CAPITULO 4

Luz.

(4)

Escapar.

Despertar nunca fue mi intención, en realidad era tan grande la paz que sentía en donde estaba, que no quería regresar.

Creí que mi vida había terminado y por mucho tiempo de desdicha y dolor por fin había sentido un poco de paz, una tranquilidad que fue robada cuando sentí un toque, no abrí los ojos, pero pude ver como un rostro angelical era posado ante mí, no sabía quién era, solo sabía que él me estaba esperando, que el anhelaba que yo despertará.

No lo quería hacer, quería quedarme en esa oscuridad, sola, como siempre lo he merecido, pero fue tanta la curiosidad por saber quién era el individuo que me tocaba, que cometí el terrible error de abrir mis párpados, para darme cuenta que mi realidad no había cambiado, seguía siendo la chica sin paz interior, seguía siendo la chica que carecía de su nombre.

La situación mejoro un poco cuando al despertar, lo vi a él, el chico de las pupilas brillantes, el me observaba con tanta vida, con tanta esperanza que algo en mí se quiso contagiar, no comprendía qué hacía aquí, pero algo en mi pecho me dijo que él merecía estar ahí, que de alguna manera sin saberlo yo lo necesitaba.

Sus palabras fueron un detonador de muchas sensaciones, de las cuales no estaba familiarizada desde hace mucho.

Pero como era posible que el me hiciera creer en el mundo que me quito todo, eso sería una misión imposible.

Cuando mis padres me habían dicho que había pasado un mes no lo podía creer, ya que el lugar donde estaba sentía la paz y soledad que necesitaba, pero no me percataba del tiempo, no tenía conocimiento que mientras yo me sentía bien conmigo misma despues de cuatro años, aquí en el mundo real, había personas que aclamaban mi regreso.

El pensamiento que me invadió cuando el doctor me dijo lo obvio "necesitas ayuda" creí que me mandaría a una clínica de reposo, como se lo he pedido a mi padre desde hace un año, pero no, solo me fomento lo de todos "necesitas una psicóloga" también me culpo de que las terapias no funcionaran ya que yo, hacia más difícil su trabajo.

No quito que en parte tiene razón, pero es que yo sé, que no la necesito, lo único que necesito es estar sola, en un lugar donde no le pueda hacer daño a nadie.

No sé cómo reaccionar a lo que me ha pasado estas últimas semanas, cuando me dieron de alta del hospital me tuvieron en observación ya que podría atentar nuevamente contra mi vida, pero eso no es nada, eso ya me lo había dicho en muchas ocasiones, ¿cuál fue la diferencia esta vez? qué ahora me han colocado niñero, así como lo leen, mi padre me ha notificado que desde que llegó a él instituto, hasta que salgo y en casa de vez en cuando, tendré un vigilante, eso es para mí, aunque ellos vociferen que no lo es.

¿Una persona que será mi sombra y los mantendrá informado de todo lo que hago 24 horas al día?, es un chismoso y es nada menos que el personaje que vi cuando desperté, del cual ahora conozco su nombre ángel.

Será casualidad, no lo sé, pero no lo quiero cerca, más que todo porque su sonrisa me hace borrar mi buen humor, su buena actitud solo hace que ruede los ojos y sus intentos para que hable lo único que provoca es que no lo haga para ver su cara de frustración, la cual le quita un poco de brillo en su mirada, pero a los minutos siempre regresa a él.

— ¿Cómo está la niña de los ojos bonitos? — No le respondo nada, solo tuerzo los ojos al escuchar el tan bobo apodo que me ha puesto — Tan comunicativa como siempre — Se burla con una mirada juguetona la cual se le borra cuando ve el estilete que utilizaba para sacar punta...

» Sabes que no puedes tener artefactos filosos a la mano — Más que una pregunta sonó como una advertencia así que ruedo mis pupilas, cuando me lo quita de la mano — Me encantaría saber, ¿por qué te haces daño? — Hace esa pregunta mientras me da la espalda, aunque sonó más como si fuera para el mismo, pero decido responderla.

— las personas tienden a hacerse daño por depresión, soledad o angustia, a mí no me afectan ninguna de las tres, yo me hago daño porque merezco el dolor que eso provoca, es como si algo en mí se vaciara, al principio es dolor y ardor, pero después sientes como una carga se libera cada vez que una gota de sangre sale de tu cuerpo.

Ver la cara de estupefacción por el tema hace que quiera reír » si, es justo lo que estás pensando, estoy loca, en realidad deberías convencer a mis padres de meterme en una clínica de reposo.

Alza una ceja — ¿Quién dijo que eso pasaba por mi mente?, pienso que es la primera vez que dices una frase tan larga, siento que avanzamos y eso es lo único que importa.

Lo quedo mirando por sus palabras, en cierta parte tiene razón, es la primera vez que tengo una conversación tan larga con una persona, deseo hablar, pero algo me lo impide y ese algo, son mis progenitores, los cuales entran hablando entre sí, pero cuando me ven mi madre sonríe y viene hacia mí.

— Luz que bien que saliste a tomar un poco de sol — Fomenta para después abrazarme con demasiada fuerza, provocando que una pequeña queja salga de mi — Lo siento — Se disculpa mientras separa su cuerpo del mío, me mira con preocupación, cuando una lagrima ronda por su mejilla, me ve directo a los ojos y me agarra de las manos, esas manos tan calientes que son agradable sé que tocara ese tema que ni se atrevido desde que volví a casa — Prométeme, que nunca más vas a volver a ser eso, por favor luz, esta vez necesito que no la rompas.

Al escuchar sus palabras, quito mi mirada de la suya se de lo que habla, esa no fue la primera vez que lo intente y como las otras veces, nunca llego a lo que quiero, ni para matarme sirvo en este mundo, un silencio incomodo, desea plantearse, pero ángel no deja.

— Eso téngalo por seguro señora Collins, luz no hará más estas cosas yo estaré con ella para que no lo haga — Me mira directo a los ojos con una sonrisa iluminada, yo lo miro como si estuviera mal de la cabeza, no le presto atencio y llevo mi mirada a mi padre.