Después de la aparición de las almas gemelas el mundo tomó ciertas medidas al respecto, al no encontrarse una razón aparente para que los jóvenes que cumpliesen los 18 años experimentaran las sensaciones y emociones de “su alma gemela” las leyes se modificaron al respecto, tanto los padres de familia como el mundo entero exigía una explicación a lo que sucedía.
El primer caso registrado o mejor dicho los dos primeros casos se dieron en los años 50, dos jóvenes de edades de entre 18 y 20 años juraban poder sentir las emociones y las sensaciones de alguien ajeno a las suyas, al principio se lo tomó como una broma, un truco barato y nadie discutió sobre el tema hasta poco después que lograron demostrarlo en un show de televisión, las pruebas eran irrefutables lo que él o ella sintiera lo sentía la otra persona “doppelgänger” los años pasaron y se creía que ese caso era asombroso y único en el mundo, apenas 5 años después se registró el segundo caso, un joven de 18 años llego al hospital con fuertes dolores abdominales se lo estudió como caso de taponamiento intestinal, pasando por apendicitis hasta un defecto congénito. Los exámenes duraron semanas sin hallar la causa del dolor, la dolencia al principio era errática se presentaba unos días para después desaparecer como si nada, pero al cabo de un mes los mismos dolores volvieron con intensidad y mostrando los mismos síntomas.
Se llegó a especular de micro tumores lo que al confirmarse lo llevarían a una serie de pruebas y análisis llegando a la cirugía, por suerte una ginecóloga pasó por la habitación del chico y al escuchar los malestares que describía aseguraba con poca confianza de que era la misma sintomatología de los cólicos menstruales, ahora la atención se centraba en una anomalía de género muy extraña.
El joven estuvo hospitalizado algunos meses bajo la lupa de científicos que trataban de hallar una respuesta a lo que parecía una nueva enfermedad congénita.
El joven fue llevado al Hospital Universitario donde sería examinado para aclarar las dudas acerca de su enfermedad, pero todo cambio un día cuando el joven se escabullo de un examen de rutina, había encontrado la cafetería y tenía algo de hambre a lo que logro conseguir un panecillo de nuez, poco después se desplomaba en el piso con síntomas de alergia, se le aplicó epinefrina inmediatamente, en su historial médico no se mencionaba ninguna reacción alérgica de ningún tipo hasta la fecha, pero era evidente que lo tenía sea por su extraña enfermedad o porque los exámenes no habían llegado a los procedimientos alérgicos.
Unos minutos después llegaba una chica con un caso severo de alergia su madre les contaba a los médicos que su hija estaba estudiando hasta que se desplomó con dificultad para respirar, mostraba la cara hinchada signos de alergia, fue cuando le administro la epinefrina, pero está surtió un efecto poco útil la alergia perduraba y se la llevó de inmediato al hospital que como debieron de adivinar era el mismo Hospital Universitario.
Nuestro paciente el joven al que llevábamos estudiando por meses nos dijo que jamás había tenido reacción alérgica hacia la nuez, en especial cuando comía sus chocolates preferidos, esta vez lo había hecho porque pudo y casi le cuesta caro.
Nadie prestó atención en las similitudes, se había producido como una coincidencia de tiempo y una alergia que cualquiera podría haber sufrido, para evitar cualquier complicación se les colocó en la zona de descanso, el joven paciente aún debía pasar por un montón de exámenes más y a la chica se le cuidaría con atención para evitar una alergia repentina a causa de algún otro factor no conocido como la que tuvo ese día.
Una noche el joven intrépido deambulaba por los pasillos del hospital, se le permitía mientras este no molestara a ningún paciente o causara algún inconveniente además se había ganado el carisma de casi todo el personal, quien diría que hasta este punto dos jóvenes desconocidos se encontrarían unidos por un mismo “destino”.
El joven había encontrado a la chica que leí un grueso libro llevado para pasar la noche ahí.
Lo siguiente que sucedió son los relatos de una de las enfermeras que había escuchado la conversación del joven travieso y la chica, mientras ella cuidaba de un enfermo en una de las camillas cercanas.
–Qué libro más grande– dijo acercándose.
–Es un libro de anatomía– respondió ella sutilmente.
–Pero es enorme, mi cuerpo no es tan grueso apenas podría entrar en la mitad de ese libro– señaló uno de sus delgados brazos –¿Tú quieres ser doctora?–
–Cuando me gradué, apenas llevo dos años estudiando medicina–
–Serás la mejor, si todo ese libro puede caber en tu cabeza claro que lo serás–
Ella sonrió.
–¿Te pasó algo? – pregunto él curioseando después de ver que no tenía algún yeso en su cuerpo o tubos que se conectaran a sus brazos.
–He tenido un shock anafiláctico fue repentino y de la nada, soy alérgica a las nueces, pero en todo el día no estuve en contacto con cualquier cosa que los tuviera, en casa mi madre se encarga de las compras y es poco probable que se le haya olvidado un detalle así, estaba sentada en mi escritorio cuando solo paso–
–Yo también– dijo asombrado el joven –yo también tuve un shock alfabético...–
–Anafiláctico– le corrigió ella con una sonrisa.