintió, y aunque se sentía muy preocupada por su amiga, prefería ser quien le dijera la verdad antes de que alguien más se lo dijera o que la noticia se supiera en todos lados.

—James va a casarse con la hija de los Lexington.

Fue entonces que el mundo de Giselle se derrumbó, jamás volvió a ser la misma desde ese día.

—¿Qué? —le interrogó con las lágrimas recorriendo sus mejillas con rapidez.

—Sí, no sé qué pasó bien, pero, parece que sus padres están organizando el matrimonio.

—¿James va a casarse? —comenzó a ahogarse con sus propias lágrimas.

—Giselle...Gigi, a ver, respira por favor...—se acercó a ayudarla—. Vas a estar bien, lo que a mí me interesa es tu bienestar, quiero que estés bien. Quiero que me prometas que vas a estar bien a pesar de todo lo que va a suceder de ahora en adelante.

—No entiendo porqué él se casaría con otra mujer que no sea yo...Es que no lo entiendo, él me ha repetido cientos de veces que soy la mujer de su vida y que quiere hacer una vida a mi lado... ¿Por qué él tendría que aceptar un compromiso como ese?

—Quizá porque sus padres lo están obligando, no porque él lo quiera así. No sé que está pasando, y tal vez él también acaba de enterarse y supongo que te lo dirá pronto, sin embargo, quiero que me prometas que tú vas a estar bien sin importar lo que suceda.

—No puedo prometerte que voy a estar bien si pierdo a mi estabilidad...Él lo es todo para mí, es muy difícil escuchar esto y pretender que todo está bien.

—No te pido que pretendas que todo está bien, pero, sí que pongas tu bienestar por delante de todo. Vas a estar bien, me tienes a mí y nunca te voy a dejar.

Ella siguió llorando en silencio con fuerza, tenía el corazón roto en miles de pedazos, su vida se había terminado.

"Decías quererme, adorarme con tu vida, ahora dudo de cada palabra de amor que me dijiste."




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