CAPÍTULO 7
NO LO DEJES DE INTENTAR
(7)
LUZ.
Amanezco en un espacio sin claridad, cubierta por la oscuridad, sin poder contemplar lo que me rodea, suspiro y cierro los ojos, para adaptarme a soledad, nunca le he temido a lo que comúnmente se teme, de niña, nunca le tuve miedo a que viniera el cucú, ni a la oscuridad, tampoco a los monstruos que habitaban debajo de mi cama, menos a las cucaracha, en realidad; no le temía, ¡a nada!, y hoy en día sigo igual, solo que un temer repentino ha florecido en mi interior, desde hace años atrás, mi único miedo, es quien soy, que llegue un momento, donde no pueda controlar lo que mi mente desea gritar.
Me distrae de mis pensamientos, sentir una respiración, leve y pausada a mi derecha, provocando que mi cuello se mueva en dirección al sonido, observando por fin a el causante, Ángel, duerme con tanta paz y tranquilidad que me da un poco de envidia no poder estar así, al menos por unas horas. Pues, siempre que cierro los ojos, los recuerdos aparecen, las ganas de hacerme daño surgen, solo es cerrar mis parpados y ante mí, se refleja lo que soy realmente, a lo que todos deberían temer, pero no lo hacen.
Atenta a cada uno de sus movimientos, percibo como comienza a estirarse, alertándome que está próximo a levantarse, retiro mi mira al instante, para recostarme nuevamente y hacer como si siguiera durmiendo, fuerzo mis parpados para que estos no me traicionen y se abran. Escucho un pequeño bostezo al cabo de unos minutos, sé que abandona el pequeño colchón en el que estaba, pues escucho ruidos provenientes de todo el cuarto, aun así, en contra de mi propia voluntad, continuo con los ojos cerrados.
Pasan unos cuantos segundos y todo queda en calma, en silencio; era como si el mundo se hubiera detenido, una curiosidad impropia de mí, se instala en mi pecho, es como una necesidad de averiguar qué era lo que hacía, pero me sobresalto cuando mi cuerpo siente una corriente eléctrica, provocando que me erizara de pies a cabeza, aprieto más mis parpado por las sensaciones que me está ofreciendo mi cuerpo, las cuales no entiendo y mucho menos, comprendo.
Al cabo de unos minutos, percibo como se acerca a mi sabiendo que ya no podría seguir con mi actuación, estoy dispuesta a abrir los ojos, pero el sonido de un celular, me detiene.
— ¡Hola!, ¿qué pasa? — Contesta todavía con voz adormilada.
No escucho nada de lo que le dicen en la otra línea.
— No estoy en casa — Responde y se queda callado — A ver Sasha, estoy en otro lugar, no te tengo que dar explicaciones, solo que no vayas a la casa porque no estoy ahí — Su voz es calmada y pausada, como si intentará no hacer sentir mal a la tal Sasha.
Escuchar la pequeña información suministrada, hace que una pequeña parte de mí, se sienta estrujada, como si la sola pronunciación de ese nombre, provocará una serie de sentimientos que en este momento no puedo identificar bien, pero se asemeja a la irritación. Y la necesidad de saber quién es la tal Sasha,
<< Hasta nombre de perra tiene>> ese pensamiento me hace suspire, por no saber qué hacer con lo que estoy experimentando, me incruste tanto en mis pensamientos, que no me percate del momento en que colgó la llamada.
Siento como pone su mano en mi hombro, delicadamente — Luz, despierta — Ronronea con una voz ronca y pausada, provocando que me estremezca, no obstante, la conversación con la tal Sasha es revocada por mi cerebro, lo que genera que me levante de manera apresurada y retire su toque de mí, de una manera inadecuada.
<< ¡Pero que puteadas te pasa! >> Me pregunta mi subconsciente y yo tampoco lo comprendo, solo se que no me gustó esa conversación, y la sensación de que la tal Sasha, es significativa en su vida, ¿me molesta?
Lo complicado de mis pensamientos, hace que me levanto de manera apresurada de la colcha, cuando levanto mi mirada y la conecto con la de él, puedo ver como la suya, es de confusión, generando que baje la mía, << ¡Porque te comportas así!¡no te debería importa con quien hable! >> — ¿Estas bien? — Pregunta con cautela y estoy por responderle, pero no lo hago, pues presiento que lo que saldrá de mi boca serán preguntas, que están pasando por mi cabeza, así que solo asiento.
— Pensé que ya habíamos pasado, la etapa en la que no me hablabas — Escuchar eso, hace que me quede quieta, soy consciente de que ayer conecte mucho con él, fue algo extraño, pues desde hace 4 años no tenía una conversación así de la larga con un ser humano, pero lo inusual, era, que no me quería que se callara, por eso lo mande a hacerlo, cuando lo que sentía, me estaba absorbiendo tanto. No es normal que yo sienta esto, así que, mirándolo a los ojos, solo me encojo de hombro, el voltea los ojos y suspira.
Al cabo de unos minutos siento como es tocada la puerta, entrando en el recinto el chico que nos dio la entrada ayer, si no estoy mal, Thomas.
— ¡Bueno días, tortolitos! — Expresa con un notable buen humor, pero el diminutivo que utilizo para referirse a nosotros, hace que lo mire avergonzada, << Seguro piensa que somos novios >>, me gestiono por mi pensamiento y ángel se da cuenta de mi reacción.
— No somos pareja — Asegura de manera cruda y sin expresión y aunque agradezco que lo aclarara, no puedo evitar que una pequeña desilusión me abrigue, Thomas solo asiente ante la afirmación.
— Bien, les decía que ya se tienen que ir, mi turno terminó y ahora en una hora, llegara mi remplazo — Al escuchar eso, Ángel, asiente con una seriedad poco usual en él.
— Esta bien, ¿cuánto te debo?
— Nada, no te preocupes.
— Bueno, te debo una, nos vemos otro día — Fomenta Ángel, con una sonrisa, le ofrece la mano y este le sonríe.