–Te dije que a la 10:30 en la puerta principal, ¿Por qué no puedes hacer caso por una vez en tu vida?– grito regaño la madre Kerrie mientras esquivaba los autos en dirección a la casa de cada una.
–No fue mi culpa la gente era un fastidio apenas podíamos movernos– se excusó.
–¿Te duele?– dijo Ana acercándose a Danna –déjame ver– se acercó a la herida en su mano –no es un corte profundo, pero tendrás que limpiarlo muy bien…–
Danna apenas escuchaba lo que decía, tenía un pitido ensordecedor en sus oídos y una imagen en su mente una imagen que reconstruía como las piezas de un puzle de un rompecabezas, la de un chico que apareció de la nada con la misma herida de ella en su mano, un millar de ideas nacieron en su cabeza, aunque la mayoría se titulaban con dos únicas palabras “almas gemelas”.
–¿Dónde demonios te habías metido?– dijo Gabriel acercándose a Liam quien llego antes ocultándose debajo de una tarima cuyo espectáculo concluyo en la tarde y que ahora estaba deshabitada.
–Trataba de que no me atraparan, en especial por esto– levanto la funda de almohada que en cuyo interior se llenaban de las cajas que debían de robar.
–Creo que tenemos un problema mayor– señalo Gabriel al lugar donde debería de estar la carpa con Zagan, sus grandullones y los demás equipos al igual que el contenedor donde los habían encerrado, pero en ese lugar no había nada ni nadie solo un espacio vacío rodeado de carpas y andamios, si no fuera por la hierba aplastada en forma rectangular se podría jurar que ese lugar siempre estuvo vacío.